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Capítulo 40
~Un amor eterno~

Miércoles, 23 de abril.

08: 28 am

Alexa.

—¡Ah! —Gimo apretando las sábanas a mis costados con fuerza.

Giro la cabeza a un lado, tratando de no ahogarme con la almohada en la cual mi cabeza reposa, gimiendo sin contemplaciones.

Cameron gruñe detrás mío, sujetando mis caderas con sus grandes manos y golpeando su pelvis contra mi trasero, enbistiendome con fuerza. Hace un movimiento circular, lento y en el lugar preciso, abriendo mi boca en un grito silencioso y ocasionando que mis ojos se vuelvan blancos de placer. Repite el movimiento un par de veces, retrasando el tan ansiado orgasmo, no solo ocasionando estragos en mi cuerpo sino en el suyo también.

Sujeta mi cabello de pronto, metiendo los dedos entre mis hebras sudadas y sueltas, jala un poco sin querer mientras retoma la velocidad de antes, empujandose y metiendo su miembro en lo profundo. Gimo con más fuerza, con la cabeza levemente estirada hacia atrás, disfrutando de sus deliciosas y delirantes embestidas rítmicas.

El choque constante de nuestros cuerpos sólo ocasiona más placer, un fetiche morboso que nos encanta a ambos, al igual que el golpe que la cama hace al impactar contra la pared frente a nosotros con cada embestida que me da.

Disfrutamos el cuerpo del otro gimiendo en voz alta, moviéndonos el uno contra el otro con pequeños besos de por medio. Perdidos en el placer que nuestros cuerpos sienten, sudando levemente y jadeando con fuerza.

De pronto mis ojos se pierden en algún punto de la pared mientras aprieto los puños y grito a causa del arrasador orgasmo, mi mente se traslada a alguna galaxia de placer cuando el calor azota mi cuerpo junto a la deliciosa corriente que me invade de pies a cabeza, ocasionando temblores suaves.

Mi cabello se ve libre, haciéndome caer directamente a la almohada, jadeando aún perdida. Mi cuerpo sensible disfruta de las lentas embestidas que Cameron me proporciona junto a sus besos en los hombros, también jadeando mientras termina de correrse en mi interior. Sus manos acarician mis muslos, caderas y costados moviéndose contra mi cuerpo, sube lentamente por los brazos hasta mis manos, las cuales aprietan la almohada como si de eso dependiera la vida, suavemente me hace soltarlo y entrelaza nuestros dedos, dándole un pequeño apretón para finalmente dejarse caer sobre mi cuerpo.

Mis rodillas se desplazan hacia atrás, cayendo mi cuerpo sobre la cama, con el suyo a mis espaldas aún con su miembro en mi interior. Por suerte mi vientre no es notorio, mucho menos molesto, por lo tanto, no lastima a Mael.

El muy maldito tiene el descaro de seguir embistiendo lentamente, jadeando en mi oído a propósito y apretando mis manos con las suyas, demostrando que aún después de un par de orgasmos sigue teniendome ganas.

—Eres tan deliciosa.—Susurra ronco dejando un beso húmedo en mi cuello.

—Ya lo hicimos tres veces, quítate. —Me quejo removiendome. —Llegaremos tarde.

Por más que la idea de hacerlo una cuarta vez suene tentadora ya es tarde, no es momento para seguir.

—Solo una vez más. —Pide moviéndose un poco más fuerte, metiéndose en lo profundo de mi cuerpo sensible.

—Ya es tarde, quítate. —Sin querer, suelto un gemido.

—Puedes quitarme de encima fácilmente, Alexa. —Gime mi nombre de una forma muy sexy. —Tu también quieres.

Alexa (2°Pt.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora