Ir a la oficina del director por quedarse dormido parecía una tontería para Ezequiel Maverick, pero todo cambió cuando se enteró del "castigo" que le esperaba y quiénes lo iban a acompañar: Greta Baker, Bowie Howard y Elena Dunne Doyle Castro. Algun...
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—Vaya —murmuró Zeke. Se sorprendió al ver como Greta tejía con tanto esmero contra su casillero y no pudo evitar reflexionar en lo que había descubierto durante las últimas semanas.
El cambio en sus facciones era apenas notable cuando Elena le hablaba. Sonreía de la misma manera, su expresión se extendía con elegancia por su rostro, pero, Ezequiel descubrió que podía percibir sus cambios menores de humor. Un par de ocasiones fue cuando Mary Ann se detuvo para echarle un vistazo detenidamente, aunque no de manera amenazante. Parecía ser un acuerdo tácito de observarse cada vez que se encontraran. Eso le hizo advertir al líder que Greta Baker disfrutaba tejiendo.
Con tan solo una semana restante para la Feria de Sustos, los distintivos para el séptimo grado se habían realizado y el pequeño adorno no pasó desapercibido. Con comentarios de Annick Doran y Clement Johnson, los tejidos de Greta Baker tuvieron más relevancia y los pedidos aumentaron. El club de Costura accedió a ayudar y fue un asunto de días para que toda la preparatoria estuviera llevando algo.
—Quedarte mirando a mi novia y a su amiga, no es lo más normal del mundo —dijo Bowie a la ligera, colocando sus manos en la cabeza de su amigo—. Estás un poco extraño, Zeke.
—¿Tú crees...? —cuestionó el aludido distraídamente mientras siguió mirando—. Solo veía cuánta pasión ponía Greta a la hora del tejido.
—¿Y eso que tiene que ver con lo que veníamos hablando?
—¿Lo dices por los disfraces? Escuché que vendrías de momia y Elena de reina faraón —se carcajeó Zeke entre dientes, clavándole una mirada a Bowie por encima del hombro—. ¿Tienes planes?
La expresión en el rostro de Bowie era divertida.
—Idiota, no des vueltas y ve al punto —revolvió sus cabellos con malicia. Zeke rezongó—. ¿No irás con alguien a la fiesta de disfraces de Mary Ann?
—Bowie —le advirtió Zeke.
—Te hago la pregunta más sencilla del mundo. Además, me intriga porque, aunque te sientes mejor con Patsy, no es lo mismo que antes —acotó su alto compañero y lanzó una risa, sus brillantes ojos castaños fijos en el muchacho con expresión ceñuda—. Eres consciente de eso.
—La perdoné por lo que me hizo ese domingo, pero no, está bien que no sea lo mismo —indicó el líder y se obligó a relajarse.
Patsy, si bien había escuchado lo que le incomodaba, estaba volviendo a organizar tiempo para ellos sin tomar en cuenta lo que él quería hacer. En esos días estaba pensando cómo volver a frenar aquello sin ser desalmado.
—¿Zeke?
—Ella me está empezando a molestar, Bowie —admitió el chico bajó con cierta dificultad, pero su interior se sintió tranquilo—. Le tengo aprecio y disfruto de pasar tiempo con ella, pero se volvió tan...
—¿Irritante? —preguntó su amigo.
—No usaría esa palabra, pero creo que sí —suspiró Zeke. Cerró los ojos por un momento y los abrió para continuar apreciando a Greta tejer con una expresión de alegría—. Quise suponer que podríamos al menos seguir como amigos, pero no. Ella no aceptará al líder de la Red.
