Ir a la oficina del director por quedarse dormido parecía una tontería para Ezequiel Maverick, pero todo cambió cuando se enteró del "castigo" que le esperaba y quiénes lo iban a acompañar: Greta Baker, Bowie Howard y Elena Dunne Doyle Castro. Algun...
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—¡Por favor! Tienes que admitir que es una buena idea.
—¡No, Zeke! Es una idea estúpida. ¿Quién te dijo que era algo brillante?
—Mmm —Bowie se acercó a Elena sutilmente. Su mirada estaba fija en sus amigos que seguían discutiendo—. ¿Deberíamos decirles...?
Su novia lo silenció haciendo un ademán con la mano. Soltó una risita.
—Deja que batallen un poco. Es divertido.
—Pero eso de que era brillante lo dijiste...
—¡Bowie, cierra tu boca por esta vez!
Él solo suspiró y continúo viendo la discusión de Zeke y Greta. Solo deteniéndose de vez en cuando para darle un mordisco a su sándwich de queso y reírse internamente. Elena tenía razón. Era divertido.
El retorno a la escuela había comenzado con normalidad para la Red y, tras el éxito de la Feria de Sustos, estaban en su mejor momento. Con los exámenes finales aproximándose, sus actividades se vieron reducidas, haciendo que todo se ajustara a reuniones breves vinculadas al río. Aunque, con las nieves acercándose, se detendría.
Pero las ideas no tomaron un descanso en la mente de Zeke, por decir menos. Después de escuchar sobre el abuelo de Greta, se había propuesto encontrarlo y gracias a Elena supo que un viaje a Maryland no tomaba más de cinco horas. Cuando descubrió que la ubicación específica era Baltimore, empezó a sentir que su idea no era absurda. De hecho, pensaba que podría resultar.
—¿Por qué no quieres ir hasta Maryland?
—Porque es absurdo. Ya te lo dije.
Pero no esperaba que un obstáculo fuera la mismísima Greta.
—Insisto, Blue-eyes. Estas fechas previas al Día de Veteranos son perfectas para verlo.
—Zeke —suspiró Greta y se cruzó de brazos sobre el pecho—. Aprecio tu amabilidad, pero es imposible, inclusive con mi tío en la ciudad. A mi madre no le interesa encontrarse con mi abuelo y ni la excusa de que deseo verlo alcanzará.
—¡No puedes rendirte tan fácil! —le reclamó él, rompiendo en frustración. No podía entender que la chica temeraria que le gustaba actuara así—. Dijiste que llegaste aquí para cambiar. Esta es tu oportunidad.
Greta de repente no puede creer su insistencia. Miró a su alrededor frenéticamente y dio un gran suspiro, cerrando los ojos.
—Gracias por recordarlo, pero esta vez no funcionará.
Zeke se carcajeó de ella con un movimiento de cejas. No podía creerlo. La miró con los ojos muy abiertos. Pasó un momento de incómodo silencio antes de que diera una respuesta.
—Dejaré que me lances algo si dices que esto es una broma.
La chica parpadeó. La sorpresa sofocó su conmoción.
