Capítulo 8: Un caso de potencial desperdiciado

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El lugar más adecuado para encontrarse a las nueve de la mañana era la tienda de comestibles en la avenida principal

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El lugar más adecuado para encontrarse a las nueve de la mañana era la tienda de comestibles en la avenida principal. Ezequiel esperó hasta que faltaban quince minutos para salir.

—¿Tienes todo en el morral? —preguntó Jane viendo al chico ajustar el cuello de su playera—. Pollito, hace calor.

—Sí, lo sé. Pero no quiero que se vea arrugado —señaló Ezequiel, echando un vistazo rápido a su bolsa—. No me falta nada.

—Bien, yo estaré viendo la novela de la tarde. El protagonista está por descubrir el plan de su esposa.

—Espero que finalmente se quede con la protagonista. No tiene que ser tan idiota en eso —rezongó Ezequiel. Incluso aunque las novelas de su abuela eran de mucho drama, las encontraba entretenidas en algún punto.

—Te diré lo que pase. Lo prometo.

Su nieto asintió y le dio un fugaz beso en la mejilla antes de salir. Un potente rayo de sol que encandiló su visión por unos instantes.

—¡Maldito calor! —se quejó Ezequiel. El día tenía una temperatura agradable y era una de las últimas olas de calor antes de que la ciudad recibiera el otoño—. Las personas que aman sudar como un cerdo deberían irse directo al infierno.

—¡Repite eso de nuevo y no te daré más barras de manzana!

Levantó la vista hacia la calle donde notó el Toyota Corolla azul con Bowie y Elena adentro. Se acercó haciendo gestos de saludos. El conductor lo devolvió de modo amistoso, mientras que la chica permaneció en silencio.

—¿Aventón? —preguntó Bowie.

—Aventón corto —contestó Ezequiel abriendo la puerta trasera y subiendo al vehículo. El motor se sacudió fuerte cuando se prendió—. ¿Pudieron avanzar? Leí las reglamentaciones, pero solo tengo algunas anotaciones.

—A mí no me hables con trabalenguas, Zeke. Mi novia se encarga de eso —explicó Bowie. Se detuvo en el semáforo y sacó la cabeza por la ventana—. No veo a Greta en la tienda.

—Quizás está del lado de la avenida. Eso no lo dejamos claro —acotó Elena. Revisó su celular en busca de alguna notificación—. No avisó que vendría tarde.

—Faltan diez minutos —objetó Zeke comprobando su bolsa. Sacó algunos papeles y se los pasó a Elena—. Hice un repaso de las reglamentaciones y la cantidad de permisos que se deben pedir. Quizás omití cosas, así que es mejor que lo verifiques.

La chica detectó la inseguridad y sintió que no valía la pena arrugar su ceño para molestar. Mientras Bowie giraba hacia la avenida principal, Elena se sorprendió del meticuloso trabajo de Ezequiel en su punteo. Eran frases cortas, con un notable cuidado de redacción y que exponían todo de forma clara.

—Zeke tú...

—¡Llegamos! —exclamó Bowie interrumpiendo. Su novia se sobresaltó un poco y notó que estaban en el estacionamiento—. ¿Quieren ir por algo a la tienda? Faltan algunos minutos.

Buscándote || Esto es crecer #1 || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora