Capítulo 31: Buscando respuestas

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Little Egg Harbor, New Jersey

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Little Egg Harbor, New Jersey. Julio de 2007.

Conectando una mirada con su hermano, Ezequiel miró el oso de peluche que el encargado del puesto les daba. Lo contempló con asombro con los ojos abiertos de par en par, pero se detuvo en el collar que colgaba del cuello, preguntándose qué era.

—¿Qué es?

—Eso es un collar para una dedicatoria. Ahí escriben a quien le dan el oso y quienes se lo dan —exclamó el encargado. Sonrió—. ¿Es para su mamá?

—Sí, señor. Nuestra madre cumple años en unos días —contestó Ezequiel.

—¡Te dije que todo iría bien! —se burló Michael—. Soy bueno en esto.

—¡Si fueras bueno, lo hubieras hecho solo! —respondió su hermano con una risita divertida—. A mamá le encantará.

—Deberíamos darle un nombre —indicó el mayor. Ezequiel asintió con firmeza y observó con seriedad el peluche.

La feria había llegado a la ciudad y un puesto de pistolas de agua tenía como premio un oso gigante. Su hermano y él lo vieron como un regalo perfecto para su madre, ya que su cumpleaños se acercaba, sin embargo, ninguno podía alzar la plataforma para conseguir el premio. Michael tuvo la idea de que se potenciarán con nada más una pistola, cosa que funciono.

—Tuvimos suerte, ¿no? Entonces que se llame Lucky —dijo Ezequiel y le dio una amplia sonrisa a su hermano—. Porque lo logramos con mucha suerte.

—El oso Lucky —señaló Michael y alzó su dedo pulgar—. Hay que buscar a los abuelos. También a mamá y papá.

—Yo iré por los abuelos —decidió el más joven.

Se separaron y comenzaron la búsqueda de su familia. Michael se dio cuenta de que se había perdido y que el oso sobre sus brazos comenzaba a ser pesado. Se detuvo contra el costado de un puesto, acomodando el muñeco para que descansara contra su espalda y así poder avanzar.

«Ezequiel está tardando en buscar a los abuelos. Ellos no estaban tan lejos» pensó, retomando su camino. No tardó mucho en hallar a su madre gracias a su distinto cabello pelirrojo.

—¡Mamá, mamita!

—¡Michael! —respondió la mujer en tono elevado. Fue rápidamente hacia el pequeño que la miraba con anhelo en sus ojos—. ¿Qué haces aquí?

—Los estaba buscando. Ezequiel fue por los abuelos —expresó él, levantando la barbilla con orgullo. En ese momento, su padre se acercó con una mirada ceñuda—. Hola, papá.

—Párate recto, Michael. No eres un hombre de las cavernas —fue lo primero que dijo su padre—. Ahora sí parece normal.

El niño obedeció sin dudar. Su madre apartó los ojos y estuvo a punto de decir algo cuando Julius le echó un vistazo a su hijo.

Buscándote || Esto es crecer #1 || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora