Paul todavía no estaba acostumbrado a esta parte.
Le emocionaba.
Miró la lista de correos electrónicos de arriba abajo (dos años y medio de correos electrónicos) y pulsó al azar en uno de ellos. Trataba sobre una parte de la legislación de la Casa del Estado de Florida que tenía que ver con las regulaciones sobre el uso de la tierra, pero por muy aburrido que fuera, todavía le enviaba microcorrientes de emoción bajabando por la nuca. Se suponía que no debía estar leyendo eso, y sin embargo lo estaba leyendo. Junto a él en el sofá, Chloe estaba pasando por otra descarga masiva. En la mesa, Sacco y Sandee estaban pasando por otras. Su Tío de los Datos en el exterior también lo tenía todo, y estaba ejecutando sus crackers de contraseñas y su software de análisis en todo.
El minucioso truco de c1sman había funcionado: eran dueños de la red objetivo y, lo mejor de todo, nadie parecía haberse dado cuenta.
No había nada en ninguna de sus vidas anteriores que se comparara con estas emociones, con este nivel de excitación. Un aspirante a artista de cómics que había tenido éxito durante la primera década de su edad adulta, con su vida ahora manchada de tinta, buscaba atención en las convenciones de cómics. Hubo un tiempo en que Paul había pensado que había llegado su gran momento cuando su amigo de la infancia, convertido en millonario punto com, le había financiado su brillante idea para un videojuego. El juego había resultado bastante bien, pero Paul había resultado por su parte ser un diseñador de videojuegos bastante mediocre, principalmente en el área del trabajo en equipo en su propia compañía. Lo habían despedido y en aquel momento de ira y desesperación había conocido a una mujer loca y ardiente llamada Chloe que le había ofrecido la oportunidad de vengarse. Siempre que estuviese dispuesto a romper algunas reglas.
Teniendo en cuenta las tramas de venganza mucho más desagradables y menos prácticas que habían estado retozando en su mente, el plan de Chloe le había parecido prácticamente razonable. Habían terminado saliendo de la reunión, donde se suponía que le iban a patear el trasero, con un cheque por 850.000 dólares. Por supuesto, las cosas se habían complicado un poco desde entonces.
Al final había perdió el dinero, a sus amigos y le buscaban las fuerzas del orden público para ser interrogado por sospecha de fraude y secuestro.
Pero había conseguido a la chica y eso valía algo. De hecho, eso lo valía casi todo. Chloe había sacrificado a sus todos sus amigos, exceptuando a Abeja, para quedarse con Paul y establecer una nueva vida juntos en Key West.
Todavía robaban a la gente, pero Paul necesitaba una buena razón, una excusa moral que le permitiera dormir por la noche. Sabía que a veces se mentía a sí mismo, pero se había vuelto muy bueno mintiendo, incluso a sí mismo. Aun así, cuando había surgido esta oportunidad de atacar a un verdadero malechor en el mundo, Paul se había emocionado. A pesar de la tensión y lo peligrosas que se habían puesto las cosas, ahora dormía mejor que en años. Bueno, dormía metafóricamente. En realidad no había mucho tiempo para dormir, pero él también aceptaba eso.
Paul abrió otro correo electrónico al azar. Una vez más, era un galimatías para él, lleno de jerga legal y conversación política interna. Era imposible que pudiera analizar algo útil en esas cosas, pero no esperaba hacerlo. Esto era puro voyeurismo hasta que los análisis llegaran desde fuera y encontraran los archivos y correos electrónicos específicos que necesitaban.
Después de haber aumentado los privilegios al máximo y completado el volcado de datos, c1sman se había derrumbado sobre el sofá en un montón de nervios deshilachados. Paul lo había enviado escaleras abajo a la Shmoocon con Abeja para divertirse y relacionarse con los amables hackers y profesionales de la seguridad respetuosos de la ley. Quería que la mente de c1sman se concentrara en lo familiar, o mejor aún, se distrayese por el enamoramiento "secreto" que todos, excepto Abeja, sabían que tenía sobre su amiga.
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El Blues del Black Hat - G33K Mafia 3 de Rick Dakan
General FictionConcluyen las aventuras de la Tripulación. Me da pena que se acaben... Si quieres saber en qué nuevo lío se meten Chloe, Paul, Abeja y Sandee (y los nuevos reclutas hácker), no te pierdas este último número.