Capítulo 25: Chloe

0 0 0
                                    

Ella y Sacco impersonaban de nuevo a Maria Lanier y Bernard Orozco, y no tuvieron tiempo para bromear o emocionarse por compartir la parte de atrás de la limusina con Ken Clover.

Ken estaba inquieto en su asiento y no dejaba de mirar el bar, pero solo eran las 10:00 de la mañana; por lo que, al parecer, al menos le quedaba algo de dignidad y autocontrol. Chloe en realidad estaba un poco decepcionada. A ella no le habría importado la excusa para echarse un trago de whisky en ese momento. En cambio, fingió jugar con su Blackberry para no tener que hablar demasiado con el hombre. Sacco se escondía detrás del escudo de su enigmática persona de Euro-farfullo, sonriendo sólo con sabia indulgencia ante todo lo que Ken decía.

En su mayoría, Ken quería hablar sobre lo jodido que se había vuelto su vida y lo ansioso que estaba por vengarse de los jodidos mamones que lo habían jodido. A Ken realmente le gustaba la palabra joder, y ahora que sentía que conocía a María y a Bernard, se sentía libre de usarla sin cesar. Le habían pagado $ 50.000 para que les presentara a Marsh, y Chloe esperaba que eso fuera todo. Pero él había insistido en escuchar lo que iban a decirle a la mujer y cómo les iba ayudar a pillar a su "enemigo mutuo". En cuanto escuchó la explicación de Chloe sobre el ficticio ejército de ataque de bots de c1sman, lo tenía vendido, fascinado con la visión de vengarse de los jodidos hackers que se lo jodieron todo. Había insistido en asistir a la presentación final con la misma Marsh ahora que su gurú de la tecnología había firmado. A Chloe no le gustó la idea, pero Paul había señalado que tenerlo en la habitación y de su lado podría contribuir en gran medida a aliviar cualquier sospecha que Marsh pudiera tener.

Tal vez fuese así. Sin embargo, Chloe sabía una cosa con seguridad: iba a enviar a Ken a casa solo en la limusina. Ella y Sacco podían tomar un taxi.

—"Ahora el asunto es," - dijo Ken. —"Emily es la vieja escuela, ¿vale? Tienen que ser totalmente amables y deferentes con ella. ¿Esos malditos amigos que tiene? Sí, sean educados. Llámenla siempre Sra. Marsh. No intenten hablar por ella. Dejen que haga las jodidas preguntas."

—"En otras palabras," - dijo Sacco en su Euro farfullo —"Cortesía común."

Ken lo miró y Chloe pensó que estaba tratando de decidir si Sacco se estaba burlando de él o no. —"Solo respétenla, ¿de acuerdo? La mujer tiene poder serio en esta ciudad."

Recorrieron el resto del camino en relativo silencio, con apenas unas pocas instancias del jactancioso Ken hablando sobre sus antiguas conexiones con políticos y estrellas de los medios de comunicación que surgían cada vez que pasaban por algún punto o bar de DC que le recordaba "aquel momento en que..."

La limusina se detuvo justo delante de la puerta de la oficina de Marsh, y el conductor les abrió la puerta cuando salieron. El interior estaba exactamente como Abeja se lo había descrito, solo que no tuvieron que esperar en el área de recepción o realizar la reunión en la sala de conferencias. El chico de recepción los condujo directamente escaleras arriba hasta la oficina de Marsh, que daba a la calle de abajo.

Emily Marsh en persona le pareció a Chloe vivaz y fuerte de una manera que sus imaginación nunca podría transmitir. Era una mujer pequeña, pero no frágil ni delicada. Su traje meticulosamente confeccionado y sus joyas sutiles pero caras representaban a la mujer poderosa y medios que Chloe había estado esperando, pero el brillo en sus ojos y la forma en que parecían lanzarse a través de Chloe y Sacco como un láser era otra cosa. Chloe se sentía como una boxeadora con el campeón de peso pesado al otro lado del ring, con todas las debilidades de su juego expuestas.

Las dos se dieron la mano sonriendo. Resultó interesante que ella saludara primero a Chloe, no a Sacco o a Ken.

—"Emily Marsh," - dijo. —"Gracias por venir."

El Blues del Black Hat - G33K Mafia 3 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora