Lenta para la ira, lenta para el perdón, así es como a Chloe le gustaba pensar de sí misma.
De acuerdo, a veces se cabreaba muy rápido, o se molestaba o se fastidiaba, pero esas sólo eran respuestas a estímulos negativos y ella hacía un buen trabajo al nunca dejar que esos sentimientos fugaces dictaran sus acciones. Pero la verdadera y honesta ira como Dios manda, eso sí era algo que podía motivar a una mujer a que se acabasen ciertas mierdas. Estamos hablando de la furia de Aquiles aquí; profundo enfado, profundo por cómo el jodido mundo te está tratando a ti o a otro. La ira que conduce a movimientos abolicionistas, a marchas por los derechos civiles, a protestas contra la guerra, a salir y cambiar las cosas para mejor (vale, sí, o para peor, pero aquellas personas no estaban simplemente enojadas, estaban enojadas como gilipollas).
Aparte de algunas ofensas muy notables y muy personales para ella y sus seres queridos, Chloe nunca se había enojado con las grandes grandes fuerzas laborales del mundo que constantemente molestaban a la gente. Encarrilar contra el huracán no era lo suyo... no había nada positivo, ningún ángulo que ella viera y que supusiera gran diferencia. Así que ignoraba esos problemas generales y se enfocaba en otras cosas. Luego apareció Paul y lo jodió todo con su fetichismo por Robin Hood y su insistencia en hacer algo bueno con lo malo. Y, maldito sea, funcionó: ella comenzó a preocuparse e incluso disfrutaba ayudando al desvalido; hizo que las victorias fuesen más dulces y los derribos más satisfactorios porque el jodido derribo realmente lo merecía. Vale, sus márgenes de ganancia eran más ajustados, pero todo eso a ella le parecía bien.
Agregaron nuevos miembros de la Tripulación y acumularon algunas hazañas encantadoras contra asquerosos promotores y banqueros y similares. Después Isaíah volvió a sus vidas y lo jodió todo una vez más. Vale, garantizado que ella había sido quien le había abordado primero, pero sólo porque estaba claro que él estaba tramando algo grande y ella no podía ignorarlo. Chloe tenía claro que al menos Isaíah y cualquier otra persona con la que trabajaba habían mordido más de lo que podían masticar. Había visto ecos de sus actividades en el área metropolitana de Miami, señales de que se habían comprometido fuertemente a una zona de operaciones lejos de su Nueva York natal. Tenía que admitir que había sentido todo tipo de curiosidad sobre lo que estaba haciendo (Paul dijo que estaba obsesionada), así que cuando ella pidió una reunión cara a cara para presentar su plan, él estuvo de acuerdo, e incluso acudió a Key West para hacerlo.
El hombre sabía hablar. No sólo hablar, sino inspirar. Y en el caso de Chloe y Paul, los inspiró al enfado. El objetivo que Isaíah tenía en mente era un conglomerado multinacional de preocupaciones agrícolas y manufactureras, que sonaba aburrido como la tierra. Pero, de hecho, esa gente eran, simplemente, esclavistas modernos. Supervisaban una red de chusma que formaba todos los eslabones de la cadena que traía al país trabajadores ilegales y sin dinero de lugares como México y China, los instalaban en campos de trabajo o en fábricas cerradas donde trabajaban por su "deuda" en condiciones no reguladas e inhumanas. Y esas eran solo sus operaciones en los Estados Unidos.
Si se miraba hacia fuera, hacia el Caribe y África, las cosas se ponían mucho, mucho peor. Esclavitud, sin siquiera la pretensión de llamarse a sí misma otra cosa.
Isaíah llamaba a este Nudo Gordiano de Maldad, El Enemigo, ya que no había una única corporación fácilmente identificable que pareciera controlarlo todo.
Isaíah y su Tripulación habían pasado casi dos años desenredando las conexiones y las influencias de control hasta que identificaron al puñado de pendejos a cargo. Ahora que los tenía, ahora que podía imponer una lista de cargos con un diccionario a sus pies, ahora estaba listo para moverse, y quería caer encima de todos ellos de una sóla vez.
Isaíah, Marco y otra personas estaban concentrando todos sus esfuerzos en los trópicos, base de operaciones para la mayoría de lo que buscaban. Pero había una pieza en el tablero instalada de forma segura en Washington DC e Isaíah necesitaba ayuda con él. Era un premio gordo, un cerdo gilipollas al que la investigación de Isaíah les daría una buena ventaja para derrotarlo.
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El Blues del Black Hat - G33K Mafia 3 de Rick Dakan
General FictionConcluyen las aventuras de la Tripulación. Me da pena que se acaben... Si quieres saber en qué nuevo lío se meten Chloe, Paul, Abeja y Sandee (y los nuevos reclutas hácker), no te pierdas este último número.