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Llegó el viernes y con él las vacaciones, Liz se levantó a la misma hora de siempre, Liam dormía a su lado, todavía estaba molesto por lo sucedido unos días atrás, pero no desistió de su idea de ir a visitar a sus padres. Cuando estuvo lista, se marchó al trabajo sin despedirse.

Shawn despertó mucho antes de que sonara la alarma, se sentía nervioso, sabía que Liz se iría a vacaciones, una idea muy loca rondaba su mente desde que lo supo, antes de que ella se fuera, debía acercarse, besarla, decirle que le atraía y que quisiera que intentaran algo más, solo le quedaba ese día. Los nervios crecían a medida que se acercaba la hora de irse al trabajo, no recordaba haberse sentido así antes cuando le habían gustado otras chicas.

Se encontraron cuando Liz estaba sentada en su escritorio, encendiendo la computadora.

— Buenos días, Shawn —saludó ella al verlo.

—Buenos días, Liz —respondió él.

Ella pensó en que estaría fuera por dos semanas y lo extrañaría, aunque no hablaran mucho, se estaba acostumbrando a su presencia, aunque no lo viera, sabía que estaba ahí, a pocos metros de distancia y eso la hacía sentirse segura. Shawn entró en el archivo y se recostó en uno de los estantes tratando de encontrar el momento perfecto para intentar lo que estaba pensando.

Después del almuerzo, cuando regresaron a la oficina, Liz notaba que algo le sucedía a Shawn, pero no se atrevía a preguntar, tal vez tenía algún problema, y ella no debía entrometerse en su vida. Se dispuso a trabajar y no pensar en él, faltaban pocas horas para el inicio de sus vacaciones.

Perdido en sus pensamientos y sin prestarle atención a los documentos que tenía en sus manos, Shawn decidió que debía hacer algo, 《ahora o nunca》 se dijo, y se asomó a la puerta.

— Liz —la llamó— ¿puedes venir un momento por favor?

Ella lo miró y asintió. Shawn se limpió las manos sudorosas en el pantalón y respiró profundo tratando de contener los nervios que amenazaban con apoderarse de él. Liz se levantó de su silla y se acomodó la falda, a medida que se acercaba, Shawn se ponía todavía más nervioso. Cuando llegó hasta él, entraron juntos en el archivo.

— ¿Qué sucede? —preguntó ella.

Antes de que pudiera arrepentirse o pensarlo dos veces, Shawn puso sus manos en la cintura de Liz, dio un paso hacia ella y la besó. Sus labios suaves tocaron los de ella, se sorprendió, pero segundos después, comenzó a mover también sus labios y puso sus manos alrededor del cuello de él.

Durante varios minutos, se olvidaron de que estaban en el trabajo y del mundo entero. Ese beso desató los sentimientos más desconocidos, el amor comenzaba a crecer dentro de ellos sin que se dieran cuenta, solo después de eso, fueron conscientes de lo que estaban comenzando a sentir.

Cuando se separaron, estaban casi sin aliento, los dos sonrieron, y se miraron.

— Para eso te necesitaba —dijo Shawn.

— Ya veo —respondió Liz.

— No podía dejar que te fueras sin haberte hecho saber de alguna manera que me gustas, estuve pensando en hacer esto desde hace varios días, pero no me atrevía.

— Regresaré en dos semanas.

— No quería esperar.

Ella levantó su mano y acarició la mejilla de él, nunca en su vida había sentido tantas cosas con un beso, Shawn era especial, estaba sacando a la luz una parte de ella que no conocía.

— Me gustas, Shawn, y creo que podría llegar a quererte mucho.

Al escuchar esas palabras, el corazón de Shawn se alegró en lo más profundo,  sentía que había encontrado el más valioso de los tesoros.

Se dieron un beso más corto y ella salió del archivo con una gran sonrisa en sus labios. Se esforzó en terminar el trabajo, aunque no dejaba de pensar en Shawn, que se asomaba a la puerta y le sonreía cada pocos minutos.

Cuando la jornada terminó, Liz se despidió del señor Harris y se fue con Shawn. Cuando entraron en el ascensor, se tomaron de la mano y se dieron un par de besos más.

Al salir, tomaron un taxi juntos para ir a sus casas, cuando llegaron a la de Liz, se dieron un largo beso de despedida.

— Disfruta tus vacaciones —dijo Shawn.

— Lo haré, que te vaya bien en el trabajo sin mí.

Ella bajó sin querer alejarse de él y lo observó sonreírle. Solo hasta que abrió la puerta, recordó la existencia de Liam, estaba como siempre, sentado en el sofá, se saludaron y ella siguió hacia la habitación sin atreverse a mirarlo demasiado. Acaba de serle infiel por primera vez y no se sentía ni un poco arrepentida, esperó a que el sentimiento de culpa apareciera y la torturara, pero no sucedió. Se dirigió al armario y sacó una pequeña maleta, empacó algunas prendas y la dejó sobre una silla. Luego salió y se dispuso a preparar la cena mientras recordaba lo sucedido unas horas atrás.

Shawn seguía sin creer que por fin había podido besarla, recordó cómo se habían sentido sus besos y sonrió. Pensó en cómo serían las dos semanas siguientes en el trabajo sin ella, comenzaba a extrañarla y se preguntaba si ella lo extrañaría también.

Mientras cenaban, Liz miraba a Liam y se preguntaba a dónde había ido el amor tan grande que alguna vez había creído sentir por él.

— ¿Ya tienes todo listo? —preguntó.

— Sí —respondió ella, cada vez le costaba más hablarle.

— Mañana nos iremos temprano, el viaje es un poco largo.

Liz se limitó a asentir y siguió comiendo, algo le decía que ese viaje a casa de sus suegros solo empeoraría la situación que ya era insoportable, aunque podía hablar con Liam durante el viaje, tenía que pensarlo, no sabía cómo decirle algo así.

Grandes cambios  || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora