20

58 7 2
                                    

Liz despertó temprano en la mañana, casi toda su ropa estaba ya empacada, pero faltaban algunas cosas, aunque no tenía mucho. Pensaba en cómo su relación con Liam se había desplomado sin que se diera cuenta, durante toda su vida había pensado que llegarían a envejecer juntos, en ese momento, le parecía casi imposible, un sueño muy lejano que ya nunca podría ser. Se levantó y preparó café, no había rastro de Liam ni de la chica. Eran casi las nueve de la mañana, tenía tiempo de sobra para organizar todo. Se duchó y se vistió con ropa cómoda, luego comenzó a caminar por todo el apartamento revisando si olvidaba algo. 

Era casi el mediodía cuando Liam llegó, venía solo, y al ver las maletas de Liz en la sala, se quedó como sorprendido. 

— ¿Ya te vas? —dijo, y era la primera vez en días que le hablaba en un tono normal sin agresividad. 

— Sí —confirmó ella sin atreverse a mirarlo, esperaba que de nuevo tuvieran una discusión, no se atrevía a decir nada más, se preguntaba qué habría pasado con la chica, pero no iba preguntarlo directamente. 

Él se limitó a asentir, caminó hacia la cocina y se sirvió un vaso con agua. Liz recibió un mensaje de Julia informándole que iba en camino. Mientras la esperaba, se sentó en el sofá, quería decir tantas cosas, pero no sabía cómo. Estaban a escasos metros de distancia, pero ya nada los unía, era como si no se conocieran, como si no hubieran estado juntos durante todos esos años. Liam se sentó junto a ella en el sofá y habló sin mirarla y sin que ella lo mirara. 

— Solo quiero decirte que, siento que todo haya acabado así, que hayamos dejado de amarnos. 

— Yo también lo siento, y te agradezco por todo lo que en su momento hiciste por mí, sé que te debo mucho y no voy a desconocer eso.

— Gracias también por todo. 

— Gracias Liam. ¿Puedo preguntar qué ocurrió con la chica de anoche?

— Ahora está donde una amiga, estamos pensando en qué hacer con este problema. 

Suspiró apesadumbrado, a simple vista, Liz podía ver su preocupación. Muchas veces habían hablado, y ninguno de los dos quería tener hijos, se preguntaba qué haría Liam, si se haría cargo del bebé que esa chica esperaba. Llamaron a la puerta, Liz se levantó casi de inmediato, muy seguramente, se trataba de Julia, así era, estaba junto a su esposo, se saludaron, saludaron a Liam y entraron por las maletas. Había llegado el momento de la despedida, a pesar de que ya no hubiera amor entre ellos, seguía siendo algo muy duro. Julia y su esposo bajaron con las maletas y los dejaron a solas. 

— Creo que ya no hay más que decir —dijo Liam— solo que espero que te vaya muy bien de ahora en adelante. 

— También te deseo lo mejor, y una vez más, gracias por todo. 

Se dieron un fuerte abrazo, el abrazo que no se daban desde hacía meses. 

— Adiós Liam. 

— Adiós Liz. 

Ella lo miró por última vez llena de nostalgia y a punto de llorar. Luego, caminó hacia la puerta sabiendo que no volvería jamás. Mientras bajaba en el ascensor, se permitió llorar por lo que habían llegado a ser, lo que ya nunca más serían. Por primera vez en el día, pensó en Shawn, se preguntó qué estaría haciendo y cómo serían las cosas entre ellos desde ese momento.  No habló ni una sola palabra en todo el viaje, que duró casi media hora. Al llegar, vio que era un barrio bonito, una casa de dos pisos pintada de blanco y con un hermoso jardín en frente, parecía ser muy acogedora. Los padres de Julia salieron tan pronto los vieron llegar, Liz bajó del auto y ellos la recibieron con los brazos abiertos. Los invitaron a pasar y los condujeron a una habitación del segundo piso, había una cama bastante grande,  frente a ella estaba el armario y un baño pequeño. Dejaron las maletas sobre la cama y Liz y Julia se quedaron a solas para organizar la ropa en el armario. 

— Veo que está siendo muy duro para ti —comentó Julia mientras sacaba unos ganchos del armario. 

— La verdad sí, aunque ya no hubiera amor, llevábamos demasiado tiempo compartiendo juntos. 

— Estarás bien. 

— Lo sé, finalmente ya no podíamos continuar juntos. 

Liz decidió contarle a su amiga lo sucedido la noche anterior con aquella chica, aún seguía sorprendida, pero esperaba que ella estuviera bien. En muy poco tiempo, su vida había cambiado de una forma radical, su relación había terminado y estaba viviendo en otro lugar. 

Shawn estaba en casa de sus padres, no había hablado con Liz, pero sentía unos enormes deseos de ir a verla. Después del almuerzo, decidió ir hasta su casa e invitarla a salir a alguna parte. Tomó prestado el auto de su padre, prometiendole que lo cuidaría y se lo devolvería esa misma noche y se dirigió a su casa. Cuando llegó, dio dos golpes suaves en la puerta,  poco después, la puerta se abrió y se encontró frente a frente con Liam. Ninguno de los dos sabía de la existencia del otro, así que se miraron extrañados. 

— Hola —dijo Shawn— estoy buscando a Liz. 

— Hola —dijo Liam— lo siento, pero ella ya no vive aquí, se mudó hoy. 

Los ojos de Shawn miraron hacia adentro, había una chica pelirroja sentada en el sofá, se preguntó por qué Liz se había mudado y no le había comentado nada, cuando se vieran en el trabajo, le preguntaría. 

— Gracias, disculpa las molestias —dijo y se marchó a casa de sus padres de nuevo. 

Grandes cambios  || Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora