"Knock, knock, abre las puertas de tu corazón" 《 ᴇᴜɴꜱᴀɴ》《 ʜʏᴜɴɪɴ》《 ʜʏᴜɴꜱᴀɴ》

C.36 "Planes"

La vida era así, con sociedades individualistas y doble moral, con prejuicios antiguos, con muchas personas infelices dispuestas a bajonear a quienes estuvieran alegres.

Las personas jamás entenderían por completo los sentimientos y emociones de los otros, porque simplemente no eran ellos y la empatía no siempre está presente.

Sanha comprendía que vivía en un mundo cruel y cerrado, tal y como le había dicho Eunwoo, pero él de verdad deseaba con el alma que todo eso cambiara poco a poco y que a las futuras generaciones no les hicieran el daño que sufrieron las pasadas y las heridas que estaban marcando a los del presente.

Un mes exactamente había pasado desde los acontecimientos con las gemelas locas, los habían llamado para atestiguar contra ellas y decir detalles de lo que habían recibido y la manera en qué lo hicieron.

Finalmente, fueron encerradas en un centro psiquiátrico, que Eunwoo se ofreció a pagar, con tal de que jamás las dejaran salir de él, y Hyunjin se unió pagando la mitad.

Los cuatro solían salir demasiado juntos, en Internet había muchísimas fotografías de ellos compartiendo en restaurantes, parques de diversiones, en la calle, tiendas de ropa, etc. Eran la sensación de parejas del Kpop.

Ese día en específico, Jeongin estaba con Sanha, ambos habían quedado en ir a buscar algo de ropa para invierno.

- Hyung. —Lo llamó Jeongin sentado en una banca.

- ¿Mmm? —Dejó de beber su café.

- ¿Cuándo tienen la fecha de su boda tú y Eunwoo hyung? —Preguntó mientras jugaba con sus manos.

- Aún no nos hemos decidido ¿y ustedes?

- No, tampoco... estaba pensando y... ¿qué te parecería hacer nuestras bodas juntos?

- ¿Eh? ¿¡En serio!?

- S-sí... bue-bueno, si ustedes quieren. —Las mejillas del menor se colorearon rojas.

- ¡Yo encantado Jeonginnie! —Sanha le tomó las manos, no podía contener la emoción de pensar en eso—. Pero, primero debo hablarlo con Nunu.

- ¡Claro! ¡Sí! Habla con él y me dices su respuesta, ojalá que diga que sí. —Mostró una sonrisa de oreja a oreja que enterneció a Sanha, despeinándole el cabello al castañito adorable.

Terminando con las compras, se fueron al encuentro de sus hermosos prometidos para comer todos juntos.

Entraron al restaurante y se sentaron, ordenaron un par de espaguetis y alitas picantes, también Soju y algunos refrescos en caso de que alguno no quisiera beber alcohol.

Platicaron un poco sobre sus días por separado y finalmente llegó la comida. Ellos acostumbraban a comer en silencio, así que durante ese momento ninguno mencionó gran cosa, se dedicaron a disfrutar de la comida nada más.

Sanha estaba pensando en la idea de Jeongin y no dejaba de pensar que era una idea estupenda, definitivamente quería hablarlo con el azabache de su vida.

Una vez terminando de comer y en espera del postre siguieron con más platicas triviales.