Mockups hechos por EditorialLatina
¿Quién creería que han pasado dos meses? Sí, meses de paz interior y a la vez caos absoluto. Volviendo a la vida de la que ya me había desacostumbrado por completo, y aunque no lo hubiése querido, seguir actuando como la hija perfecta cuándo no lo soy ni un gramo.
Mientras que mi compañera de dolor por éste tiempo, Kim, está feliz con su novio, yo muchas veces pasaba las noches en vela llorando y al día siguiente, a volver a fingir que estaba bien. Con muchas ganas de buscarlo y decirle.
Vamos, duerme conmigo. Te perdono todo el daño y las lágrimas que causaste en mí.
Meses viéndolo a la hora de la cena, y tratar de no mirarlo a los ojos. Evitándolo por los pasillos de la casa, y rezar por no verlo en la cocina mientras lavo los trastes. Quedándome prácticamente sin respiración al verle llegar en su moto, sin saber de dónde viene y muriendo de celos por cosas que mi mente imagina.
Extrañarlo no mata, pero es una tortura.
Pero no, es más que éso. Porque a día de hoy entiendo que la culpa no la tiene él, sino yo por esperar tanto de él. Por creer que iba a poder cambiar a alguien que no estaba dispuesto a dejar atrás a sus demonios, por mí.
Ahora lo entiendo.
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