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Les agradecería que escucharan ésta canción a la vez que leen, yo al escribirla la oí, así que será una mejor forma de que sientan el capítulo en sus corazones.

Before you go.

Día siguiente.

Hoy es noche buena, pero no diré que me levanté por éso porque estraría mintiendo, fué por las irresistibles oleadas de aire frío que entraban por mi ventana. Sí, en éstas épocas hace mucho frío, tanto que tus labios pueden llegar a tiritar sin control absoluto de ellos.

Me estiré y de inmediato me dirigí a la ventana para cerrarla.

—Madre mía —qué alivio el calorcito que se quedó en la habitación. Si fuera pequeña iría corriendo al árbol de navidad para ver los regalos pero, no lo hago porque siempre están debajo de nuestro pino con nieve falsa el veinticinco de diciembre, es decir mañana.

Sin darme tiempo a ir al baño y hacer allá todas mis necesidades, mi celular comenzó a sonar. Y al verlo me dí cuenta de que tengo un mensaje, y que ahora mismo Eduard me está llamando.

Llamada telefónica.

—Cariño —me dice—. Feliz noche buena.

Habló de lo más entusiasmado.

—Gracias Edu, igual para tí —hice una pausa corta—. No te había llamado porque literalmente me acabo de despertar.

—Te debes ver hermosa.

—Gracias.

—Te quería preguntar algo, también.

—¿Qué pasa?

—A ver, no sé cómo decírtelo —se quedó algunos segundos callado—. Quería preguntarte si puedo ir hoy a la cena con tu familia, y ahí puedes presentármelos y decir que soy tu novio.

—Ah... —me quedé un poco sin qué decir.

—No es una exigencia, sólo me hace un poco de ilusión.

¿Qué hago? La verdad meterlo a él y a Jason en la misma casa, frente a frente viéndose las caras y cenando en la misma mesa, no es el mejor plan ahora mismo, de éso estoy consciente. Pero también debo saber que si estoy dispuesta a tener algo en serio con Eduard debo tratarlo como tal, presentarlo como mi novio delante de todos, quizás ése sea otro paso para dejar atrás a Jason.

—Tranquilo, por supuesto que puedes venir, Edu.

Desde el otro lado del teléfono escuché su grito de emoción, fué tan alto que tuve que separar el celular de mi oreja mientras reía.

—¿A qué hora debo estar allá?

—A éso de las 9:00 p.m.

—Bien, entonces nos vemos en la noche.

—Hasta la noche.

—Te quiero, —yo sólo me quedé en silencio y, sin siquiera pensar en mi reacción, colgué el teéfono sin responder.

Horas más tarde.

En mi closet busqué un vestido para ponerme hoy, no tengo tantas opciones así que opté por usar uno de color blanco con un bordado muy elegante y sofisticado. De mangas largas con lazos a la altura de la muñeca, algo que me gusta mucho. Su falta es un poco suelta, no pegada al cuerpo y la prefiero así para sentirme más cómoda y a gusto con el vestuario. Además, da un estilo un poco más juvenil y cotidiano a tanta formalidad y etiqueta que, definitivamente, no va conmigo.

INDEBIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora