Estaré para tí.
Atenea Weller.
Lunes, 10:45 a.m.
—¿Sabes cuál es la solución? —Pregunta Kim, antes de que los chicos regresen de la cafetería.
—Ir a otro bar, definitivamente no.
—¿Cómo sabías que diría éso? —solté una pequeña carcajada— De todos modos, es la única forma para que despejes.
—Sí, claro, como el viernes. Despejé de lo mejor, sólo que con un pequeño detalle, —la miré seria— Que Jason me vió besando a Eduard.
—Ay, perdón.
—Igual se lo merecía.
Ella asentió y luego soltó un suspiro— Tengo una idea.
Dí un pequeño golpe en mi frente con la palma de mi mano —Oh no.
—Le puedes decir a tu padre que irás a mi casa a dormir, y en vez de éso nos vamos de fiesta, —yo iba a irrumpir pero no me dejó— Así no podrá decirle a Jason que te vigile.
—Kim, prefiero no ir a ningún sitio.
—Ash, claro. Tú quieres seguir en casa como una tonta viendo a Jason, y sin saber si cuando no está en casa puede estar cogiendo con la Hannah ésa, o quién sabe con quién más.
¡Ah! Ésta chica sí que sabe como hacerme enojar, aunque tiene toda la razón y no estaría mal irme otra vez de fiesta. Aunque me gustaría que ésta vez sea sólo con Kim, no quiero pasar un rato incómodo o que Edu quiera besarme otra vez.
—¿Por qué siempre me convences? —Ella sonrió y me dió un beso en la mejilla— pero me gustaría que fuéramos sólo tú y yo.
—Bien, no hay problema entonces.
Solté una última risa antes de que los chicos regresaran.
—Toda una fila y no quedaban hamburguesas. —habló Alex, y con bastante enojo.
Kim y yo no pudimos evitar reírnos.
—Ey Atenea, —me habló Edu, yo lo miré de inmediato— ¿Podemos hablar un segundo?
Solté un suspiro y me levanté del banco en dónde estaba. Desde tenprano lo estaba evitando porque mis ganas de hablar de aquello son muy nulas, pero creo que merece una explicación y que éste tema se aclare. Además, somos amigos no puedo estar todo un año evitándolo.
Los dos nos apartamos un poco de los chicos, y antes de yo poder decir nada él habló.
—Quería que habláramos del beso... —Vaya, en otra situación me daría nervios, pero tengo tanta confianza con él que éso no me ocurre.
—Lo sé, Edu... —hice una pequeña pausa— ¿Qué me querías decir?
—Sólo te quería preguntar cómo quedamos.