16

839 49 25
                                    

Eres lo que más amo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eres lo que más amo.




Las notificaciones que llegaron a mi celular me hicieron abrir los ojos y pegar un pequeño salto en mi posición habitual para dormir: boca abajo.

Pasé mi mano derecha por la mesita de noche sin mirar, pero con el objetivo de encontrar mi celular por algún lado.

—Oh, sí —casi gemí a penas lo encontré y lo acerqué a mi cara. No pude contener la sonrisa que formó en mi rostro a penas ví que los mensajes eran de Jason.

Mensajes de texto.

Él: Buenos días, Diosa. ¿Ya estás despierta?

Él: Vale, ya sé que no :)

Él: Sólo avísame cuando vayas a ver a Eduard, por favor.

Con una sonrisa tonta en el rostro comencé a escribir una respuesta.

Yo: Recién me levanto, así que más o menos en treinta minutos iré a hablar con él.

Él: ¿Irás en taxi?

Yo: No, a pié.

Él: si quieres yo te llevo.

Yo: Creo que será mejor que yo vaya sola, si se ven puede que las cosas se empeoren. ¿No te enfada, no?

Él: No te diré que me pone contento que vayas a hablar con ése tipo sola, porque te estaría mintiendo. También me da celos, no te lo voy a negar.

Si yo estuviera en su piel también me pondría celosa. Que la persona que quieres y que te acabas de reconciliar tenga que ir a hablar con "actual novio" para terminar con él, estando a solas en su casa es motivo suficiente para celar, pero tiene que confiar en mí y se dará cuenta que todo saldrá bien.

Yo: ¿Confías en mí, Jason?

Él: Más de lo que te imaginas, Diosa.

Yo: Bien, entonces no hay de qué preocuparse :)

Él: Si a última hora necesitas que te lleve a casa, me llamas sin dudarlo ¿okay?

Yo: Okay, te amo.

Él: Te amo, Diosa.

Con una sonrisa en el rostro salí del chat con Jason y levanté mi cuerpo de la cama sacando fuerzas no sé de dónde, estoy demasiado cansada y ni siquiera sé porqué. Mis músculos están tensos y pesan.

—¡Mika! —grité desde el borde de mi cama provocando que ella se levantara de la suya y corriera hacia mí—. ¿Y si me llevas? —pasó su lengua por mi mano y no pude evitar reírme— hoy será un día difícil.

Solté un suspiro cargado de: fuerza, Atenea.





***





INDEBIDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora