Capítulo 9

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—Ven, entra en ese callejón y ponte la ropa de mujer— me dijo, ambos estábamos cansados de tanto correr.

—Bien, pero déjame cambiarme.

—Si, yo iré y los alejaré de ti.

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—Encontraron alguna pista sobre el paradero de la princesa?— preguntó el príncipe.

—No, alteza, al menos no desde ayer que a usted le pareció verla en la casa de cortesanas— respondió el general real.

—Bueno, sigan buscando.

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—Qué?!

—La princesa escapó, alteza. En realidad se la llevó un hombre, creo que ese hombre se enamoró de ella mientras la veía bailar— mencionó el Ministro de Derecha.

—La princesa se convirtió en una gisaeng?— dijo burlonamente la reina.

—Así parece, alteza.

—Sabía que no era digna de su posición.

—Alteza, debemos encontrar a la princesa, antes de que sea demasiado tarde.

—Demasiado tarde para qué?— preguntó el príncipe heredero, quien entró por sorpresa al palacio de la reina.

—Lo que él Ministro trata de decir es qué debemos encontrar a la princesa heredera antes de que pueda salir herida— se excusó la reina, sin ningún rastro de nerviosismo, mientras que el Ministro tenía cara de haber sido descubierto.

—Entiendo su preocupación Ministro y la de usted también alteza.

—Qué le trae a mis aposentos sin aviso previo, príncipe?

—Vine a ver como se encontraba de salud, ya que tubo emociones fuertes estos días, alteza.

—Me encuentro bien, príncipe.

—Entonces me retiro, madre — hace una reverencia y se va.

—Debemos ser más cuidadosos, alteza.

—Manda a todos los hombres disponible y que busquen a la princesa, a ese hombre también y esta vez asegúrense de que no vuelva a escapar.

—Si, alteza.

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—Gracias por dejar que me quede en tu casa, pero creo que debería irme a la mía.

—Ya es tarde, mañana temprano te llevo a tu casa.
Ma Rie?

—Si?

—Por qué tienes un rodete y usas una orquilla?

—Ahh, es que estoy casada, por eso no puedo ser tu prometida.

—No sabía que te habías casado.

—Si, fue hace un tiempo.

—Bueno, descansa.

(Al día siguiente)

—Debo irme, antes de que mi familia se preocupe más por mi.

—Te acompaño.

—No gracias, has hecho mucho por mí, Hwan Tae. Adiós.

—Adiós.

....

—Alto, quién es usted?— me preguntó un guardia de palacio.

Soy La Princesa HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora