Capítulo 40: Alternativo

60 4 1
                                    

Pensé que hoy sería un día como cualquier otro, me contrataron para llevar a una joven señorita, seguramente es igual a las demás, que miran con indiferencia a los que son más débiles que ellas.

—Disculpen la demora, se me hizo un poco tarde mientras buscaba algunos libros —dijo ella con una sonrisa. Su rostro era angelical y tenía una suave voz, su sonrisa iluminaba todo a su alrededor, por un momento pensé que estaba viendo a un hada.

Ella se subió cuidadosamente al palanquín y la llevamos hacia su destino, durante el camino no pude quitar su sonrisa de mi mente.

Pasaron un par de horas desde que ella había ingresado hacia aquel lugar, nos dijo que fuéramos a descansar mientras ella estaba ocupada.

Los muchachos y yo fuimos rápido hasta donde estaba ella, pues no queríamos hacerla esperar, aunque creo que llegamos un poco antes, ya que tuvimos que esperla unos minutos.

Mientras la esperaba, vi a un hombre intentar golpear a una mujer plebeya, no me detuve a pensar en los problemas en los que podía meterme, actúe sin pensar y fui a defenderla, pero eso hizo enojar al hombre, justo cuando pensé que iba a golpearme, la joven señorita apareció y se puso delante de mí para protegerme.

Ningún otro noble se había tomado el tiempo para defenderme, normalmente los nobles miran o son ellos los que incluso me golpean, pero ella me protegió aún sabiendo que podría salir herida. En ese momento sentí algo extraño dentro de mí, un sentimiento que no había sentido antes, admiración? Estima? Respeto? Lealtad? Cariño?... Amor? No sabía cómo llmra a este extraño pero acogedor sentimiento.

La llevé de regreso a su casa y en todo el camino no pude dejar de pensar en ella, ni siquiera al día siguiente o el día después de ese, no podía pensar en nadie más que no sea ella. Cuando me di cuenta, ya estaba enamorado de ella, estaba tan enamorado que me armé de valor y fui hasta su casa para poder pedirle a su padre que me dejara cortejarla.

—Señor Park, disculpe que lo moleste, pero debo hablarle de algo muy importante —dije firme y decidido.

—Es sobre mi hija? Ha estado llendo a lugares que no debe? Se ha estado viendo con hombres? O hay algún joven que la esté pretendiendo? Habla muchacho, no me dejes con la intriga.

—No, señor, nada de eso. Su hija es una joven señorita muy respetable y no haría nada para perjudicar el honor y la dignidad de usted y de su familia —respondí rápidamente.

—Entonces qué es lo que quieres decirme?

—A mi me gustaría... Me gustaría que me permitiera cortejar a su hija —hablé un poco nervioso. El rostro del señor Park no se inmutó, permaneció serio y frío hasta que me empezó a mirar fulminante.

—No puedo hacer eso, agradezco que hayas venido a pedirme permiso, pero no voy a dejar que el prestigio de mi familia, que me costó mucho recuperar se dañe por un plebeyo como tú. Ya he pensado en un esposo para mi hija, desde ahora estas despedido, no quiero que mi hija se entere de esto, con lo considerada que es seguramente se sentirá mal por ti.

—Pero señor, si tan sólo me diera una oportunidad, por favor, yo en verdad amo a su hija —el señor Park me ignoró por completo y se fue, luego sus sirvientes llegaron para sacarme de su casa.

El señor Park no quería que me acercara a su hija porque era un plebeyo. Creo que es momento de que vaya a hacerle una visita a mi tío.

Me vestí lo mas formal que pude y fui a al palacio, pedí una audiencia con el rey pero me ignoraron. Esperé y esperé hasta que cayó la noche, estaba por irme, pero la reina madre salió del palacio.

Soy La Princesa HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora