15. ¿Es sólo deseo o algo más profundo? (1° parte)

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Gèrard:

Los siguientes días fueron una completa tortura para mí. No sólo verla en clase, sino tenerla en los ensayos me estaba matando. Tenerla con tan poca ropa y hacer una pieza en la que había mucho roce me estaba volviendo loco. Ansiaba tocarla y besarla hasta desgastar nuestros labios.  Lo peor de todo era que ella no parecía darse cuenta de lo mucho que me estaba costando controlarme, sobre todo cuando la tenía tan cerca que nuestros alientos se entremezclaban.

La señora Forest se había mostrado muy contenta cuando le habíamos comentado que habíamos decidido participar en el concurso universitario y desde aquel mismo instante no nos había dado tregua. Era muy estricta con nosotros y siempre resaltaba nuestros fallos. No sólo eso, nos quedábamos una hora más para practicar y hasta que no se quedaba satisfecha con nuestro trabajo no nos dejaba en paz.

Un día, nuestra instructora de baile reunió a todo el equipo y me sorprendió el hecho de que nos anunciara que mi hermana Amaia vendría al estudio para darnos una clase. Ella era una bailarina reconocida en todo el país y ahora estaba preparándose para su debut en Broadway. Me sorprendió que ella no me dijera nada al respecto.

- Quiero que todos seáis respetuosos con ella. Amaia ha reorganizado su agenda para daros esta clase. Espero que os portéis como nunca.

Eso estaba hecho.

Sin poder evitarlo, miré a Anne. Ella estaba emocionadísima. Por lo que sabía, era muy fan de mi hermana y desde pequeña la había idolatrado. Era curioso que Amaia volviera a darnos clase transcurridos unos años.

Unos minutos después, mi hermana entró y se adueñó de la clase. Llevaba ropa cómoda, de la marca que había fundado hacía unos años y que la gran mayoría de mis compañeras usaba, entre ellas Anne. Su pelo estaba recogido en su habitual moño y llevaba puesta la mirada estricta que tanto la caracterizaba. Sabía por experiencia propia que mi hermana mayor nos iba a hacer sudar la gota gorda.

- De entrada, estoy encantada de la oportunidad que la señora Quinn Forest me ha dado. Os aviso que llevo un tiempo sin dar clase, así que es probable que me pase de dura. Quiero empezar viendo el calentamiento.

Mientras estirábamos, pude observar cómo Anne hablaba con una de sus amigas, aquella chica de piel oscura que tanto talento tenía. Tuve el privilegio de tener una vista espectacular de su trasero.

- Adoro los trabajos que ha hecho Amaia ---dijo Sam sacándome de mis pensamientos.

La miré. Llevaba el pelo recogido en un moño tirante y una camiseta de la marca que mi hermana había creado. Hice esfuerzos sobrehumanos para no torcer el morro con desagrado al ver que se había subido la camiseta a propósito para que le viera su vientre plano.

- Sí, es una bailarina increíble.

Lo confieso, estaba siendo un borde con ella. Sentía tratarla así, pero es que no podía quitármela de encima. No quería lastimar sus sentimientos diciéndole que no me caía del todo bien. Además, había sido consciente de la gran cantidad de miraditas de autosuficiencia que lanzaba al resto de sus compañeras y como de vez en cuando soltaba algún comentario fuera de lugar, hiriente y lacerante.

- Me encantaría tener las oportunidades que ella tiene. Seguro que ahora lo tiene más fácil para brillar.

Hice una mueca.

- Ella tiene que trabajar muy duro para conseguir las oportunidades que tiene.

Los ojos azules de Sam se clavaron en mí. En su rostro de porcelana se dibujó un interrogante.

- ¿Cómo lo sabes?

Moví ligeramente los hombros.

- Amaia es mi hermana mayor. Además, sé lo duro que es el mundillo del baile cuando es tan pequeño y hay tanta competencia.

Perfecta Sincronía || Gèrard y AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora