3. La familia

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Gèrard:

La mañana del jueves se presentaba movidita. Mamá debía estar en el centro educativo a las ocho y media para una reunión, Mai no tenía que ir hasta las nueve y cuarto, así que me ofrecí para llevarla a clase. Yo no entraba a clases hasta las diez y me estaba haciendo el remolón en la cama hasta que escuché el follón que estaban montando las dos mujeres de mi vida

No veáis lo complicado que era compartir un sólo cuarto de baño con dos mujeres, y eso que a Mai no le gustaba arreglarse demasiado. Mamen podía tirarse sus buenos veinte minutos para prepararse. Mai necesitaba también su tiempo. Y como único hombre de la casa me tocaba aguantarme, ¡qué remedio!

- ¡Vamos, mamá! --- grité mientras aporreaba la puerta del baño cerrada a cal y canto.--- Necesito usar el baño con urgencia.

- ¡Dame cinco minutos!

Uf. Sus cinco minutos podían ser perfectamente diez o quince.

Resignado, me fui a la cocina y comencé a preparar el desayuno. Mamá no había salido del baño cuando una somnolienta Maialen entró en la cocina con una camiseta de One Direction y con unos de mis calzoncillos puestos. Siempre dormía con ese curioso atuendo.

- Buenos días, sardiniti. ---- la saludé con cariño. --- ¿Preparada para tu gran día?

- No lo sé, ¿y si no consigo encajar?

Me acerqué y la rodeé con mis brazos en un cálido abrazo. Estaba preocupada y no entendía el porqué. Mamen había hecho muchísimo esfuerzo para que Mai pudiera empezar de nuevo sin que la juzgaran por su pasado.

- Encajarás, estoy seguro. Eres muy especial y todos sabrán verlo

- Eso sólo lo dices porque eres mi hermano y me quieres.

Le besé la mejilla.

- Te equivocas. No tendrás ningún problema. Eres lista, guapa y muy majica. Seguro que triunfas.

Sonrió y en su rostro se formaron dos pequeños hoyuelos. Sus mejillas se sonrojaron. Era preciosa.

- Sólo quiero encajar, hacer amigos. En el anterior centro siempre estaba sola. --- Sus ojos se apagaron y quedaron tristes. Apreté los puños de impotencia. Esta chica lo había pasado fatal todos estos años. Ya era hora de que todo mejorara.

- Eso no quiere decir que aquí vaya a volver a pasar. Yo fui de casa de acogida en casa de acogida hasta que di con Mamen. Era un niño muy triste y con mucha rabia que se portaba fatal con todos. Más tarde, conocí a mucha gente e hice amigos. A muchos los perdí al mudarme, pero eso es otra historia.
Lo que quiero decir es que yo también pasé por algo parecido. Y ahora tengo un grupo de muy buenos amigos.
Esto mismo te pasará a tí, vas a dejarles patidifusos --- Le envolví entre mis brazos y besé su frente.

- Te quiero, Gèrard. Eres el mejor. --- sonrió y yo me vi cegado por la luz de su sonrisa.

- Tú sí que eres la mejor. Y ahora, vamos a prepararnos o llegaremos tarde.

Terminé de preparar el desayuno y cuando ya lo estaba sirviendo, mamá entró tan enérgica como siempre. Detrás venía Mai con su vestido de flores favorito y el pelo perfectamente peinado.

Los tres desayunamos juntos conversando y bromeando juntos. Yo empecé a picar a Mai y ella me siguió el juego.

- !Los dos, parad! ¿O queréis que os castigue a uno sin conservatorio y a la otra sin ir a fútbol?

Los dos paramos al instante.

Para mí la música era algo esencial. Mi madre biológica me enseñó a amarla. Ella fue una gran cantante en su momento. La mejor según papá. Ella tocaba y bailaba para mí, yo sólo la imitaba (llevaba sin bailar desde que iba a clases con Anne). Con el tiempo me di cuenta de que no eran artes que muchos chicos practicasen. Hubo un tiempo en el que los chicos me tachaban de ser homosexual. No, una cosa no tenía que ver con la otra. Ni de lejos.

Perfecta Sincronía || Gèrard y AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora