Anne:
Durante la clase del viernes Jesús no había dejado de mirarme y eso me estaba poniendo de los nervios. Joder, ¿qué estaría pensando aquel ser grotesco? ¿ Por qué me miraba tanto? ¿Se me habría corrido el maquillaje? Intenté ignorarle, pero era casi imposible hacerlo cuando sentía sus ojos clavados en mí como llamas abrasadoras.
Hora tras hora intenté no hacerle caso, pasé de él como siempre hacía. Evi y Gè parecían no haberse dado cuenta de ello, puesto que ambos estaban muy centrados en lo que se nos estaba explicando. Cuando llegó la hora del descanso, ya no pude soportarlo más y compartí mis sensaciones con ellos dos.
- Ostras, pensaba que era la única ---fue el comentario de mi amiga.
- ¿De qué habláis? ---preguntó, en cambio, él.
- Te juro que llevo las tres horas de clase en tensión por su culpa ---me expliqué---. No ha dejado de mirarme.
Eva arrugó el morro.
- No debes preocuparte. Seguro que se aburre como una puta ostra y solo quiere molestarte. Ya sabes que esa es su especialidad.
Pero yo no podía estar tranquila sin saber por qué narices no dejaba de mirarme. ¿Acaso tenía monos en la cara o qué?
- Eva tiene razón. Seguro que si te mira es porque se aburre.
- Pero me pone nerviosa. Siento que soltará otro de sus comentarios tontos y que intentará ridiculizarme como hace siempre ---objeté. Le di un mordisco fuerte a la manzana que había traído como aperitivo para picar entre horas.
Habíamos salido al pasillo porque no me apetecía pasar la media hora que teníamos libre encerrada. Fuera llovía a mares y hacía un frío de narices. Sólo aquellas personas que fumaban salían. No os voy a mentir, en mi época macarra probé el alcohol y el tabaco y este último lo detesté. No me gustaba para nada el sabor de boca que te dejaba ni el aliento asqueroso. Por eso, tenía vetado salir con una persona que fumara.
- Pues no deberías. Seguro que lo hace para molestarte, porque sabe que odias ser el centro de atención ---recalcó mi amiga.
Bufé.
- No mires, pero viene por el pasillo y no deja de mirarte ---añadió ella y yo me puse tensa de nuevo. Lo que me faltaba.
Cuando su grupito de niños guays llegó hasta donde estábamos nosotros, sentados en un banco que había en el pasillo, aprecié cómo los ojos celestes de aquel chico se clavaron en mí como dagas. Intenté hacer caso omiso y esbozar una sonrisa como si lo que me hubiese dicho Eva fuese la cosa más interesante que había escuchado en mi vida. Cuando por fin entró en el aula, me relajé y destensé los hombros.
- Eso ha sido muy raro. ¿Por qué te mira tanto? No es normal. ---Mi amiga estaba tan desconcertada como yo. Ojalá supiera la razón de ello.
Pronto tuvimos que volver dentro de clase y solté un suspiro apenas perceptible en cuanto fui consciente de que el muy capullo de Jesús me seguiría observando durante la última hora que me quedaba. Genial, simplemente genial.
- Pero, ¿qué le pasa hoy contigo, amiga? ---soltó Eva con hastío.
Me encogí de hombros.
- Siento que hay algo raro en mí y que por eso no me quita los ojos de encima ---susurré en voz baja para que el profesor no la escuchara.
- A lo mejor le gustas ---comentó Gèrard e hizo una mueca extraña con los labios que no entendí bien.
Me reí en su cara.
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Perfecta Sincronía || Gèrard y Anne
Hayran KurguSinopsis ¿Pueden dos almas distintas volver a encontrarse? Anne Lukin ha vivido toda su vida siguiendo un único objetivo: convertirse en una gran bailarina. Para ello no le ha importado hacer grandes sacrificios como no salir con sus amigos o perder...