Anne:
El jueves por la mañana me levanté temprano. Mi primera clase era a las diez y fácilmente podía levantarme a las nueve. Pero como buena profesional, decidí levantarme a las siete para estirar y practicar ejercicios acrobáticos en la pequeña área que mi compañera y yo habíamos creado en el salón. Desde pequeña supe que una parte de mi cuerpo pertenecía al baile y esa pasión fue creciendo con el tiempo. Si bien mi temporada de concursos había acabado, seguía acudiendo a clases de danza. Me gustaba aprender y perfeccionar la técnica por si en un futuro me veía actuando en grandes musicales o películas. En realidad no tenía ni idea de que iba a ser de mi futuro. Por eso, ideé mi plan B: tomé la decisión de estudiar periodismo. Era una carrera que me llamaba, pero aún así no me veía trabajando como reportera, periodista o escribiendo artículos.
Mi vida estaba ligada al baile, siempre lo había estado. Por eso, cuando llegué a Nueva York, decidí utilizar mis ahorros y pagarme las clases y la matrícula del prestigioso Portland Dance Studio, uno de los más conocidos del país. Sus bailarines eran espléndidos y por lo que vi sólo aceptaban a la crème de la crème del baile. Las audiciones fueron estresantes. Tanto que pensé que no entraría. Deberíais ver la cara de tonta que se me quedó cuando vi que sí que me cogieron.
Salí de la habitación de puntillas intentando hacer el menor ruido posible. No quería despertar a Eva cuando sabía que podía dormir plácidamente una hora más. Además, no era de su agrado que la despertasen antes de hora.
Me encantaba nuestra habitación. Era enorme. Nada más entrar te dabas de lleno con una cocina que llevaba directamente al salón perfectamente amueblado: un gran sofá, dos sillones, televisión y estanterías de libros y discos que mi mejor amiga y yo habíamos leído y escuchado muchísimas veces. Lo mejor era la chimenea que nos resguardaba del frío. Al lado de esta, mi rinconcito donde podía pasar horas y horas. Un pasillo llevaba directamente a los dormitorios pegados el uno al otro y al baño que compartíamos.
Mi nuevo hogar me gustaba demasiado y todavía no creía el hecho de que ya me hubiese graduado y estuviera en la universidad. Debo confesaros que tras terminar el instituto, me tomé un año sabático de los estudios para dedicarme en cuerpo y alma a aquello que más me gustaba. Al no saber qué quería hacer en el futuro, decidí que lo más sensato era tener un plan B, por si no pudiera bailar en un futuro por X o Y razones.
Cuando llegué a mi rincón favorito, me senté en el suelo y me puse las punteras de baile. En el cuarto ya me había puesto ropa cómoda. Empecé una serie de ejercicios simples, desde estirar los empeines o hacer un split hasta terminar haciendo lanzamientos de pierna. Más adelante, me centré en perfeccionar mi técnica, corrigiendo aquellos errores que mis profesores habían resaltado.
Así pasé aquella primera hora sumida en mi propio universo. No fui consciente del paso del tiempo hasta que Eva, mi compañera de piso y mi mejor amiga entró en el salón con una cara de muerta.
- Odio los jueves --- masculló en cuanto me vio ---. Son el peor día de la semana. ¿En qué momento se me ocurrió hacer esas prácticas extras? Mi tutora es una idiota y no me deja ser creativa.
Me levanté del suelo escuchando las quejas que Eva escupía contra aquella mujer que le había tocado como guía. Mi amiga tenía la suerte de llevar a cabo unas prácticas en una editorial para conseguir créditos extra. Era muy buena, se había ganado esas prácticas por su propio mérito, pero no le estaban yendo del todo bien.
La seguí por el salón y fui a la cocina. Mientras ella sacaba y troceaba la fruta, yo fui preparando nuestros cafés. Si bien no teníamos clase hasta dentro de dos horas, no podía ignorar el rugido de mis tripas.
Tomamos juntas el desayuno y estuvimos poniéndonos al día. Anoche llegué muy tarde a casa debido a los ensayos. Cuando llegué, Eva ya estaba dormida. Le conté como Nick estuvo a punto de comerse el suelo por mi culpa o como Hugo le tiraba los tejos a Aurora. Ella me puso al día de la tarde en la cafetería y de los últimos cotilleos estudiantiles que había descubierto. Tenía claro que quería hacer mi vida con ella.
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Perfecta Sincronía || Gèrard y Anne
FanfictionSinopsis ¿Pueden dos almas distintas volver a encontrarse? Anne Lukin ha vivido toda su vida siguiendo un único objetivo: convertirse en una gran bailarina. Para ello no le ha importado hacer grandes sacrificios como no salir con sus amigos o perder...