CAPÍTULO 20

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Acomodé las almohadas para que mis hijos se quedaran conmigo, ya tenía todo preparado al igual que Ana, compré un servi bar para colocar los biberones y el vaporizador especial para calentarlos, pero la verdad, estas veces que se han quedado conmigo no se despiertan en toda la noche. Llegué a casa a las siete de la noche, nuestra ama de llaves sabe todo lo que necesito para la comida de mis hijos, no los metí a bañar, la señora Gail me comentó que comieron y los bañó, ya no era necesario su baño de la noche, Ana me informó que ella los metía a bañar por las mañanas antes de irse a trabajar, porque me menciona que sudan mucho en la noche y les da picazón el sudor, también he aprendido a cambiarlos tres veces al día, cuando se levantan para bañarse, en la tarde cuando se supone llegan de la escuela y por las noches sus pijamas.

Ya mis niños no usan mucho pañal, están en la escuela aprendiendo usar sus nicas, ellos avisan y hay que llevarlos al sanitario, eso me agrada mucho, sobre todo en la higiene que Ana ha despertado en ellos, tiene toallitas en el baño, después de limpiar la pipí o la popó con papel de baño, ella moja esa toallita y limpia sus pequeños órganos, aún más sus nalguitas para que no se rocen, también me comentó que de inmediato le pone en la pompis, una crema hidratante para bebés.

Al día siguiente mi madre tenía que ir a ver lo del banquete y el salón para la boda, esto lo haría con su consuegra la madre de Kate, la señora Diane hará el vestido de novia de Kate, ya que se dedica a la alta costura, también hará el vestido de mi madre y el de mi hermana, yo me dedicaré a cuidar de mis hijos, para que no se aburrieran, me los llevé a los centros comerciales, en algunos locales de comida había lugares especiales para bebés, tuve mucho cuidado para que no se lastimaran con otros niños, era una alberca de pelotas, después los coloque en las resbaladillas y por último en los columpios, su risa era encantadora, llaman mucho la atención, son igual de guapos y atractivos que su padre.

En el baño de hombres no hay mobiliario para cambiar a los bebés, pero me las ingenié con mi atractivo, le pedí de favor a unas señoritas si me hacían el favor de cambiar el pañal a mis hijos, no tiene nada de malo, salieron muchas para apoyarme, les di las gracias y me entregaron a mis hijos muy bien vestiditos y le colocaron su cremita en las pompas, todo lo estaba viendo desde la puerta, estaba dando instrucciones, ya que ellas estaban pasando por alto la debida higiene para mis hijos.

Regresé con ellos a las siete de la noche, puse la tina de baño y ahí los colocaré, la vez anterior les compré unos juguetes para el baño, pero ellos golpeando el agua con sus manitas son felices, me di cuenta cuando los llevé al mar. Preparé sus biberones y les saqué el aire, los acomodé en mi cama y ya que estaban bien dormidos, me metí a bañar rápido, salí, me sequé y me puse mi loción, quiero que sus fosas nasales se impregnen de mí, por el aroma sepan quién soy e igual me identifican con mi voz.

Al día siguiente mi madre me apoyo a cuidarlos, después de bañarlos y darles su desayuno, la ama de llaves ya había lavado su ropita sucia que traían desde el viernes y la que usaron ayer, otra de las cosas que aprendí de Ana, es que ella coloca bolsitas perfumadas en los cajones de mis hijos, hasta en el armario de donde me quedé había bolsitas, en las pañaleras de mis hijos pude oler, Chocolate, Canela y manzana, mi ropa quedó impregnada de canela con naranja y otras como mis zapatos, cedro y sándalo. Ella por las noches saca sus zapatos al pasillo y les coloca esas bolsitas.

Tengo que seguir las reglas de Ana, sobre todo por mis hijos, ya que están acostumbrados a ese tipo de olores, pero ha de variar, porque la vez pasada, sus ropitas olían a rosas y manzanilla, de hecho estoy curioseando esas bolsitas, tienen un listón muy delgado con un buen nudo, lo destapo y veo que son naturales, el chocolate viene envuelto, la manzana solo es la cáscara y un trozo de canela.

Eran las diez de la mañana aproximadamente, mi padre entró a la sala donde nos encontrábamos mis hijos, mi madre y yo, su color era transparente, me levanté y le pregunté si se sentía bien, pero no me contestaba, se sentó a un lado de mi madre y la abrazó, vi que corrían lágrimas de sus ojos, llamé al médico de cabecera, ya que inhaló y exhaló varias veces, soltó de golpe lo que tenía que decir.

Secuestraron a nuestra hija, Mía está en manos de unos secuestradores, el médico llegó y checó a mis dos padres, porque mi madre se había desmallado, le pedí a la ama de llaves que se llevara a mis hijos al jardín y después saldría apoyarla. Mi padre estaba un poco más relajado y me pidió que llamara a Elliot, él se encontraba en su recámara aún, subí como pude, mis piernas se sentían como gelatinas, al llegar a su puerta toqué muy desmesurado, el grito que quien tocaba así sin esperar, abrí la puerta y sin más le dije, Elliot, han secuestrado a Mía, él se paró de inmediato de su cama, recuerdo que me dio una cachetada, me gritó que no jugara con esas cosas.

No sé cómo me vió y de momento tomó mis hombros, preguntó por mis padres y le dije que ellos se encontraban en la sala, que mi padre fue el que nos dio las malas noticias, me empujó y salió corriendo, después de él salí yo igual de rápido para estar con mi familia. El doctor suministro una mínima dosis de tranquilizante para mis padres, sobre todo para que se relajaran, ya que mi padre nos informó que los secuestradores pedían diez millones de pesos.

Todos estábamos en shock, revisé que mis hijos estuvieran todavía en el jardín con la ama de llaves, le di indicaciones como cuidarlos e iríamos a la estación de policía todos, los fulanos hablaron al teléfono de mi padre, tuvimos que apagar nuestros teléfonos para que no pudieran hablar con nadie más de la familia, fue lo que dijo el Comandante, tenían datos de todos nosotros, llamaban menos del minuto y medio que se necesitaba para detectar donde localizarlos.

En las pantallas se pudo observar que eran diversos teléfonos de celulares, algunos se habían registrado como robados en la comandancia de policía, pero no la ubicación, el tiempo era muy importante, en domingo no podíamos retirar el dinero que pedían, no nos movimos de la comandancia, le tuve que decir a mi madre que iría a dormir a mis hijos, por la mañana acompañaría a mi padre al banco a sacar el dinero. Mi madre me comunicó que pasaría al hospital avisar a su jefe lo sucedido, por ende no se quedaría a trabajar, Elliot la acompañaría porque todavía estamos muy afectados.

Aunque tenía a mis hijos a mi lado, la preocupación que tenía sobre mi hermana, era que estuviera pasando cosas horribles, me inquietaba, a las siete en punto ya les estaba dando su desayuno a mis hijos, los bañé y cambié para dejárselos a nuestra ama de llaves, le pedimos que cualquier cosa, llamara a la comandancia, ya que no podíamos tener los celulares prendidos, si llamaban, sería únicamente al de mi padre. Después de dejar a mis hijos en buenas manos, me dirigí al banco con mi padre, esa cantidad tenía que pasar por algunas firmas, ya eran las once de la mañana y los delincuentes llamaron que querían del dinero a la una de la tarde.

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