1. 30 minutos

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Las estocadas pasaron de ser rápidas a lentas después de aquel grito mutuo que la pareja desnuda soltó al llegar al clímax, al quedar completamente satisfechos con el rapidín que se mandaron hace 30 minutos

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Las estocadas pasaron de ser rápidas a lentas después de aquel grito mutuo que la pareja desnuda soltó al llegar al clímax, al quedar completamente satisfechos con el rapidín que se mandaron hace 30 minutos.

La posición sexual en la que se encontraba era terriblemente erótica y excitante, ningún centímetro de piel quedaba libre del toque del otro, sus bocas estaban ocupadas en un beso caliente de despedida. No se verían hasta dentro de dos días ¿El obstáculo? El fin de semana.

- La hora laboral ha finalizado señor Taisho - soltó la pelinegra jadeante.

El beso se cortó, la que tomo distancia fue la hermosa pelinegra de llamativas perfectas curvas. Se alejó del peli plateado, mientras se vestía era observada detenidamente por la ambarina mirada penetrante de su jefe, que solo deseaba estar una vez más entre las piernas de aquella hermosa mujer.

Eran amantes ¿Cómo habían llegado a eso?

°°°

Cerro la puerta de su oficina con fuerza, resonando por unos segundos ese sonido zumbante, tiro su maletín en el escritorio desordenando sus valiosos documentos de negocio.
Grito y despeino su cabello plata con sus manos.

- ¡Ya estoy cansado de esa...de esa horrible...! - mujer quiso agregar en su oración de grito.

Su esposa estaba más irritante de lo que acostumbraba, simplemente ya no soportaba todas las quejas absurdas de esa mujer.

¿Por qué había tomado la estúpida decisión de contraer nupcias con esa detestable persona? Ha, sí. Cierto que fue por su maldita ingenuidad y de decir que se había enamorado. Pues tal vez en un pasado, durante un tiempo lo estuvo, pero la actitud de mierda de esa mujer durante la convivencia evaporo todo amor que creyó tener por ella.

Sus padres le advirtieron, su hermano se lo dijo, su amigo intento retenerlo...pero el calló a todos, protegía su decisión de casarse con puños y palabras.

Ahora se arrepentía.

- Adelante - autorizó la entrada de quién tocaba la puerta de su oficina ¿Dónde estaba su ancestral secretaria?

- Muy buenos días señor Taisho, vengo de parte de la señorita Higurashi de la filial de márquetin...

- Sí sé quién es...- volteó sus ojos ambarinos al empleado afeminado que estaba frente a él.

- ¡Ay qué bueno! La señorita me ha dicho que necesita los documentos que le entrego la semana pasada ya con su firma, no puede esperar más.

- ¿Acaso ella es la jefa de esta empresa? ¿Quién es ella para darme órdenes? - sí algo odiaba, era recibir órdenes de personas inferiores a él.

- Es la directora de la filial señor...- el hombre desvío su mirada de la de su jefe nervioso y temeroso.

- ¿Y yo qué? - exclamo molesto - Ah...Dile que venga 30 minutos antes de que terminé la hora del trabajo, le daré su documento a la señorita CEO - sarcástico soltó las últimas palabras.

NO ES LO QUE QUERÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora