2. Propuesta.

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- Primero que nada - el peli plata se enderezo, puso sus manos en su bolsillo y se paró recto, seguro de sí mismo - Aquí nos dirigimos hacia las personas por nivel de jerarquía. Yo estoy arriba tuyo... - él cerro sus ojos por un segundo imaginando algo inapropiado - Quiero respeto de tu parte.

- En ningún momento creo haberle faltado el respeto señor Taisho, yo solo le pedí el documento que hace una semana envíe para que lo firmará - la peli negra respondió segura, sin dudar de sus palabras, valiente. Su mirada chocolate no demostraba temor o sumisión ante el jefe de su trabajo.

- ¿Hace cuánto trabajas aquí? - cambió de tema el ambarino, retenerla era su objetivo.

- Eso puede consultarlo con Recursos Humanos. Allí está toda mi información profesional - la azabache volteo sus ojos aburrida - Me podría...

- Podría consultarlo, pero quiero una respuesta rápida. Puedes ¿O no? - sonrió de lado al verla suspirar cansada, sí, él también quería irse...quería.

- Hace seis meses señor Taisho.

- ¿Y eres directora de Márquetin? ¿Quién te dio ese puesto?

- ¿Enserio? Puede simplemente darme el documento...

- A menos que hayas ya aplicado para ese puesto - el peli plata se divertía con la situación, retrasarla era divertido.

- Sí, apliqué y lo obtuve ¿Puede darme el maldito documento?

- Uh, la boquita señorita - se río al ver lo ansiosa que estaba por querer irse. ¿Cuántos minutos habían pasado ya?

- Por favor, puede darme el documento ¿Señor Taisho?

- Lo siento, todavía no lo firme - con burla sonrió.

- Pero... ¡Tuvo una semana! - exclamó molesta.

- El tonito - advirtió el peli plata dando pasos sigilosos hasta la hermosa mujer que se encontraba con su ceño fruncido - Ven mañana por la mañana...lo tendré listo.

- Mañana es sábado señor...

- Tú ven.

- Adiós señor Taisho - y la pelinegra sin esperar alguna respuesta o autorización para marcharse, salió de la oficina del peli plata, con porte elegante y sigiloso.

Inuyasha sonrió anchamente, corrió por su maletín y siguió el camino de la hermosa mujer azabache. Salió y se dio cuenta que su piso ya estaba completamente vacío, a los lejos vio el abrigo rojo de la peli negra desaparecer al entrar al ascensor común, troto. Detuvo el cierre de las puertas con su mano y entro ante la mirada curiosa de esa hermosa mujer.
Esta era la primera vez que entraba al ascensor común, era el mismo que el suyo, solo que un poco más chico, o eso era lo que notaba en su rápida observación.

NO ES LO QUE QUERÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora