12. Perdón.

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SEMANA MARATÓNICA
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Había metido la pata y hasta el fondo

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Había metido la pata y hasta el fondo.

Le enviaba mensajes de texto a la hermosa azabache pero esta no respondía, la llamaba pero ella no contestaba, la buscaba en su oficina pero ella lo evitaba, iba a su apartamento pero ella le cerraba la puerta en la cara.

No cabía duda que Kagome era una mujer orgullosa.

Y él parecía un perro arrepentido con la cola entre las patas.

Quería pedirle un perdón sincero, no se dio cuenta de sus palabras hirientes y cuando quiso medirlas ya no pudo detenerse.

Maldita impulsividad suya.

Se cumplía la semana de haberla visto, de haberla sentido en sus brazos y de su lamentable enfrentamiento.

Necesitaba resolver lo que el mismo causo.

— Hijo... ¿Qué haces aquí? La diversión está adentro — su madre apareció en su campo de visión y al igual que él, se sentó a su lado en unas sillas del jardín.

— ¿Cuál diversión mamá? Están apostando sobre cuanto subirá o bajará el dólar.

— Sí...no es nada divertido — concordó su madre en una risa de labios cerrados — ¿Necesitas pensar?

— Necesito consejos — murmuro Inuyasha con la mirada hacia abajo.

— Es sobre... ¿Tu desastroso matrimonio?

— ¿Cómo es que lo sabes? — sorprendido Inuyasha miro a su madre.

— Hace una semana fui a tu "hogar" para darte una corta visita, pero cuando llegue...

— No me digas que fue capaz de gritarte — furioso el peli plata se puso en alerta.

— No a mí — forzadamente sonrió — Cuando entre, los gritos de ella me recibieron junto con insultos a tu persona, hijo ¿Siempre eso sucede?

— Eso... — Inuyasha no podía mentirle a su adorada madre — Siempre, por esa razón es que no paso mucho tiempo en la casa.

— Esa no es una agradable vida, hijo tu salud me preocupa — su madre masajeo su hombro.

— Lo sé, hace un tiempo fui al médico y me dijo que estaba demasiado estresado, estaba, ya no — tranquilizó a su madre al ver su expresión preocupada.

— Sabes que no apoyo para nada los divorcios, pero en tu caso... esto en tu matrimonio es necesario Inuyasha.

— Lo sé y quiero el divorcio...

— ¿Y qué esperas?

— ¡Que Kikyo me lo pida!

— Pero que estupi...

NO ES LO QUE QUERÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora