9. No eres mi amante.

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Desde su primer encuentro no pararon, cada vez que podían - que era casi siempre - en la semana lo hacían en la oficina de Inuyasha, un rapidín como algunos lo llamaban

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Desde su primer encuentro no pararon, cada vez que podían - que era casi siempre - en la semana lo hacían en la oficina de Inuyasha, un rapidín como algunos lo llamaban.
Pero es que la atracción sexual que ambos emitían por el otro era tan atrayente que se hacía imposible de ignorar.

Pasaron siete semanas, y en cada final de semana laboral ambos huían hacía la cabaña del bosque de Inuyasha y disfrutaban de una larga sección de sexo.

Ahora mismo se encontraban en la cabaña, almorzando esta vez hamburguesas con papas fritas caseras, hechas por las manos de ambos amantes. Kagome apoyada en el pecho de su jefe veía la televisión mientras comían.

- ¿Él es bueno?

- Sí, aunque su personaje es ser el villano, siempre de alguna manera ayuda a intentar salvar el mundo. Es mi villano favorito - contó Kagome viendo con atención la película.

- Nunca vi las películas de Marvel, no me atraían - reveló Inuyasha acariciando la cabellera de la azabache.

- ¿Y ahora? - distraídamente pregunto Kagome comiendo una papa frita.

- Me encantan...

- Estas cronologías son para mí hermosas.

- Sí, las cronologías.

Inuyasha no podía evitar empezar a sentir cosas por la hermosa azabache, su belleza física de por sí ya lo traía loco pero en estas semanas descubrió también la verdadera belleza que estaba en su interior.
Kagome era sencilla, simpática, amable, humanitaria y graciosa.

Por sí solo - no la había seguido - había descubierto que Kagome donaba y ayudaba a un albergue de personas de bajo recursos, en especial de niños sin padres. Otra era que fuera del edificio en dónde vivía, llenaba en un comedero y bebedero comida y agua para animales callejeros.
Por lo que había escuchado, también era familiar, ella pasaba los domingos en la casa de sus padres en donde se reunía la familia. Lo sabía porque a escondidas había escuchado llamadas.

Pero todavía había algo intrigante en la azabache, y eso era que ella hablaba con alguien de manera cariñosa.
Ya había verificado con sus ojos que era 100% soltera ¿Ha sí qué, que podría ser? O ¿Quién?

La verdad es que esas reglas lo irritaban.

Las únicas reglas que se habían respetado había sido la de No involucrarse en tema personales y la de exclusividad, solo esas se habían cumplido.

- Señor, la semana entrante no estaré en la empresa, pedí licencia por una semana - contó Kagome todavía concentrada en la película.

- ¿Qué? ¿Por qué? - sobresaltado pregunto Inuyasha, Kagome se sentó bien dejando de utilizar el torso de su jefe como espaldar - ¿Por qué?

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