Capítulo III

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En el capítulo anterior...

- ¿Estás diciendo que... me has dado un contrato...- JungKook no sabía cómo preguntar aquello- si firmo esto seré tu prostituto?- arrancó, al fin.

- Sí- contestó, sin más, TaeHyung.


CAPÍTULO III

- ¿Y si no lo firmo?

- Puedes dormir aquí esta noche, descansa y sal mañana por la mañana cuando te despiertes, yo no te lo voy a impedir y tampoco te voy a perseguir. Pero si lo firmas, he de advertirte, serás mío y sólo mío, de nadie más. Lo pone en el punto tres. ¿Te ha quedado claro?

- ¿Algo más que advertir?- preguntó JungKook, cogiendo el bolígrafo y firmando así su sentencia.

- Cuanto más me demuestres que eres mío, más te lo agradeceré y, créeme que puedo llegar a ser muy agradecido- JungKook le miró. Su tono era escalofriante y... excitante- ve a dormir, necesitas descansar. Mañana empieza tu trabajo. Estamos a martes, mañana es miércoles y necesito la casa limpia y perfecta para el sábado, vienen invitados, el sábado no serás mi sirviente, serás mi chico de compañía, ¿de acuerdo?

Asintió y se dio la vuelta. Puso la mano en el picaporte de la puerta y se giró, tenía una última pregunta.

- ¿Me recogiste para esto?

- No, casi te atropellé. Cuando me contaste tu historia, quise ayudarte.

- ¿Por qué?

- ¿Se necesita algún motivo para ayudar a alguien?

Con aquella hermosa pregunta, JungKook se dirigió a su habitación, estaba bastante asustado, mil torturas se le pasaban por la cabeza. Era cierto que en el contrato se decía claramente que los favores serían de mutuo acuerdo, pero ¿y si TaeHyung lo tenía encadenado día y noche para follarlo una y otra vez? Se estremeció solo de pensarlo, se sentó en su cama y pensó en las relaciones homosexuales, ¿cuántas veces había escuchado que aquello dolía? De pronto sintió aún más miedo, se acostó en aquella cómoda cama y se sumergió en un inquieto sueño. A las ocho y media despertó de golpe, se duchó, se puso un chándal decente con unas deportivas y bajó a desayunar. Allí encontró a TaeHyung.

- Buenos días- dijo, parándose de golpe.

Tras la conversación del día anterior se sentía extraño.

- Hola, buenos días- dijo TaeHyung, tranquilamente- ¿qué tal has dormido?

- Eh... bueno...

- Supongo que habrás echado de menos tu cama, es lógico, te acostumbrarás. ¿El colchón y la almohada te resultaron cómodos? ¿Las sábanas eran suaves? Si algo te incomoda, dímelo.

- No, no... era todo perfecto- dijo JungKook, abrumado ante tanta hospitalidad.

TaeHyung sonrió pero su mirada se ensombreció al ver a JungKook.

- ¿Por qué estás tan serio? ¿Sigues pensando en lo que firmaste?

- Yo... bueno... sí...

- Ya te he dicho que será de mutuo acuerdo, no tendrás que hacer nada que no quieras- le tranquilizó y JungKook asintió- desayuna tranquilamente lo que quieras y recoge la casa, recuerda que el sábado tengo visita, quiero que la casa esté perfecta.

JungKook asintió y TaeHyung fue derecho a su despacho.

Mientras comía gallegas y bebía su leche, JungKook pensaba. Aquel era un trabajo casi de ensueño, sólo tenía que limpiar, le daban de todo y TaeHyung era simpático con él pero, ¿qué era exactamente lo que quería de él? suspiró, se terminó el desayuno y se fue a limpiar.

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