Tras aquel resfriado y aquella discusión que casi acaba con él, JungKook se encontraba como nuevo. Ya no hacía las tareas del hogar, simplemente se las repartía con TaeHyung dado que ambos vivían allí.
A mediados de octubre, se halló dirigiéndose a un todoterreno negro con sendos guardias de seguridad.
- Recordad- decía TaeHyung a los agentes- lo importante es que esté bien.
TaeHyung estaba a punto de sufrir un colapso y es que JungKook se iba a ver al señor Berit y temía que no volviera.
- Ten mucho cuidado- dijo, abrazándole- por favor... ten mucho cuidado.
JungKook le acarició la mejilla y le besó. TaeHyung suspiró mientras le veía entrar en el todoterreno. Cuando el coche arrancó, TaeHyung volvió al salón, se sentó en el sofá y se tapó la cara, llorando. No quería pensar.
JungKook, por su parte, iba en el coche, los guardias de seguridad estaban en silencio y el nerviosismo se podía palpar en el ambiente. Cuando el coche paró, se le aceleró el corazón aún más, apenas podía respirar. Encajó la mandíbula y no se movió.
- Vamos, señor Jeon. Tenemos órdenes muy estrictas de no separarnos de usted bajo ningún concepto.
JungKook asintió. El primer guardia de seguridad salió del todoterreno y le sostuvo la puerta mientras el segundo salía por la otra puerta. Antes de que se diera cuenta, ambos guardias se pusieron tras él y se quedaron allí, vigilantes.
- Vamos- dijo JungKook.
Se dirigieron al casino donde JungKook había trabajado hasta hacía unas semanas. Entraron y reconoció a uno de los empleados de confianza del señor Berit, era difícil no reconocerlo, resaltaba por su pelo rojo fuego y sus facciones delicadas y femeninas que ocultaba a la perfección que empezaba a estar entrado en años.
- JungKook, ¿qué haces aquí?
Era una suerte que Morgan Grant le hubiera encontrado y no otro, de lo contrario ya estaría en un Tanatorio con una bala en el entrecejo.
- He conseguido el dinero- se apresuró a responder- vengo a saldar mi deuda. Sólo quiero ser libre.
Morgan le miró y se giró. Los guio por entre las máquinas tragaperras y mesas de blackjack hasta un pasillo oscuro que desembocaba en una puerta. El chico llamó.
- Adelante- dijo la voz de un hombre, grave y decisiva. Morgan entró.
- Señor Berit, siento importunarle, Jeon JungKook ha venido. Dice que quiere saldar su deuda.
- Interesante. ¿Y Jeon JungKook tiene el dinero que me debe?
- Me ha dicho que lo ha conseguido...
- Aún más interesante. Dile que entre.
- No viene solo, viene con dos guardias de seguridad o algo así.
- No quepo en mí de gozo de volver a ver a ese chico...- dijo, sin entusiasmo alguno.
Morgan salió y JungKook entró junto con los dos guardias de seguridad. Lo primero que JungKook vio fue al señor Berit. Nada había cambiado en él, llevaba su traje negro con su corbata y camisa, también negras. Su pelo lo llevaba peinado hacia atrás, las gafas al aire cuadradas perfectamente colocadas en el puente de la nariz y, lo único que no olvidaría nunca, aquella mirada fría y calculadora.
- ¡JungKook! La última vez que te vi, huías como una rata después de gastarte mi dinero.
- Lo he traído- dijo JungKook, obviando su recibimiento- aquí tiene.

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Élite
FanfictionJeon JungKook es un joven bastante inteligente que no ha sabido tomar buenas decisiones en su vida. Tras su traslado a Irlanda desde Corea, ha logrado acumular una deuda de setenta mil euros con el Sr. Berit, el hombre más peligroso de Irlanda, que...