Descendientes - El inicio de la derrota

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-EL VALOR XXVI-













Incline la espada hasta que quedara en el cuello de él y alce una ceja indiferente— ¿no sabes acaso quién soy? —

Fue entonces cuando Tristán sacó la espada de la mano del hombre, pude ver su sonrisa de lado.

Dirigí nuevamente mi mirada a él, decline mi espada a su cuello y sonreí victorioso— soy el príncipe Ryan Crims y me debes respeto, Sota de corazones —

Me aparté de él, a medida que este veía como me alejaba se levantaba impactado.

— ¿do...dos príncipes? —sonreí de lado.

Genial.

— serás encarcelado por atacar a la corona —dijo Tristán a mi lado.

— ustedes no me pueden hacer nada, no tienen derecho —fruncí mi ceño.

— ¿no acabas de escuchar que somos los príncipes del Submundo, terco? —cuestione incrédulo de su firmeza para decir las cosas, pero esta vez fue Tristán el que me detuvo.

— ¿recuerdas lo que te dije sobre Iracunda, Mirana y la corona? —cuestionó tomando mi hombro.

Fruncí mi ceño.

— la corona en el submundo es mucho más representativo que un título, quien tuviera la corona era a quien se le debía servir —

Dirigí mi mirada al tipo frente a nosotros— entonces ¿no le podemos hacer nada? —cuestione con pesimismo.

— solo quien posea el cargo correcto con representación podrá hacerlo —bufé al comentario de Tristán.

— jajajaja, AL FINAL GANE —alce una ceja frente al tipo.

De verdad quería partirle la cara, sino fuera por las tontas leyes del Submundo lo hubiera destruido hace mucho, pero fue entonces cuando Tristán quitó su mano de mi hombro y dijo— no obstante —lo mire y vi cómo se alzaba la manga y de ella sobresalía una pulsera negra con azul, fruncí aún más mi ceño, no sabía que a Tristán le gustaba mostrar sus joyas.

Hice un amago e hice sobresalir la mía, aunque era diferente, aún así también tenía una, lo miré con una ceja alzada, como si le dijera con la mirada: para que veas que también tengo una.

Pero él me empujó levemente y sonrió de lado— siempre llevó una de repuesto —

¿Una de repuesto? ¿De qué estaba hablando?

— BESTIAS, ATAQUEN —exclamó a gran voz el Sota de corazones.

Aún quería seguir peleando. Mire nuevamente a Tristán ¿cómo podía lucir siempre tan tranquilo? Había montones de aves rodeandonos, inclusive el Galimatazo que descendía de las alturas.

Y fue lo que menos pensé, porque en cuanto Tristán se sacó la pulsera y la presionó ligeramente me la lanzó— ahora te toca portar la corona —masculló con una sonrisa.

Fue en el instante en que por inercia atrape la pulsera que se expandía en el pasar del tiempo y se convertía en una... Corona...

— ¿que onda con tu corona de príncipe y tú ropita toda formal? —ya no vestía así, era más bien un estilo casual.

Bufo— no fastidies, por hoy no usaré esas cosas... —

En ese instante de verdad le creí, pero ahora tenía una corona en mi mano.

En ese instante de verdad le creí, pero ahora tenía una corona en mi mano

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Alcé una ceja expectante.

— wao —dije simplemente.

— ahora tú eres el príncipe del submundo —dirigí mi mirada a Tristán y con una ceja alzada y empuñando su espada dijo— no has hecho pacto alguno, es tu turno —

Ahora podía hacer lo que quería, alce una ceja.

Astuto chico.

Me puse la corona y en cuanto sintió mi cráneo se acomodó de inmediato, eso dio miedo, pero ahora estaba dispuesto a luchar.

tú encárgate de él, yo me encargo de los animales —indicó Tristán tras de mí.

Ahora el Sota de corazones estaba acorralado por mí y mi espada, cuando él solo tenía su daga.

— gracioso —indique.

— TE ASESINARE —y se abalanzó sin tiempo a mí.

Que empiece el juego.

El Príncipe Rojo: La prueba de un príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora