Descendientes - Perdiendo la cordura

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-EL VALOR X-



La cabalgada fue más fácil de lo que pensé, la última vez que intente montar un caballo fue en la pelea contra Maléfica, debo admitir que casi muero.

O al menos eso pensé.

Pero a medida que nos encontrábamos en este sendero de cerezos y nos acercábamos a un enorme portón que desconocía, Tristán parecía sumido en sus pensamientos.

— ¿seguro sabes dónde está el castillo? —detestaba estar en silencio por mucho tiempo, si estaba con alguien.

— por supuesto que sí, está cruzando el bosque de Marmóreo y el reino del Mayoriente —fruncí mi ceño.

— ¿quieres decir qué hay más reinos? Creí que solo Marmóreo y Crims se encontraban aquí —

— se podría decir que Crims y Marmóreo son los reinos principales —entonces bajo el ritmo de su caballo y quedó a mi lado— pero también existen pequeños reinos, los cuales van de acuerdo a nuestro liderazgo —aclaró con un suspiro.

— eso suena complicado —masculle impresionado.

De por sí eran nombres muy extraños y difíciles.

¿Como haría él para acordarse de todo esos nombres?

— sí, mira, así está la cosa —y por un momento sentí como Tristán se emocionaba a mi lado— esta Marmóreo, nuestro reino, es pequeño, sí, pero somos los reyes principales de todo el submundo o país de las maravillas, como quieras llamarlo —

— ¿por que el país de las maravillas? —

Entonces su mirada se clavó en mi y con una sonrisa lo vi ponerse recto— porque ocurren muchas cosas aquí o tal vez no —respondió con cizaña.

Fruncí mi ceño— ¿ocurren o no? —cuestione.

— depende de que es lo que ocurre en tu destino —

Asentí lentamente y desvíe mi mirada de él— loco —musité con mi mirada al frente.

— en el submundo solo hay tres reinos además de los nuestros, Siur, Loquilandia e Iplam —

— siento que me hablas en otro idioma, tengo ganas de vomitar —masculle con recelo tomando mi estomago.

— vamos, no es tan difícil —

— ¿a que edad te lo aprendiste tú? —

Entonces pareció dudarlo, bajo su mirada y contó en silencio. Bufé y aligeré el paso de Blake, pues a tan solo unos cuantos pasos, un arco negro se hallaba, con las letras de Marmóreo al revés.

—OERÓMRAM—

Escritos me imagino de vista al otro lado. El cielo se estaba oscureciendo.

— tal vez fue a los siete años —mascullo Tristán.

— ¿aquí es donde termina Marmóreo? —cuestione con una ceja alzada.

Asintió— luego de esto, está el bosque de Marmóreo y sus maravillas —

Lo último lo dijo con algo de misterio y terminó por sonreír y acelerar sus pasó.

— MEJOR APRESURA A BLAKE —

Ese tipo estaba loco.

Primero decía nombres extraños y me decía que existía más que Marmóreo y Crims, ahora resultaba que el lugar era un lugar lleno de misterios.

— a este paso perderé la cabeza —masculle con fastidio.

— ohjojo, no queremos que eso suceda —pare oído a lo que escuche, frunciendo mi ceño gire a todos lados en busca de la voz,

— ¿quien dijo eso? —

— ¿donde están mis modales? —un relinche— soy yo, Blake, Andy ya te ha dicho mi nombre —

Entonces descubrí que Blake relinchaba y hablaba, mientras trotaba con mucha alegría.

— hablas —masculle casi sin poder creerlo.

— tú también —

— eres un caballo —

— y tú un humano —

Y cuando dirigí mi mirada adelante, Tristán estaba esperándome justo bajo el letrero de Marmóreo al revés.

Era culpa de él.

— Me estoy volviendo loco —

— Uyjujuju, cuidado, eso puede ser pegajoso —

Y a medida que el trote se hacía cada vez más cerca de Tristán, mi certeza de poder salir cuerdo de un lugar como este, se veía más y más lejos.

Creo que desde aquí podría regresar a Marmóreo con la Reina Mirana y el conejo blanco, el sombrero loco... Andy... ese gato escalofriante que solo he visto si acaso dos veces y el ratón con el que me encuentro cada cierto tiempo, queriendo ser un espadachín.

Pensándolo bien, Marmóreo tampoco era un lugar muy cuerdo.

¿Que decía? Nada aquí era cuerdo.

El Príncipe Rojo: La prueba de un príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora