Descendientes - SÁLVESE QUIEN PUEDA

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-EL VALOR XVIII-

RYAN

— en cuanto crucemos este bosque nos encontraremos con el desierto rojo, procuraremos ser lo más rápido posible —indicó Tristán dentro del bosque.

Bostece.

Este tipo realmente era un bipolar, llegaba a mi y me decía que me había estado buscando y parecía preocupado y unas horas después me estaba cuestionando, ahora se había levantado todo serio y cortante, como si estuviera a punto de atacar en una guerra.

Demente.

— no hemos desayunado —aclaré al sentir como mi panza pedía por comida.

— oh cierto —pero fue entonces cuando de su equipaje sacó una especie de cartucho y lo tiró hacia mí, lo atrapó en el aire, desgraciadamente termine por aplastarlo con mis manos, pero era mejor eso a que Blake lo aplastará.

Mire el empaque. Era un dulce en un cartucho.

Alce una ceja hacia Tristán quien cabalgaba frente a mí.

— ¿crees que con esto me llenaré? — cuestione con una ceja alzada.

— confía en mí, es lo nuevo en alimentos en el Submundo, te dará energías por todo un día, traje solo cuatro, ya me he comido una y tú esa —dijo sin mirar, pero sentía como lo decía con tanta confianza— mañana en la mañana estaremos de regreso en Marmóreo — de verdad parecía tan seguro de sus palabras.

— lo tomaré, pero me ofende —

¿Me creía de estómago pequeño o que? Un bocado de esta cosa extraña.

Pensé que sabría mal, pero de hecho sabía muy delicioso.

Y aún con la boca llena llame a Tristán— ¿de qué están hechos? —fue entonces cuando Tristán detuvo a su caballo e hizo que girará.

Yo también me detuve.

— Sicumbuesas, son frutas muy deliciosas —dijo con orgullo.

¿Sicumbuesas? Alce una ceja, ¿no fue por esas frutas que Blake me dejó tirado en medio del bosque encantado? Baje mi cuerpo hasta llegar a la cabeza de Blake.

— ¿Blake? — pero él no se atrevía a mirarme. Traidor— ¿Blake? —llame nuevamente, el caballo trago fuerte— ¿no son esas sicumbuesas por las que me dejaste? —alce una ceja.

No dijo nada. Justo lo que me temía, alce una ceja y volví a mi silla.

Sí que era un traidor.

Pero pronto nuestro entorno se vio afectado, porque el lugar entero había empezado a temblar. Fruncí mi ceño.

— ¿Es esto normal? —cuestione mirando a todos lados.

Pero Tristán no respondió— acelera el paso Ryan —dijo antes de empezar a cabalgar.

Pero cuando intenté hacer lo mismo Blake empezó a relinchar descontroladamente.

— ey, ey, calmate Blake... —se movía demasiado— Blake... —no podía controlarlo y mi dulce desayuno de sicumbuesa cayo al suelo, gruñi y tome las riendas de Blake y lo hice cabalgar hasta llegar a Tristán— TRISTÁN —

— NO DESISTAS DEL RITMO —exclamó a unos trotes más que Blake.

Pronto se escucharon ruidos al otro lado de este bosque, impactado dirigí mi vista, pero no deje que Blake desistiera de su camino.

Quise acelerar el paso hasta quedar a la par de Trsitán y por Blake lo logre, dirigí mi ceño fruncido hacia él— Tristán — advertí.

— No mires atrás, solo sigue el paso, VAMOS TERRENCE —y nuevamente aceleró aún más a su caballo.

Y esta vez la tierra volvió a temblar y justo en ese momento, Blake se detuvo del trote y empezó a relinchar con fulgor, como si se tratase de alejar de algo y se alejó del camino en el que Tristán iba.

— SÁLVESE QUIEN PUEDA —

— BLAAAAKEEEEE —exclamé viendo como se desviaba por completo de Tristán y se adentraba más y más en el bosque.

RYAN —escuche la voz de Tristán a lo lejos, quería decir que Blake realmente estaba muy lejos, quise tratar de detenerlo, pero Blake se oponía a ello y relinchaba cada que quería que cambiara de dirección.

Y ahora Blake había entrado en la parte más oscura del bosque.

La tierra volvió a temblar y esta vez era más seguido, abrí mis ojos de par en par, esto no era un simple terremoto, fue entonces cuando un enorme estruendo ocurrió y los árboles se empezaban a mecer en una sola dirección, como si una enorme ventolina viniese sobre mí y Blake relincho, pero esta vez fue diferente porque me agarro desprevenido y no me dio tiempo para tomar con fuerzas las riendas, lo que provocó en definitiva mi caída.

Agh. Dolio.

— Creo que ahora sé cómo me caí —mascullé con pesimismo, pero para cuando mire al frente, Blake ya estaba cabalgando lejos de mí.

— BLAAAAKEEEE —

No.... no, no, no, no, ¿ahora que se supone que haría?

La ventolina entonces se hizo más y más fuerte y allí entre tantos árboles, entre tanta oscuridad y entre los pocos rayos de luz que se podían ver, las enormes alas puntiagudas de una enorme ave se hicieron ver, no lo podía ver con claridad, pero estaba allí, retrocedí instintivamente en el suelo, fue entonces cuando se levantó entre todos los árboles y se hizo recluir.

Era... era...

Un dragón... Meido...

Meido se había convertido en un dragón...

El Príncipe Rojo: La prueba de un príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora