⚜️Una historia por contar

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Nuevamente en Auradon

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Nuevamente en Auradon. La última vez solo vine por una pelea y ahora vengo para estudiar.

Bufé al aire, estas personas realmente sabían admirar a alguien de verdad.

— Ryan —un leve saludo de parte de una chica y ya estaría enganchada de por vida.

— bueno, por algo eres un príncipe de corazones —a mi vista fácilmente pude determinar a Jay, sonreí de lado.

Alce mis hombros sin importancia divisando las bolsas que metía en el auto— entonces es cierto —masculle analizando la situación.

— ¿De qué hablas? —cuestionó una vez cerrado el maletero.

— Te irás —volví mi mirada a su rostro.

Fruncí severamente mi ceño y metí mis manos en el bolsillo. Si acaso había estado con estos chicos un año y fue destrucción.

Jay suspiro— pues sí, ya mis días como estudiante acabaron, planeo vivir muchas aventuras —sonrió y dio un leve puño en mi hombro.

Reí de lado— aventuras eh —

— Así es —miro más allá de Auradon— Sabes, hay muchas cosas que quiero descubrir y aprovechando que ya me gradúe de la preparatoria y puedo viajar, no me detendré —dijo con simpleza.

— ¿A dónde piensas ir? —

— pues, planeó ir con la familia de Lonnie, dicen que tienen artes marciales increíbles —parecía impresionado— tal vez también iré a visitar el alta mar —entonces arregló sus manillas y sonrió de lado.

— Suena interesante —masculle apoyándome en la puerta de la entrada de la preparatoria de Auradon— ¿que hay de Carlos? —cuestione.

— pues él también piensa en irse y abrir una mascoteria —frunció su ceño no seguro.

Alce una ceja— querrás decir tienda de mascotas —dije con obviedad.

— exacto —asintió repetidas veces.

— lo bruto no se te quita —masculle con arrogancia.

— hey —advirtió señalándome con un dedo, pero próximamente suspiro y camino hacia el lado del piloto del auto— en fin, debo irme —admitió sonriendo.

— no vayas a estrellar el auto —comente con simpleza— aún no es tuyo —

— cuando regrese se lo podré pagar a Ben —admitió entrando en el auto y arrancado para irse de inmediato.

Lo vi alejarse.

Ni siquiera sabía que era del Rey Ben.

Y ahí va uno. Suspire pesadamente y metí más manos en mis bolsillos, entrando nuevamente en la preparatoria Auradon.

Mañana sería la fiesta de bienvenida, nosotros también debíamos ayudar en eso, como príncipes debíamos dar el ejemplo y arreglar todo para los nuevos estudiantes, hijos de los villanos —aunque fuese uno igual— había llegado hace un año así que para ellos era un príncipe ya, después de que la tía Mirana me acogiera, no me acostumbraba a llamarla así, pero ella insistía.

Mi parte ya estaba hecha, por lo que me encontraba solo recorriendo el lugar, viendo los retratos y las personas trabajando.

Pero jamás esperé que me viniera un dolor tan repentino, fue como si me perforará el estómago. Gruñí.

— lo siento tanto Ryan, no fue mi intención —seguidamente vi a una peculiar niña de ostentosos trajes venir y recoger el zapato que había lanzado— es solo que —gruñó— no puedo creer que Alanys no sepa nada sobre la moda —

Ni idea de quien hablaba Dizzy, pero parecía muy furiosa.

— sí, tienes razón, pero no por eso debes tirar zapatos —advertí recordando el aire.

Rodó los ojos y la miré indignado— no seas tan débil Ryan, te tiraban cosas peores y no te quejabas —quise objetar, pero era cierto, mi madre siempre me tiraba cosas peores.

— buen punto niña —

— pero, mi prima, Alanys, es muy niña —

— lo que se supone que debe ser —comente analizando la situación.

— no, no entiendes, ella no aprecia mi moda —remarcó con énfasis en moda.

— oh no, ¿quién se atreve a no apreciar la moda de la gran Dizzy? —fingí estar ofendido.

— exacto, Alanys no sabe lo que se pierde —su puño significaba venganza, pero suspiro— solo quisiera poder entenderla y que ella me entendiera, así como... —lo pensó un instante— como tú y Tristán, después de todo ¿cómo lo hicieron? ¿Cómo se amigaron? Se odiaban que yo recuerde —se cruzó de brazos frente a mi.

No exactamente nos odiábamos, solo era una simple enemistad porque él había tenido todo y yo no, además de que tenía a Meido y logró su amor, cuando yo no pude tenerlo.

Ese era mi detesto hacia él. Justo eso.

Pero cuando me di cuenta Dizzy estaba sentada sobre una silla con sus manos sobre la mesa sonriendo ampliamente.

— ¿Qué haces? —parecía mirarme expectante.

— espero la historia, tal vez me ayude en algo con Alanys —

Fruncí mi ceño— jamás dije que ... —

— espero —canturreo moviendo sus pies.

Sabía que Dizzy era muy impertinente y que siempre era muy persistente, bufé y me senté en la silla frente a ella, mientras los demás arreglaban, creo que podría contar la historia de una manera breve y lograr que esta niña me dejara en paz.

— bien —suspire.

— bien —suspire

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El Príncipe Rojo: La prueba de un príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora