⚜️ La discusión de dos príncipes

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No iba a dejar de admitir que la chica me parecía particularmente interesante

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No iba a dejar de admitir que la chica me parecía particularmente interesante.

La seguí hasta el gran comedor, donde todos parecían esperar mi presencia, alce una ceja frente a todos.

— Ryan, finalmente llegas querido —la tía Mirana sonreía, tomando unos cubos de azúcar y depositándolos en una taza— té, querido —

— ¿té? —cuestione con burla— ¿en la noche? —

— siempre es buen momento para un té —ella seguía sonriendo.

Bufé y me senté en la silla que había predispuesto y solo me centré en algo que me interesara, tal vez en la particular princesa que se hallaba frente a mí, no me veía, pero sabía que sentía cómo la miraba.

Me resultaba graciosamente atractiva.

— Es un lugar espléndido para una hermosa cena, de verdad que sí —pero una voz más se oyó, una mujer con corona sentada al lado del rey invitado sonreía.

— muchas gracias Miranda, lo pensé en todo —la tía Mirana estaba complacida.

— será mejor que controles tus impulsos sarcásticos con mi madre —pero a mi derecha, el principito tomaba mi hombro y me acercaba, para susurrarme algo al oído.

— ¿Y que sino quiero? —Me zafé de su agarre y bufé, pero Tristán solo se mantenía al margen.

No era mi culpa que ella dijera o actuara de una manera extraña.

La reina Mirana estaba en la esquina derecha de la mesa, mientras el rey invitado estaba en la otra esquina, cabía destacar que se hallaban dos ¿príncipes? Más en esta mesa, con razón era así de grande.

Pronto la comida fue servida y cada uno fue libre en degustarla, tomé mi tiempo con todo lo que había, debía admitir que se sentía delicioso y su oro era exquisito también.

Un bocado entró en mi y sentí como mi paladar exploraba ese nuevo sabor, en la isla jamás había sentido algo así, pero me gustaba y mucho.

— ¿Qué tal la comida Ryan? —la reina Mirana hallaba manera de sacarme la conversación.

Debía admitirlo no era mala conmigo, pero no me sentía seguro y que ella me cuestionara todo era algo muy insoportable para mi.

— bien —fui capaz de responder, después de tragar mis sagrados alimentos.

Pero una risa, esa risita seca e insoportable de parte de Tristán y su comentario me hizo estallar.

— me sorprende que no sea una bestia al momento de comer —tragar su comida.

Levante mi mirada fría y la clavé en él, ¿este imbécil que me creía a mi?

— ¿qué? ¿Porque vengo de la isla no se modales? ¿Crees eso Príncipe Tristán? Niño perfecto —cuestione con una ceja alzada.

Pero el trago su comida y se limpio sus labios respondiendo:

— solo decía —argumento tomando de su copa.

¿Solo decía?

— dime, ¿así trataste a Meido la primera vez que la viste? ¿Así de imbécil te viste? —paro de tomar y me miró| con recelo.

Punto para mi.

— no metas a Meido en esto —

— ¿meter a Meido? —

— hablas con alguien de la isla —me levante exasperado— solo quiero saber si así tratas a todos los de la isla o solo a mi por ser hijo de tu enemiga —exclamé.

Tristán se levantó. Genial, el principito se había enfadado.

— la reina roja no es mi enemiga —frunció su ceño.

— muchachos deben mantener la calma —Mirana había entrado en acción.

— entonces dile a tu hijo que no me trate como un don nadie —

— no aguantas nada Ryan, simplemente fue una broma —

Reí seco— ¿broma? ¿De verdad quieres ver que es una broma? —

— ¿qué pasa con ustedes dos? —la pelirroja había aparecido— ¿qué les parece el especial? —sonrió de par en par.

— estuvo delicioso —admitió la Reina Mirana.

— eres un canalla, príncipe Tristán —escupí con desdén— es mejor que me vaya de aquí —y sin más tire de la mesa y me retiré de allí, no permitiría que me tratara así, sin derecho alguno.

— RYAN —escuché la voz de la reina Mirana, pero fue suficiente para mi, no quería seguir allí, con personas tan detestables.


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El Príncipe Rojo: La prueba de un príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora