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Hola mis bellas criaturas de la creación.

De verdad quiero agradecerles de corazón por sus hermosos comentarios en el capítulo anterior. Sus palabras son muy valiosas para mí y me llenan de motivación. Mil gracias, son lo máximo.

Y bueno, con esa nueva motivación, dejó este capítulo para ustedes y me retiro lentamente.

Disfruten.

Izuku sentía su pecho lleno de dolor e incertidumbre

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Izuku sentía su pecho lleno de dolor e incertidumbre.

Después de llorar dentro de su auto por varios minutos, aún con ese enorme peso, se obligó a tranquilizarse para poder conducir con precaución a la primaria de su hijo y también para que Ame no lo viera en ese estado.

Durante el camino, Izuku condujo un poco más lento de lo habitual por precaución. Se preguntó cómo debería informarle a Ame sobre su situación, ya que el pequeño merecía saberlo para que fuera conciente de sus cuidados. Decidió que la mejor forma de hacerlo era con ayuda de Kirishima e Iida. Sería bueno que entre los tres le explicarán al pequeño sobre lo que le ocurría.

Al llegar a la escuela, solicitó permiso de poder recoger a su hijo con motivo de llevarlo al hospital. La directora al entender la explicación que el peliverde le había dado, concedió dicho permiso y mando a llamar al niño. Izuku se obligó a mostrarse tranquilo frente a su hijo.

El pequeño albino entró a la oficina de la directora y observó a su padre por unos segundos antes de acercarse a él con su típica e inexpresiva expresión.

El Midoriya mayor agradeció la atención de la directora y él junto a Ame salieron de la escuela y volvieron al auto.

El camino fue silencioso con Izuku al volante y Ame leyendo el libro que había llevado en su mochila. Cuando llegaron nuevamente al hospital, Izuku tomó una gran respiración y miró al pequeño para salir juntos.

Ambos entraron tomados de la mano y se dirigieron está vez al consultorio de Kirishima. Izuku sintió la pequeña mano de su hijo apretar ligeramente la suya. Miró al niño y su infantil rostro no reflejaba nada pero él sabía que su pequeño estaba preocupado, por lo que en respuesta, sujetó su manita en un apretón consolador.

Iida apareció minutos después y saludó al pequeño que lo llamaba tío con una sonrisa renovaba. Izuku la entendía. Cómo médicos, debían mostrar fortaleza, tranquilidad y esperanza hacia los pacientes para apoyarlos en sus enfermedades y en el transcurso en sus tratamientos. En algunas ocasiones, era difícil para los médicos mantener esa tranquilidad y fortaleza, pero sabían que no podían flaquear por el bien de sus pacientes. Eso era algo que Izuku siempre admiraba.

Una vez dentro del consultorio, los tres mayores se dispusieron a explicarle al pequeño sobre su estado de salud de la forma más tranquila y sobrellevable para un niño de ocho años. También le explicaron que tenía que debían realizarle el estudio de médula ósea para estar seguros sobre el avance de su condición. Durante toda esa explicación, el pequeño albino se mostró asustado y conciente del porque de sus síntomas anteriores, pero incluso teniendo miedo, se esforzó en mostrarse tranquilo y hacer caso de lo que le explicaban su padre y tíos.

Como Pasaron las Cosas - TodoDekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora