Alexander volteo para para ver de quien se trataba. Cuando lo hizo se percató que era Mike.
-Toma, da gracias a Dios que me lo conseguí yo. -Le dijo Mike mientras le regresaba el celular que Alexander había extraviado.
-Gracias hermano, gracias. -Dijo Alexander con una gran sonrisa, pues ya había recuperado su teléfono.
-De nada, bueno ya debo irme, nos vemos en un mes.
-¡Espera! ¿Estás muy apurado?
-Algo, ¿Por qué?
-Te iba a decir para que conversáramos mientras nos tomábamos un café.
-Lo siento, pero en estos momentos tengo el tiempo contado. Cuando regrese, si te aceptaré la invitación.
-Vale, está bien. Gracias nuevamente.
-No hay de que, por cierto, casi se me olvidaba. -Abrió la mochila que cargaba y sacó un sobre. -Toma, ahora si me voy. Cuídate. -Dijo Mike mientras se marchaba de la pastelería.
-Ok... Igual tú.
Alexander procedió a ordenar un late pequeño, una vez su orden fue completada, éste se fue a sentar y comenzó a pensar: "¿Qué habrá en este sobre? ¿Sera que lo abro en este momento o espero a cuando esté en el mundo real? No, mejor lo abro de una vez". En lo que el joven iba a proceder a abrir el sobre, escuchó una voz que decía:
-¡Ale! ¿Qué haces aquí tan solo? ¿Te puedo acompañar?
Alexander tras escuchar esa voz, sintió como su corazón empezó a latir de forma acelerada, pues se trataba de Mariela…
-¿Ma... Ma... Mari... Mariela? ¿Qué haces aquí? -Dijo el joven asustado.
-Nada, pasaba por aquí y te vi desde afuera. ¿Te ocurre algo? Pareciera como si hubieses visto un fantasma. -Dijo en tono de broma mientras reía.
-No... No... Nada, todo bien. -Aún impactado tras ver a la chica.
-Vale... ¿Tienes planes para esta tarde? -con un tono seductor.
-No, ¿Por qué?
-¿No quisieras que fuéramos al parque que tenemos al frente a conversar? - Mientras con la mirada le señalaba su entrepierna sugiriéndole hacer de las suyas en algún lugar del parque.
-¿Estás segura? -Dijo Alexander, que no sabía que hacer al respecto, ya que la chica según la última vez que soñó con ella, estaba muerta.
-Pues claro… ¿O acaso no quieres? -Con un tono manipulador.
-Vale, está bien.
Alexander se levantó presuroso junto con Mariela. Y dejó en la mesa el café y el sobre. Ambos salieron de la pastelería, mientras que la chica halaba al joven de la mano dirigiéndose hacia al parque. Se adentraron en lo más profundo, hasta que se aseguraron que nadie los vería ahí. Y detrás de una gran roca comenzaron a besarse con más pasión que en el sueño anterior. Esta vez Alexander si procedió a quitarle la ropa a Mariela y está a él. No les importaba estar en un lugar público, los árboles serían los únicos testigos de lo que estaba a punto de suceder. Después de tantas caricias y besos, el chico fue bajando por el cuello de la chica mientras la besaba apasionadamente con su lengua, mientras sus manos jugaban con los senos de la chica; quien solo podía tomar de la cabeza a su amante. Y en eso cuando Alexander ya había llegado a la zona íntima de Mariela, escuchó una voz de una mujer a lo lejos.
-¡Por favor despierta, te necesito!
Alexander al escuchar esto se agitó y entró en razón y le dijo a Mariela.
-Esto no está bien.
-¿Por qué lo dices tontito? -dijo con una risita
-Me tengo que ir. -Tomó su ropa y se fue.
-¿En serio me vas a dejar así? -Con tono de molestia.
-¡Sí! -Gritó a lo lejos.
Alexander, mientras salía del bosque pensaba: “¿Qué habrá sido ese grito?” Mientras trataba de recordar donde había dejado el sobre. Hasta que se dio cuenta que éste se encontraba en la pastelería, y se dirigió a buscarlo. Cuando ya estaba llegando vio que el hotel seguía aún ahí, lo que le extrañó. Sin embargo, entró a la pastelería buscando el sobre. Pero no lo consiguió. Por lo que le preguntó a un trabajador y éste le pidió que esperara un momento, ya que iba a consultar al encargado. El trabajador habló con el encargado, y este procedió a salir.
-Dígame joven, ¿En que lo puedo ayudar?
-Señor, hace poco dejé aquí un sobre en la mesa, junto con un café pequeño, el cual no pude terminar.
-Vale, comprendo. ¿Qué había en el sobre?
-No lo sé, nunca lo abrí.
-¿Y cómo sé que realmente es tuyo? -dijo el hombre quien dudaba de darle el sobre a Alexander.
-¿Aquí no hay cámaras de seguridad?
-Sí, las hay.
-Bueno revíselas y verá que yo soy el dueño de dicho sobre. -Dijo Alexander algo alterado.
El hombre se retiró a su oficina, vio las grabaciones y se percató que Alexander era el auténtico dueño. Tomó el sobre y se lo dio al joven.
-Tome y disculpe las molestias ocasionadas.
-No se preocupe, gracias a usted por cuidármelo. -Dijo Alexander ya más tranquilo.
El chico procedió a retirarse del establecimiento y se dirigió a su casa. En el camino mientras cruzaba la calle para llegar a la estación del metro, escuchó un grito muy cercano:
-¡Alexander eres un maldito, te odio! ¡No me volverás a hacer algo como eso! ¿Me escuchaste parasito? -Era Mariela, quien se encontraba con la apariencia de una persona desquiciada.
Alexander al ver esto se asustó por la forma en la que se le acercaba la chica de pálida piel, la cual no se había percatado que el semáforo se encontraba en verde mientras cruzaba la calle. En ese momento, un automóvil el cual iba a una gran velocidad, atropelló a Mariela desvaneciéndola en el acto, mientras ésta gritaba:
-¡Te odio Alexander!
En eso el joven se despertó asustado por la forma en la que Mariela lo trató de abordar. Revisó la mesa de noche y vio que estaba su celular y el otro sobre que le había dado Mike. Lo que lo tranquilizó, pero a la vez lo dejo pensativo: “¿Por qué estará pasando todo esto? ¿Cuál será la solución?” Mientras Alexander volvió a pegar la cabeza a su almohada.
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Seis de mayo
Mystery / ThrillerAlexander, un joven de 25 años de edad se enfrenta a la curiosa reaparición de su ex, quién extrañamente parece estar acosandolo tanto en el plano terrenal como en el de los sueños. Teniendo que recavar en los hechos de su pasado para resolver el mi...