Mientras el taxi iba de camino al hogar del joven, estos seguían conversando sobre el sueño.
-¿Qué había en el sobre? –Preguntó Eva.
-Un llavero roto.
-¿Y qué significado tiene para ti?
-Bueno… “aquel día” que terminé con Mariela, lo lancé contra el suelo y éste se rompió.
-¿Por qué lo conservas aún?
-Yo creí haberlo dejado ahí en el suelo.
-¿Y estaba en el sobre?
-Te acabo de decir que sí.
-Es una historia bastante loca y difícil de creer.
-¿Y tú me crees?
-Me cuesta, pero lo hago. –Sonriéndole al chico. –Me dijiste que volviste a tener el mismo sueño, ¿cierto?
- Es correcto, aunque hubo algunas variaciones y un nuevo sobre.
-¿Qué había en éste?
-Nada, solo un papel que decía “KME66M”
-¿Y qué significa?
-Ni idea.
-No será una contraseña.
-Podría ser, pero… ¿De qué? -Dijo en tono intrigante.
-Y me imagino que aún no sabes ni qué significado tiene el sueño, ¿Me equivoco?
-No, lo único que sé es que debo descifrarlo antes del 6 de mayo.
-¿Por qué esa fecha?
-Porque este está ambientado en ese día.
-Vale, comprendo. –Con actitud pensativa.
En ese momento ambos quedaron en silencio hasta llegar a la casa de Alexander, el cual en todo el camino solo pensaba “Bueno cenaremos unos sándwich de carne y queso. No tengo más que ofrecerle aparte de alcohol, ella pensará que soy un borracho. Bueno tal vez eso sea positivo.”
-Es aquí, gracias. –Dijo Alexander indicando al taxista que habían llegado a su destino.
-Gracias señor, buenas noches. -Dijo Eva mientras pagaba.
Se bajaron del vehículo y caminaron al hogar del joven. Cuando llegaron, el anfitrión le dijo:
-Bienvenida, pasa adelante.
-Gracias, permiso. Vaya, tu casa es bonita, ¿Vives tú solo?
-Sí.
-¿Quién te ayudó con la decoración? –Preguntó sorprendida.
-Nadie, yo mismo.
-Por nada, “decorador”. –Burlándose de Alexander.
-Ya te habías tardado en reírte de mí.
-Es inevitable, por cierto, agradece que soy así contigo, ya que la gran mayoría de las personas que me conocen dicen que soy odiosa.
-¡Ja! Si claro, toma asiento no crecerás más.
-Vale, gracias.
-¿Te gusta el pan?
-¿Qué? –Dijo riendo
-¿Qué si te gusta el pan?
-Pues… sí. –Aun riendo.
-Que bueno, porque es lo que hay.
-¿Y si no quiero comer pan? –Con tono manipulador
-¿Qué quieres entonces?
-Nada, no quiero comer.
-¿Te gustaría beber algo entonces?
-¿Qué tienes?
-Tengo ron dorado, ron blanco, ron cubano, ron jamaiquino, vino tinto, vino blanco, vino rosado, ponche crema, crema de ron, crema de brandy, crema de whiskey, crema de casis, vodka, vodka de frambuesa, vodka de limón, vodka de uva, vodka de té negro, ginebra, ginebra con infusión de hierbas, licor de hierbas, licor de café, licor de melocotón, licor de fresa, licor de mora, tequila reposado, tequila plateado, tequila dorado.
Eva se quedó viendo y escuchando a Alexander, sorprendida de toda la variedad de licores que tenía éste a su disposición.
-Sambuca, limoncello, narancello, triple seco, cerveza venezolana, mejicana, portuguesa, alemana, holandesa… -Tomando un respiro.
-¡Ya basta! ¿En serio tienes todo eso ahí o lo inventaste? –Sin poder creer
-Mejor te doy una cerveza belga. –Guiñándole el ojo.
-Tienes todo un bodegón en tu casa.
-Es mi hobby. –Sonriéndole.
-Estoy empezando a creer que ese sueño fue por una borrachera.
-Ojalá. –Destapándole la cerveza a la chica mientras se sentaba a su lado.
-¿Y en el segundo sueño volvió a aparecer Mariana?
-¿Querrás decir Mariela? Pues sí, ella también salió en el sueño.
-¿Y qué hacía?
-Pues por poco lo hicimos en el parque con el que sueño, pero me fui corriendo y la dejé ahí.
-¿En serio? –Riendo a carcajadas. -¿Y luego?
-Pues me empezó a perseguir como si fuese a matarme mientras me maldecía.
-Hasta yo si me hicieran eso. –Riendo más fuerte.
-Bueno, siguió persiguiéndome hasta que fue atropellada por un auto el cual la desvaneció nuevamente.
-Bueno ahí tienes un fantasma que dejaste con las ganas. Tendrás que volver a soñar con ella y complacerla, tal vez así te deje de atormentar. –Riendo aún.
-¿En serio te da tanta risa?
-A mí sí, porque veo que tienes y seguirás así por un buen tiempo a no ser… -Acercándose a su cara.
-A no ser, ¿Qué? –Dijo algo nervioso
-Que quieras que tú y yo lo hagamos. –Susurrándoselo en el oído.
-¿Qué pasa con la cerveza?
-¿Quién te pidió cerveza? –Besando a Alexander.
Alexander le respondió el beso a Eva y estos se fueron hasta el cuarto del joven mientras seguían besándose y acariciando cada parte del cuerpo del otro. Cuando ya ambos se encontraban frente de la cama, estos procedieron a quitarse la ropa rápidamente para continuar besándose pero de una manera más cómoda. Alexander fue el primero en acostarse, Eva procedió a colocarse encima de él. Siguieron besándose y en el momento de empezar el acto sexual la chica risueña dijo:
-No estoy segura si… -Quedando pensativa. –He cambiado de idea. –Con una sonrisa pícara.
-¿Cambiado a cuál?
-No quiero sexo esta noche, mejor mañana. –Soltando una pequeña risa.
-Vale, está bien. Yo tampoco quería sexo.
-¿Es en serio? –Dijo sorprendida.
-Sí, me siento bien con esto. –Sonriéndole.
-De verdad que eres único Alexander.
-Ojalá me pagaran cada vez que me dicen eso. –En tono sarcástico.
-Bueno ya… Cuéntame que como fue tu relación con Mariela.
-Es una larga y trágica historia.
-¿Por qué? ¿La amabas?
-Fue una relación que por forzarla tanto, se desgastó… ¿Qué si la amaba? Claro que sí, tanto que si hubiese tenido que dar mi vida por la ella lo hubiese hecho.
-¿Entonces qué pasó?
-Fue “aquel día” en que todo se derrumbó.
-¿Pero qué paso?
-Habíamos acordado que nos veríamos todos los días del mes de diciembre.
-Ok.
-El 8 de diciembre cuando faltaban ya como dos horas para vernos, ella me envió un mensaje, que decía: “Mi amor hoy no podremos vernos debido a que iré a una misa en honor al aniversario de la muerte de un primo”
-¿Entonces?
-Que ella es atea y detesta ir a misa. Por lo que decidí ir a su trabajo a esperar que saliera sin que esta supiera nada. Estaba acompañado de un amigo el cual ignoraba la situación. Esperé hasta que por fin salió.
-Ok ¿Y luego?
-Bueno, resulta que un hombre la estaba esperando, se besaron y luego siguieron tomados de la mano. –Respirando profundo, tratando de retener el dolor que sentía tras recordar eso. -En ese momento lancé mis llaves contra el piso rompiendo el llavero.
-Vaya… ¿Qué hiciste después?
-Los seguí, la confronté y luego… -Se levantó y se dirigió a la sala a buscar su cerveza.
-¿Y luego qué?
-No quiero seguir contándote ¿Ok? Por lo menos, no hoy. –Mientras se bebía la cerveza de un solo trago.
-Vale, está bien, discúlpame.
-No te preocupes, quien debe pedir disculpas soy yo. –Sentándose en la cama
-Oye, pero ponte a analizar la situación, tal vez ese sueño sea para que termines de superar lo sucedido “aquel día”. El llavero sirvió para que recordaras lo que sucedió.
-Tal vez tengas razón. ¿Pero qué ocurre con el final del sueño?
-¿Te refieres al por qué siempre la atropellan?
-Exacto.
-¿Has vuelto a tener contacto con ella?
-No, desde ese mismo día me alejé de ella.
-Bueno, cuéntame lo que ocurrió después que la confrontaste. Tal vez ahí esté la respuesta de todo.
-Ella… ella… -Entrando en un estado de shock.
-¿Qué pasó con ella?
-Después que la confronté se fue corriendo… y… y… y… y en eso la atropelló un coche verde. –Llegándole imágenes de ese momento a su cabeza sobre lo ocurrido “aquel día”. –Luego me fui corriendo con Alberto.
-¿Quién es Alberto? –Pregunto Eva extrañada.
-El amigo que me acompañaba en ese momento.
-¿Dónde está el?
-El después se mudó a Colombia.
-Vale ¿Y no será que ella sí murió?
-No lo sé. Espero que no.
-¿Por qué esperas?
-Porque a pesar de todo, le tengo aprecio, no porque sea mi ex y me haya engañado debo odiarla.
-Tu aún la amas, ¿Cierto?
-No, tampoco llego a ese extremo. ¿Te parece si hacemos algo para cenar?
-Sí, y ahora si te aceptaré la cerveza. –Dijo riendo la chica risueña.
Se levantaron de la cama y procedieron a vestirse nuevamente, dirigiéndose a la cocina. Alexander procedió a preparar unos sándwich que les calmaría el hambre de momento hasta al día siguiente. Una vez estos estaban listos, procedieron a sentarse a comer mientras bebían cerveza.
-Buen apetito. –Dijo el joven.
-Gracias, igualmente. –Dando inmediatamente el primer bocado. Tras saborear el emparedado quedó deleitada por el gran sabor que éste tenía. –Dios te bendiga esas manos, cocinas espectacular.
-No es para tanto, es solo un sándwich con carne y queso.
-Pero la sazón de la carne es simplemente glorioso.
-Bueno, gracias, me alegra el saber que te haya gustado. –Dijo mientras sonreía.
Una vez terminaron de cenar, se dispusieron a dormir. Ambos en la misma cama y abrazados como si se conocieran de años, siendo pareja.
ESTÁS LEYENDO
Seis de mayo
Mystery / ThrillerAlexander, un joven de 25 años de edad se enfrenta a la curiosa reaparición de su ex, quién extrañamente parece estar acosandolo tanto en el plano terrenal como en el de los sueños. Teniendo que recavar en los hechos de su pasado para resolver el mi...