Pero antes de que el tren partiera las puertas volvieron a abrirse porque alguna persona estaba bloqueando el acceso a las puertas, lo que le dio tiempo suficiente al chico para que entrara con un empujón tipo envestida de un toro. Posteriormente las puertas se cerraron y el tren avanzó hacia la siguiente estación.
-Por poco me quedo afuera. –Dijo tras un suspiro.
-¡Sí! Yo no iba a saber qué hacer en esa situación. –Aún con cara de que no podía creer en lo ocurrido.
-Bueno por fortuna no pasó nada. –Mientras le sonreía a Eva.
-Tienes razón. –Devolviéndole la sonrisa mientras le hacía una mueca con la lengua.
En ese momento ambos guardaron silencio en el vagón, solo se podía escuchar las conversaciones de las demás personas presentes en el tren. Los jóvenes aprovechaban de ir acercándose al otro cada vez que el medio de transporte hacia sus respectivas paradas. Cuando por fin lograron estar frente a frente, faltaba una estación para llegar a su destino, y sorprendentemente el tren frenó de golpe y todos los vagones se quedaron sin luz. Ocurrió una falla eléctrica, la cual no sabían por cuanto tiempo sería. Por el movimiento abrupto del freno, Eva cayó abrazando a Alexander quien por querer aprovechar el momento, la abrazó fuertemente.
-¿Y ahora qué? –Preguntó la chica.
-No lo sé. Respondió el joven quien aún la mantenía en sus brazos.
El momento “romántico” se perdió tras un grito de desespero que provenía del fondo del vagón, desatando el caos, el cual cesó un poco tras abrirse las puertas. El operador indicó a los pasajeros que debían abandonar el tren y proseguir el trayecto caminando por el obscuro túnel. Esto era algo totalmente nuevo para Eva quien no sabía qué hacer.
-Debemos salir del vagón. –Le dijo Alexander a la chica.
-Pero está muy obscuro allá afuera. –Comentó la joven.
-¿Hay diferencia aquí adentro? –Preguntó el chico de forma sarcástica.
-No, pero por lo menos sé que aquí no me perderé. –En realidad disfrutaba de que Alexander la sostuviera en sus brazos, ya que se sentía protegida.
-Si salimos del vagón tampoco te perderás. Te lo prometo.
-Ok, pero no me sueltes la mano.
-No te preocupes, no sucederá. –Tomándole la mano a Eva.
Ambos salieron del tren e iniciaron su camino para salir del túnel. Alexander quiso aprovechar el momento mientras iban caminando y salir de dudas si la chica era la recepcionista de su sueño.
-Eva, por casualidad… ¿tú has trabajado en hoteles?
-¿Por qué la pregunta? –Le preguntó extrañada.
-Por mera curiosidad.
-Pues que raro eres. Pero no, nunca he trabajado en algún hotel. He tenido múltiples trabajos, pero jamás en un hotel.
-Vale. –Soltando una risa nerviosa.
-Esa era la pregunta que me querías hacer cuando íbamos en camino a la estación, ¿verdad? –Le dijo seriamente.
-Sí, pero no era para que te molestaras. –Respondiendo incómodamente.
-Bueno por lo menos ya aclare tu duda, ¿cierto?
-¡Sí!
-Cambiando de tema, ¿tú crees que lleguemos a tiempo al lugar que me habías comentado?
-Espero.
¿Esperas? ¿Es decir que tal vez sea demasiado tarde?
-Sí, pero no perdamos la esperanza, valdrá la pena, ya verás.
-Ok.
-¿A qué te dedicabas antes de venir aquí?
-Era moza en un restaurant. Necesitaba costear mis estudios.
-¿Sigues estudiando?
-Sí, solo que estoy de vacaciones indefinidas y aproveché para visitar a una tía, la cual no veía de hace años.
-Vale, está bien. –Mientras pensaba “¿Vacaciones indefinidas? Eso me suena a desempleo?”
-Pues sí, no me quejo.
-¿Qué estudias?
-Estoy cursando el 6to semestre de enfermería.
-¡Vaya, que bien!
-Sí, pero ya dejemos de hablar de mí… ¿Qué hay de ti?
-¿Qué quieres saber?
-¿Cuánto tiempo tienes en la ciudad? ¿Qué haces en tus tiempos libres? ¿Tienes hijos?
-Bueno… desde que nací he estado aquí, es decir, que tengo 25 años en la ciudad. Últimamente los fines de semana me reúno con mis amigos de secundaria a charlar y beber. No, ni siquiera tengo pareja. –Riendo al final.
-Que vida tan interesante. –En un tono sarcástico.
-¡Oye no te burles!
-Y… ¿Desde cuándo escuchas las voces?
-Te parecerá extraño, pero empezaron hoy.
-Vaya suerte, el día que comienzas a escucharlas es cuando me conoces. –Volviendo a reír.
-Pero… pero cada vez que pienso en ti no me acosan.
-¡Vaya! ¿Esa es tu forma de parecer tierno? Con razón no tienes novia. –Riendo más fuerte. – ¿No será porque estamos en un túnel?
-¿Eso qué tiene que ver?
-Que no hay cobertura para las voces. –Manteniendo la carcajada.
-Parece que volvió tu humor.
-Nunca se fue, solo que no me siento cómoda caminando por un túnel obscuro.
-Ni yo.
-Pero pareciera, que no luces alterado… ¿O sólo te haces el valiente porque estas tomando mi mano?
-No, ahora según tú, soy “La Rata valiente”. –Respondiendo sarcásticamente.
-Bueno… Si te sientes bien con esa catalogación. Con tono sarcástico. –Aunque no hay negar que te luce el apodo. –Riendo.
-Me siento ofendido Eva.
-¿En serio?
-Sí, aunque te prefiero risueña a que andes odiosa.
-¡Qué lindo se escuchó eso!
-Ya casi llegamos.
-¡Qué bien!
Los jóvenes salieron del largo túnel llegando a la estación de su destino. Subieron las escaleras hasta salir de ésta sin percatarse que aún estaban tomados de las manos. Caminaron al lugar que tenía planeado Alexander. Era un parque, el cual acababan de cerrar.
-¡Mierda está cerrado! –Dijo Alexander
- ¿Qué haremos ahora?
-¿Te consideras una chica capaz de hacer lo que sea? –Dijo Alexander con una mirada picara
-Depende ¿Qué tienes en mente? –Preguntó la chica mientras veía al joven con una mirada atrevida.
-Conozco una manera para poder colarnos al parque, pero debemos estar atentos con los vigilantes.
-¡Estás loco! –Soltando una carcajada. -Acepto. –Con una gran sonrisa que inspiró al joven.
-¡Ja! Bueno, vamos por aquí. –Aun tomando la mano de Eva, pero inconscientemente.
Los jóvenes caminaron bordeando el parque hasta llegar una zona poco transitada por los peatones. Una vez Alexander le hizo señas a Eva para que escalaran la pared la cual tenía aberturas las cuales le facilitarían infiltrarse en el parque. Alexander fue el primero en subir para asegurarse de que ningún vigilante estuviera por esa zona. Al ver que estaba despejada el área le silbó a Eva para que subiera, cuando esta llegó al final de la pared el chico le indicó que se lanzara hacía donde estaba el, para que este la atajara. La chica después de haber caído en los brazos de Alexander le dijo:
-Ya estamos aquí ¿Ahora cuál es tu plan? – Mientras en su rostro había una sonrisa.
-Pues ahora comienza nuestro tour sígueme. Trata de que no te vean. –Mientras veía por lo lados para sentirse seguro de que nadie los viera.
- ¿Cómo sabias que podíamos infiltrarnos por ahí?
-Solía hacer eso antes. –Con un tono melancólico.
-¿Con qué objetivo?
-Compartir con una persona a la que le juré mi amor.
-Ósea que no siempre has sido un fracasado. –Soltando una risita.
- ¿Disculpa? –Deteniéndose.
- Yo pensaba que eras una persona que vivía en una rutina infinita. –Riendo nuevamente.
-Pues no, no lo soy. Me las he apañado para lograr las cosas que me he propuesto, y doy gracias a Dios que aún tengo vida para seguir adelante. –Dijo seriamente el joven.
-Oye discúlpame, no era mi intención ofenderte. –Sintiéndose culpable por su comentario.
-No te preocupes, ya lo dijiste. Esa es tu impresión sobre mí.
-¡Claro que no!
-¿Entonces?
-Cuando te conocí en la parada creí que solo tratabas de llamar mi atención como la mayoría de babosos que hay en la ciudad, pero me di cuenta que no era así después que te golpeo la moto. Porque cuando hablamos en el bus pude ver en tu mirada que eres una persona sincera.
-¿En serio crees eso de mí? –Levantando la ceja.
-Sí, y tras ver cómo te has comportado conmigo sé que eres autentico ¿Qué otra persona se arriesgaría infiltrarse en un parque con alguien que acaba de conocer?
-Gracias.
-¿En serio solo me vas a responder con solo un gracias?
-¿Muchas gracias entonces? Es que no sé qué decir, discúlpame. –Sonriéndole.
-¡Ay no! Mejor sigamos ¿Te parece? –Dijo algo frustrada.
-Vale está bien. –Iniciando nuevamente el tour.
-¿Por qué este parque es tan especial?
-Porque si te pones a ver es bonito y accesible para todo aquel que solo quiera caminar y despejar la mente. Por cierto ha recibido varios nombres oficiales desde su inauguración.
-¿Y eso por qué?
-Politiquería.
-Comprendo, me imagino que aquí se deben realizarse múltiples actividades ¿Cierto?
-Correcto, este es un lugar para hacer de todo. Por ejemplo ¿Ves ese edificio?
-Si ¿Qué es?
-Un planetario. ¡Mierda un guardia! vamos por aquí. –Desviándose mientras se ocultaban tras los árboles.
-¿Allá que hay?
-Animales, es una especie de zoológico.
-¡Yo quiero ir! ¿Podemos ir? ¡Anda di que sí! -Entusiasmada tanto como una niña pequeña.
-Siempre y cuando no haya guardias podemos.
-Vale.
Se dirigieron a la zona de los animales, donde pudieron ver los distintos tipos de aves que había en cada jaula, las tortugas que conviven con los cocodrilos, un jaguar desnutrido y cuando llegaron a la zona de los monos había un vigilante, por lo que tuvieron que ocultarse detrás de un árbol, el cual estaba marcado.
-¿Qué gana la gente con esto? –Preguntó Eva
-Declarar su amor “eterno” ante el mundo. –Con tono melancólico nuevamente.
-¿Por qué lo dices así?
-Porque quien talló ese árbol fui yo.
-¿En serio? ¿Hace cuánto?
-Hace tres años, estuve dos horas haciendo eso. Hasta quitarle todo el filo a mi navaja, la cual, boté luego porque ya me serviría para nada.
-¡Vaya!
-Si, por allá podemos observar una corbeta ¿La ves? –Cambiando el tema abruptamente.
-¿Y qué pasó en esa relación?
-Esa corbeta lleva el nombre de “Leander”. Antes había una réplica de la carabela de Cristóbal Colón. –Ignorando la pregunta de Eva. -¿Quieres ir a ver como es el barco por dentro?
-Si aja que interesante, yo quiero saber que ocurrió en esa relación.
-Luego te digo ¿Te parece?
-Vale, está bien.
-¿Quieres ir al barco?
-Sí, vayamos a la corbata esa.
-¡Corbeta, no corbata!
-Eso mismo, si tú me entendiste lo dije bien. –Mientras reía.
Cuando llegaron al Leander este se encontraba cerrado, las llaves las tenía el encargado del parque.
-¡Esta cerrado! –Dijo Alexander.
-Que mal ¿Qué hay adentro?
-Armas, y otras cosas. Es un museo en honor a Francisco de Miranda.
-¿No hay un tesoro?
-No, el tesoro está aquí afuera. ¿Tu papá no era pirata?
-¿Aquí? Obviamente que no, mi papá es abogado ¿Por qué?
-Es que esa sonrisa tuya es un tesoro. –Sonriéndole pícaramente.
-¡Tonto! –Soltando una carcajada. –Pero gracias ¿En serio te gusta tanto mi forma de sonreír? –Mientras se sonrojaba jugaba con su cabello.
-Sí ¿A quién no le va gustar que le sonrían así? –Sonrojándose.
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Seis de mayo
Mystery / ThrillerAlexander, un joven de 25 años de edad se enfrenta a la curiosa reaparición de su ex, quién extrañamente parece estar acosandolo tanto en el plano terrenal como en el de los sueños. Teniendo que recavar en los hechos de su pasado para resolver el mi...