XVIII

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-Buenas tardes. -Dijo Eva.

-Buenas tardes, señorita.

-¿En qué lo puedo ayudar señor?

-En mucho, de verdad. -Pensando: "¿Cómo le digo esa frase?"

-Bueno, dígame, no tengo todo el día.

-No sé si estoy soñando o si esta es la realidad, pero solo puedo decirle esto: "Ama con todo tu corazón, no importa si estás soñando, porque los sueños se pueden hacer realidad".

-¿Es en serio? -Dijo riendo.

-Pues sí. Por lo menos, puedo escuchar tu sonrisa a través de ese vidrio ahumado.

-¿Qué esperas de mí por haberme dicho eso?

-En realidad nada.

-¿O sea que decides decirle eso a todas y ya?

-En realidad eres la primera a la que se lo digo.

-¡Si claro! Cuéntame ahora una de vaqueros. -Con tono sarcástico.

-Si no quieres creerme, no tengo problema con eso. Pero si con otra cosa.

-Ah sí... ¿Cuál?

-Necesito que... facilites un rato en la habitación "6".

-Es decir que vienes, me dices una frase que extrañamente es mi favorita, y quieres que te regale un rato en la habitación más lujosa de este hotel. ¿No quieres que suba a hacerlo contigo y con la otra persona con que planeas ir?

-En realidad, si pudiese elegir subir contigo o con la otra persona, ¡te escogería a ti!

-¿En serio? -Sorprendida.

-Sí, algo me dice que tú eres una chica con la que vale la pena compartir todas tus penas, secretos y risas.

-¿Y para qué quieres subir con esa otra persona entonces?

-Porque necesito que sea un lugar lindo e íntimo para hablar un tema muy serio.

-No entiendo de verdad. Pero hay algo en ti que me hace confiar.

-¿En serio?

-Sí. Tanto que te ayudaré.

-¡Genial!

-Pero hay un problema.

-¿Cuál?

-Que debes cancelar por lo menos la habitación más barata, para hacer un registro de que se usó algún cuarto.

-Pero solo tengo cuatro dólares.

-¡Perfecto! Con eso bastará.

-Dame un minuto mientras hago el registro, permíteme tu identificación.

Eva procedió a registrar a Alexander para que éste pudiera acceder a la habitación "6".

-Listo, aquí tienes las llaves.

-Gracias, en lo que resuelva ese problema pasaré por ti. -Retirándose hacia la habitación.

-Más te vale. -Riendo.

Alexander subió rápidamente a la habitación "6" y nuevamente quedó maravillado por su belleza. Después de haber detallado un rato el cuarto, decidió esconder el bolso con la gasolina en la sauna de la habitación. Una vez guardado, procedió a llamar a Mariela a su teléfono, pero ésta no contestaba. El chico intentó llamarla cinco veces más, aunque obteniendo el mismo resultado. En ese momento pensó: "¡Maldición! Mariela no contesta. Bajaré a buscarla en los lugares que me topaba con ella en este sueño."

Seis de mayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora