XIII

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Eva al escuchar el grito despertó asustada.
-¿Qué ocurre Ale? -Dijo agitada. -¿Por qué lloras? -Abrazándolo.
-Estoy cansado de todo esto. -Llorando
-¿Pero qué pasó?
-Tuve nuevamente ese maldito sueño.
-¿Y qué sucedió esta vez?
-Lo mismo de siempre, desde la entrega del sobre hasta la muerte de Mariela que esta vez... la ocasioné yo. -Llevando las manos a su rostro.
-¿Por qué lo dices? -Sorprendida.
-Quería despertar a toda costa y... y... -Conteniendo las palabras porque no quería asumir que había matado a Mariela, por lo menos en el sueño.
-¿Y? -Incentivándolo a continuar explicando lo sucedido en el sueño.
-Y la lancé contra un vehículo para así volver nuevamente al mundo real.
-Vale, ¿Y el sobre?
-Ya lo abrí
-¿Qué había en su interior? -Preguntó intrigada.
-Esto. -Acercándose a la mesa de noche y tomando la navaja que ahora se encontraba nuevamente en su poder. -¿Recuerdas que te había comentado que la había botado? Pues aquí está. -Dijo más tranquilo
-¡No lo puedo creer! -Dijo sorprendida mientras revisaba la navaja.
-Por cierto, descubrí algo.
-¿Qué?
-Eres la recepcionista de mi sueño.
-¿Por eso me preguntaste si había trabajado en un hotel?
-Sí, y me di cuenta de otra cosa. -Sonrojándose.
-¿De qué?
-Qué eres bastante odiosa conmigo en esa realidad onírica.
-¿Si? ¿Cómo soy en esta? -Acercándosele con una mirada seductora.
-Eres más sociable y me muestras esa bella sonrisa constantemente. -Mientras se acercaba también, aprovechó para besarla.
Los jóvenes se besaron nuevamente apasionadamente por un buen rato, mientras ambos tocaban sus cuerpos, aumentando su libido fueron quitándose sus prendas poco a poco, hasta quedar completamente desnudos debajo de las sabanas. Alexander decidió bajar un poco y besarle el cuello a Eva; mientras ésta le besaba la cabeza y acariciaba su espalda. Luego el chico procedió a jugar con los senos de la chica, tocándolos, besándolos y pasando su lengua por estos.
-Por favor no pares. -Dijo Eva que estaba disfrutando de las caricias de Alexander.
El joven no dijo nada, solo siguió en lo que estaba haciendo porque quería que su acompañante disfrutara al máximo. Por lo que bajó a la zona intima de ella y notó que se encontraba totalmente húmeda, decidiendo tocar sus muslos mientras se iba acercando lentamente a su vagina. Cuando llegó, comenzó a besar los labios de ésta, para luego comenzar a jugar con su lengua haciendo movimientos circulares, subiendo hasta el clítoris y bajando al orificio vaginal constantemente, mientras que con sus manos tocaba los senos de Eva acariciando con la yema de sus dedos los pezones de ella. Esto fue durante unos minutos, hasta que la chica gritó:
-¡Dios... que rico! ¡Quiero... más! -Mientras jadeaba, levantó su abdomen. - ¡Quiero... sentirte adentro... por favor apresúrate!
Alexander se colocó sobre el cuerpo de ella besándole el cuello, mientras esta abría sus piernas permitiendo que él la penetrara con su miembro. Por un momento, Eva le sonrió, lo que lo motivó a continuar y disfrutar mucho más su encuentro. Ambos jadeaban, sudaban y se besaron brevemente para luego disponerse a jugar con sus lenguas mientras el joven introducía y sacaba su pene constantemente, al mismo tiempo con su mano izquierda frotaba con la punta de su dedo índice el clítoris de la chica la cual estaba a punto de llegar a su primer orgasmo, con el cual apretaba y calentaba el miembro del chico. Esto fue así casi por veinte minutos hasta que Alexander no pudo aguantar más las ganas y explotó de placer eyaculando adentro de Eva.
-¿Te gustó? - Le susurró al oído la chica.
-¿Tú qué crees? -Dijo con una sonrisa mientras jadeaba todavía.
-No lo sabré hasta que tú me lo digas. -Acariciándole la espalda.
-Pues no me gustó ¡Me fascinó! Esto fue genial. ¿A ti qué te pareció?
-A mí también ¿Ya estás más tranquilo? -Besándole la mejilla.
-Sí.
-Me alegra mucho que ya estés más calmado. Entonces, ¿Cuál Eva prefieres? ¿A mí o a la recepcionista? -Soltando una risa.
-Sin duda a ti. -Riendo.
-Ya que estás más tranquilo, trata de descansar un poco, mientras preparo algo para que comamos, ¿Te parece?
-Tú eres mi invitada. No puedo permitirte hacer eso.
-Pues usted no descansó muy bien que digamos. Por lo que necesito que tomes una pequeña siesta mientras preparo el desayuno. -Sonriéndole.
-Vale, está bien. Solo por esta vez. -Devolviéndole la sonrisa y cayendo posteriormente dormido.
Mientras Alexander dormía, volvió a soñar con el momento en el cual estaba empujando a Mariela contra el coche en el estacionamiento. Pero esta vez se percató que era el mismo auto que la había arrollado, no solo en los otros dos sueños, sino el 8 de diciembre también. Despertando nuevamente, pero esta vez emocionado, se dirigió a la cocina donde se encontraba Eva y le dijo con una gran sonrisa:
-¡Lo logré!
-¿Qué? -Grito asustada.
-¡Que lo logré!
-Pero, ¿qué lograste? No te entiendo. -Dijo confundida.
-Ya sé que significado van teniendo los objetos de los sobres.
-¿En serio?
-¡Sí! -Dijo animado.
-¿Entonces ya sabes cómo parar esos sueños?
-No, pero por ejemplo el llavero me sirvió para recordar lo ocurrido "aquel día".
-¿Y el papel con las letras escritas?
-¡Fácil! Para saber quién fue el responsable del que arrollaran a Mariela.
¿Crees que son los datos de una placa?
-¡Exacto! Solo debemos averiguar donde se encuentra el responsable.
-No creo que sea tan fácil, Ale, discúlpame por mi negatividad.
-¿Por qué lo dices?
-Sueñas con que arrollan a Mariela y esa combinación de letras y números aparece. Me parece demasiado obvio, debe haber algo más. -Mientras adoptaba una actitud y pose pensativa.
-¿Cómo qué?
-Una razón más específica, como la tenía el llavero.
-No lo sé, yo sigo creyendo que es una placa. Ya creo saber quién me puede ayudar con eso. -Esperanzado.
-¿Quién?
-Diego.
-¿Quién es él?
-Es un compañero del trabajo, que también me ha estado ayudando con este problema.
-Pero, si ambos trabajan en el Departamento Histórico de la ciudad, ¿Cómo te ayudará? -Sin entender aún.
-A él le robaron su coche el año pasado, y desde la página de tránsito en internet pudo localizar el paradero.
-¿Consiguió su carro?- Dijo sorprendida.
-No, solo el paradero de la placa en otro vehículo que no era de él.
-¡Que suerte tuvo! -Dijo mientras reía.
Alexander decidió llamar desde su teléfono a Diego. Por suerte para el joven, su compañero contesto rápidamente la llamada.
-¿Aló?
-¡Hola Diego soy yo!
-¿Qué ha pasado Alexander? ¿Has vuelto a escuchar las voces?
-Volví a tener el sueño y descubrí algunas cosas. Ya estoy entendiendo la razón de los objetos de los sobres; Eva es la misma recepcionista del sueño. Con respecto a las voces, no las he escuchado desde que estoy al lado de Eva.
-¿Qué me estás queriendo decir? ¿Dormiste con ella anoche? -Preguntó alterado.
-Sí, ¿Qué tiene de malo?
-¡Que es una desconocida, eso pasa! -Gritándole desde el otro lado del teléfono.
-No me digas que vamos a tener la misma discusión que tuvimos en la oficina.
-Tienes razón, no vale la pena que te pelee por un asunto que no me incumbe.
-Bueno tampoco es para que lo tomes así.
-No te preocupes, no volverá a suceder, ¿Qué descubriste de los sobres?
-Me están ayudando a resolver y a superar lo ocurrido "aquel día". Por ejemplo, yo me había enfrascado en olvidar lo sucedido el 8 de diciembre.
-¿Aja y ahora? -Preguntó sin entender lo que Alexander trataba de explicarle.
-El llavero, por ejemplo, para recordar; el papel con el mensaje oculto creo que es la placa del coche que arrolló a Mariela; y ahora tengo una navaja sin filo.
¿Para qué es la navaja?
-Para defenderme, por si acaso, o cortar algo.
-¿Con qué filo te vas a defender?
-Pienso amolarla para poder defenderme.
-¡Muy bien, me parece una buena decisión!
-Oye, ¿Me podrías investigar si este mensaje es una placa?
-A ver.
-Anota KME66M.
-Investigaré y te iré avisando.
-¡Vale, gracias! -Finalizando la llamada.
-¿Tú si crees que él te pueda ayudar? -Preguntó Eva.
-Sí, él nunca me ha defraudado. Confío netamente en mi amigo. -Con una gran sonrisa mientras hacía la señal con el pulgar arriba.
-Bueno, espero que tu amigo sea competente.
-Lo será. -Guiñándole el ojo.
Mientras ambos esperaban la llamada de Diego, decidieron irse a dormir, hasta que tras haber pasado 2 horas de sueño, el teléfono sonó despertando a los jóvenes.
-Hermano, te tengo dos noticias.
-¡Perfecto!
- ¿Cuál quieres escuchar primero?
-La buena, primero.
-Pues... si... es una placa. ¿Me oyes? -Perdiendo la señal telefónica.
-Si, no... lo sé se está... perdiendo la señal. -Alterándose.
-La... mala... es... -Finalizando la llamada, por los problemas de señal dejando con dudas a Alexander sobre cuál sería la mala noticia.

Seis de mayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora