1. Mi hermana me enseña su trabajo... supongo.

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[Leo]

Por fin pude quitarle el lápiz a Joaco.

Bueno, ahora soy yo el que escribirá las partes de verdad importantes.

Recuerdan que el libro anterior terminó en Septiembre, cuando mi hermana me llamó avisándome que vendría a verme. Resultó que ella llegó dos meses después, en Noviembre.

En fin, mi hermana apareció en la puerta de la casa de Joaco. Al inicio, no la reconocí, pero luego ví en ella mis ojos castaños y, cuando me sonrió, aparecieron mis hoyuelos en sus mejillas. Ella guarda un parecido muy grande con mi madre, ahora que lo pienso.

Ese día fue un poco de charla para ponernos algo al día. Ella me contó un poco de lo suyo (vive en Europa, está casada pero no tiene hijos y listo. Tiene 26 años, qué se puede esperar). Luego yo le conté un poco de lo mío y ya.

Una noche, mientras Joaco y su madre salían por la cena, yo me quedé solo con ella.

Estaba tirado en la cama de Joaco mirando al techo, esperando a que vuelvan, pensando en la nada, cuando ella tocó la puerta.

-¿Qué haces, bichito?- Preguntó.

Se preguntarán por qué ella me llamaba bichito. Bueno, cuando era pequeño, tal vez a mis 4 años, mi madre me puso ese apodo y así también me llamaba mi hermana. Nadie me había llamado así desde la última vez que ví a mis padres, a mis 13 años. Me gustaba volver a escuchar que alguien me llamaba así.

-Nada importante- Respondí sentándome para mirarla.

-Leo, ya que tendremos un tiempo solos, quiero hablar contigo.

Me erguí por instinto, precavido por lo que quiere hablar.

-Te escucho...

-Recuerdas por qué te dije que estaba viniendo, ¿no?

Asentí con la cabeza.

-Bien, pues...- Comenzó- No quiero que te asustes, ¿está bien?

Volví a asentir, pero ya me había asustado. No pude evitarlo, considerando su tono cauteloso.

Ella me miró asintiendo.

-Ven a mi cuarto, te lo mostraré allí- Dijo mientras salía de la habitación.

"¿En qué líos me estaré metiendo?" Fue lo primero que pensé.

Me levanté lentamente y comencé a seguirla hacia su habitación.

Cuando entré, ví sus tres maletas en el piso. (¿Cómo manejó ella sola con tres maletas? No tengo ni idea, pero lo hizo.) Dos de ellas estaban abiertas y estaban llenas de ropa. La tercera era un poco más pequeña y estaba cerrada con candado.

-Ven, siéntate- Ofreció, señalando la cama.

Entré con cautela y me senté la cama, al borde, para poder levantarme rápidamente.

Ella levantó la maleta pequeña cerrada y la dejó a mi lado en la cama.

-Leo, aquí está una parte de mi trabajo- Explicó, con una mano en la maleta- Antes de mostrártelo, creo que es mejor que te explique bien algunas cosas.

-Claro, está bien- Dije tartamudeando.

-Bueno, tú sabes que yo estudié economía y administración de empresas- Comenzó- Cuando estaba en mi último año de estudio, me contactó una empresa de joyería. Necesitaban a alguien que se encargue de los registros y el dinero, así que acepté el trabajo.

Tuve una pequeña corazonada de lo que podía haber en la maleta.

-¿Tienes joyas y esas cosas aquí?- Pregunté señalando la maleta- ¿Tienes las joyas que vende tu empresa?

Ella suspiró suavemente, pero fue un suspiro ronco. Como forzado.

-Algo así- Respondió- Comencé a trabajar allí haciendo inventarios y cosas por el estilo. Me acerqué más a mis jefes y, luego de dos años, me revelaron la verdad de la empresa.

Ella se quedó en silencio mirándome. Luego se dió la vuelta y comenzó a rebuscar algo entre sus maletas de ropa. Luego de unos minutos, sacó una llave: la llave del candado de esa maleta.

-Leo, necesito que me prometas que no le dirás nada a nadie, ¿OK?- Pidió- Ni siquiera a Joaco.

-Joaco es mi novio- Repliqué- Le cuento todo.

-No vas a contarle esto- Dijo con suavidad- Te lo suplico, Leo. Podría irme realmente mal si se lo cuentas.

Ya estaba perdiendo el hilo de la conversación. ¿Le irá mal porque yo le conté a Joaco que ella es la administradora de una joyería?

-Además, no puedes contárselo a nadie porque quiero y necesito que me ayudes, Leo- Añadió.

Asentí suavemente, pero no lo hice con completa sinceridad. Primero debo ver de qué se trata realmente todo esto.

Ella colocó la llave en el candado y abrió la maleta. Adentro, efectivamente, habían joyas. Brillantes adornos bañados en oro y plata, con piedras preciosas incrustados.

-Esto debería ser ilegal en muchas partes del mundo- Dijo en un murmuro- Leo... La joyería en la que trabajo es en realidad una empresa de tráfico de joyas y piedras preciosas.

La miré con los ojos como platos. No podía creérmelo: mi hermana es una traficante.

Pero al mirarla, ví una conocida mirada de súplica y arrepentimiento: ví mi mirada.

-Ahora- Siguió- ¿te preguntas por qué necesito tu ayuda?

Asentí suavemente. No me salían las palabras.

-Bueno, Leo- Se sentó a mi lado, cerrando la maleta- Hermanito, tu novio tiene una herencia increíblemente grande de la que él no tiene ni idea. Su padre era empresario y trabajó con mis jefes alguna vez. Pero él decidió retirarse del negocio y fue cuando lo... hicieron desaparecer.

-¿¡Qué!?- Salté- Tu empresa de psicópatas ladrones asesinó al padre de mi novio, ¿y tú estás bien con ello?

-No lo asesinaron, Leo, y nunca dije que me parece bien- Replicó- Pero no puedo librarme de esto. Debo durar aquí tres años y luego escaparé. Incluso tendré lo necesario para sostenerte a tí conmigo. Podemos volver a ser una familia feliz, Leo.

Me tomó las manos y yo no tuve la fuerza para retirarlas. En ella podía ver a mi madre.

Pero esto no está bien.

-No lo sé- Me solté de ella- Déjame pensarlo...

Me dí la vuelta y salí a encerrarme en la habitación de Joaco.

Ella dijo que no asesinaron al padre de Joaco, entonces... ¿qué le pasó?

3.- Siempre Serás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora