[Leo]
-Leo, son las 6 de la mañana y es Domingo.
Mi hermana se despertó por mi culpa. Su cabello estaba todo revuelto al rededor de su rostro. Su voz estaba ronca y débil y sus ojos apenas estaban abiertos y me miraba tal vez con enojo.
-Lo sé, perdón- Me disculpé- Pero ya me decidí.
-Qué bueno- Dijo- Ahora, tal vez tú seas un bicho madrugador, pero yo soy una persona normal a la que le gusta dormir en Domingo, así que, por favor, sal de mi habitación. Podemos hablar en unas 2 o 3 horas.
-Claro, lo siento- Dije.
Me dí la vuelta y salí cerrando la puerta. Volví a la habitación de Joaco y me lo encontré tapado hasta la cabeza.
Me metí de nuevo a la cama a su lado pero no intenté volver a dormir. Ya me desperté, es imposible que duerma de nuevo.
-¿A dónde fuiste?- Preguntó la voz ronca de Joaco desde abajo del edredón.
-Al baño- Mentí.
Se destapó con un brazo, dejando al descubierto su rostro destrozado por dormir. Su cabello estaba igual de deshecho que el de mi hermana y sus ojos chinos me miraban con cansancio.
-Son las 6 de la mañana.
-Sí.
-¿No tienes sueño?
-No.
Me miró (creo, estaba con sus ojos cerrados) en silencio y luego se acomodó de lado para ponerse frente a mí. Abrió sus brazos (sus ojos seguían cerrados) y yo entendí lo que significaba.
-No volveré a dormirme, Joaco- Advertí.
-No importa- Dijo ronco- Quiero sentirte cerca.
Me acerqué sin tardar más a él e hice que cierre sus brazos al rededor mío. Yo me puse más abajo, de modo que mi cabeza estaba en su pecho.
-Siempre va a gustarme sentirte así de cerca, Leo- Dijo.
-A mí también. Nunca voy a cansarme.
Pocos segundos después, comencé a escuchar su respiración más profunda, lo que me dice que ya se durmió.
-Quién hubiera dicho que mi nerd duerme tanto- Murmuré mientras colocaba mi mano en su pecho.
Me quedé cómodamente echado así las siguientes dos horas. Como dije, no pude volver a dormirme, así que simplemente esperé a que Joaco se despertara para volver con mi hermana.
-Por fin despertaste- Dije.
-No desperté todavía- Replicó.
-Ajá.
Esperó unos pocos segundos.
-Bien, ahora sí desperté- Anunció.
-Ajá.
Me separé un poquito de él para levantarme, pero me agarró para evitarlo. Bajó un poco, se acercó a mi rostro y me besó.
-Ahora sí puedes levantarte- Dijo sonriendo.
-Ajá.
Me levanté mientras él se quedaba echado observándome con una sonrisa boba.
-¿Qué?- Pregunté.
-Nada- Dijo- Solo contemplo a mi guapísimo novio.
Me hizo sonrojar y no pude reprimir una sonrisa. Él se rió suavito y por fin se levantó.
-Bajemos a desayunar- Dijo.
Al bajar nos encontramos con la madre de Joaco y mi hermana.
-Y por fin despertaron los príncipes- Exclamó mi hermana.
La madre de Joaco se rió por el comentario mientras Joaco y yo nos sentábamos en la mesa.
Luego de sentarme, mi hermana me tocó la pierna suavemente.
-Luego hablamos, Leo- Dijo sonriente.
En realidad ella ya escuchó mi respuesta, pero estaba dormida, así que no sé si la entendió bien.
-Seguro- Accedí.
Terminamos de desayunar con calma. Cuando terminamos, ella me llevó a su habitación. Cerró la puerta tras de mí.
-Bueno- Dijo- Estaba dormida, pero creo haber escuchado que aceptas...
Podía notar la emoción en su voz. Ella está esperando que yo quiera ayudarla.
Asentí sonriéndole.
-Sí, te ayudaré- Dije.
Ella se me acercó para abrazarme.
-Cuánto te lo agradezco, bichito.
Cuando me soltó la miré a los ojos.
-Solo quiero que sepas que no quiero hacerle daño a Joaco ni a su familia- Aclaré- Te ayudaré, pero será algo muy suave. No puedo arriesgarme a que me descubra y perderlo.
-Claro, hermanito- Dijo- Nunca te pediría que hicieras algo grave.
Me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
-Te extrañé mucho, bichito- Dijo- Perdón por haber desaparecido de tu vida.
-Te entiendo- Dije- Yo también te extrañé.
Me dí la vuelta para salir, pero ella me detuvo.
-Te iré avisando lo que necesito que hagas- Dijo- Todavía no necesito que hagas nada, pero prepárate.
Asentí y salí del cuarto para ir con Joaco.
Cuando entré a la habitación me lo encontré desnudo. Gracias al cielo tenía una toalla cubriéndole desde la cintura. Me puse de espaldas a él y entré de lado hasta sentarme en la cama.
-¿Por qué entras de lado, Leo?- Preguntó.
-No quiero verte desnudo- Respondí- Todavía no estoy listo, por si no te diste cuenta.
Se calló unos segundos.
-Todavía no estás listo- Repitió- Eso quiere decir que... ¿algún día estarás listo?
Me dejó sin palabras. Yo no quería decir eso, pero lo dije. Ahora tendré que lidiar con eso.
-¿Quieres verme desnudo, Leo?- Preguntó con voz cautivadora.
Podía notar mis mejillas extremadamente calientes.
-Yo, ejm...- No sabía qué decir para salvarme- Joaco, cállate.
Él se rió y se sentó a mi lado. Por instinto, giré mi cabeza para no mirarlo.
-Ya estoy vestido, Leo- Avisó- Y solo estaba bromeando, tranquilo.
Lo miré y tenía una expresión de diversión en su rostro. Mis mejillas seguían sonrojadas, pero me calmé un poco al verlo.
Se acercó a mí, me besó y dirigió su boca a un lado de mi rostro, en mi oído.
-Aunque puedes avisarme cuando quieras verme, ya sabes, con confianza- Dijo y me besó la mejilla.
Me dejó helado con su comentario y tuve que retirar la vista, no podía mirarlo. Pero en fin, sé que está bromeando.
Ojalá.
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3.- Siempre Serás Tú
Romance*[Leer solo si se ha leído la primera y segunda parte de la saga]* 《La persona perfecta para mí, la que coloqué en mi libro hace dos años... definitivamente eres tú. Y siempre serás tú.》