[Leo]
Esa noticia estuvo retorciéndose en mi cerebro durante semanas. No sabía qué hacer. Ella no parecía realmente a gusto con ese trabajo suyo, lo cual despertó mi "instinto de hermano" que me hace querer ayudarla. Pero estamos hablando de tráfico de joyas, no es un tema casual.
Definitivamente tengo muchas cosas qué pensar. Si la ayudo, ella podrá terminar con eso antes, pero yo cargaré con la culpa de haber hecho algo horrible. Si no la ayudo, es probable que pierda al último miembro de mi familia que me queda.
No lo sé. Lo peor de todo es que no puedo contárselo a Joaco, y él es siempre el que me aconseja y me ayuda.
Bueno, así pasamos Diciembre. En Enero es el cumpleaños de Joaco, así que lo festejamos como siempre:
-¿Joaco?- Pregunté.
Mi novio seguía plácidamente dormido a mi lado. Yo coloqué un dedo en su frente y comencé a moverlo suavemente por su rostro.
-Joaco, despierta- Susurré con ternura.
Él me devolvió un gruñido, así que solo se me ocurrió una idea para despertarlo.
Me acerqué lentamente a su rostro hasta estar a un par de centímetros.
-Si no despiertas con esto, Joaco- Susurré- Te mato.
Suavemente posé mis labios sobre los suyos. Duré unos pocos segundos en esa posición hasta que sentí que él colocaba su mano en mi espalda. Me separé de él cuando abría sus ojos.
-Me gusta esta nueva manera de decir "buenos días"- Dijo con voz ronca y una sonrisa.
-Bueno, también es mi manera de desearte feliz cumpleaños- Aclaré.
Él seguía con los ojos un poco cerrados, pero me dedicó una amplia y linda sonrisa.
-Gracias, Leo- Murmuró ronco todavía.
-Te quiero, Joaco.
-Yo también.
Frunció los labios para darme un beso, pero yo coloqué mis dedos en sus labios. Él me frunció el ceño.
-Ya tuviste tu beso de hoy- Dije.
-Pero es mi cumpleaños- Replicó.
Hizo un pucherito y no pude resistirme, así que le dí otro beso.
Se frotó los ojos con los puños y terminó de abrirlos.
-Ven aquí- Dijo abriendo sus brazos.
Me puse casi encima de él mientras él cerraba sus brazos y me acariciaba la espalda y yo tenía una mano en su pecho.
-Hasta ahora mi cumpleaños va increíble- Murmuró, mientras me besaba la cabeza.
-¡Feliz cumpleaños!- Escuché exclamar a dos personas.
Me separé de Joaco y observé que su madre y mi hermana entraban a la habitación.
Joaco se sentó en la cama y recibió un abrazo por parte de su madre. Mi hermana, por su parte, vino por mi lado y me abrazó la cabeza. Yo cerré mis brazos al rededor de su cintura.
-¿Cómo dormiste, bichito?- Preguntó con ternura.
-Bien, supongo- Me separé y le sonreí.
Ella me removió el cabello.
-Bueno, chicos- Anunció la madre de Joaco- Vayan a alistarse, el desayuno está listo. Los esperamos en la cocina.
Ella y mi hermana salieron juntas.
-Y no se distraigan en sus... asuntos- Dijo mi hermana, ya en la puerta, mirándonos con diversión.
Cuando ellas salieron, Joaco me miró de nuevo.
-Podríamos distraernos un rato con nuestros asuntos, ¿no crees?- Dijo, cerrando sus brazos al rededor mío.
Yo lo separé de mí y le sonreí.
-Vamos a alistarnos, Joaco- Sugerí mientras me levantaba.
-Algún día lo lograré, Leo- Dijo abatido- Uno de estos días no podrás resistirte a mi ternura.
Se levantó y comenzó a desvestirse para entrar a la ducha. Automáticamente, yo me giré para desviar la vista. Cuando él salió y yo me aseguré que estaba vestido, me fui a duchar yo. Cuando los dos estuvimos listos, bajamos juntos.
Su madre y mi hermana estaban sentadas en la mesa de la cocina, la cual tenía un gran pastel al centro de todo, además de masitas y cosas por el estilo.
Ambos nos sentamos y comenzamos a comer, compartiendo alguna charla. Casi al final de la comida, la madre de Joaco se levantó. Un par de minutos después, volvió con una cajita.
-Joaco- Dijo- Hijo, cumples 18 años. Tu padre siempre tuvo un regalo para tí y él tenía planeado dártelo cuando alcanzaras la mayoría de edad- Su voz comenzó a temblar y se limpió una lágrima- Tómalo- Tendió la cajita.
Mi hermana me tocó la pierna por abajo de la mesa y, con la mirada, señaló el regalo. Recordé que ella me comentó que Joaco tenía una gigantesca herencia.
Joaco abrió la cajita y de ella sacó un anillo. Un hermosísimo anillo de plata, con una franja dorada al centro.
-Mamá, es hermoso- Dijo emocionado.
-Era de tu padre- Dijo ella- Al parecer, en su familia es tradición pasarlo al hijo mayor. Ahora es tuyo.
-¿Es un anillo Cartier real?- Preguntó mi hermana.
-Sí, lo es- Respondió la madre con orgullo.
-¿Qué es un Cartier?- Preguntó Joaco.
-Es de los anillos de compromiso más finos que existen en el mundo- Explicó su madre- Yo también tengo uno, tu padre me lo dió en nuestra boda.
Enseñó su dedo y esa fue la primera vez que noté el mismo anillo allí. El de Joaco era más oscuro que el de ella, pero eran idénticos además de eso.
-Así que es de compromiso- Dijo Joaco contemplando el anillo en su dedo.
Acto seguido, me miró y esbozó una sonrisa de lado.
-Interesante- Añadió.
Me puse nervioso por eso.
Mi hermana se acercó a mi oido con disimulo y me susurró algo:
-¿Ves lo que te dije?- Dijo- Tu novio tal vez es millonario y aún no lo sabe. Leo, necesito que me digas tu decisión pronto, por favor. Quiero saber si puedo contar con mi bichito.
La simple idea me causó escalofríos. Aún no he decidido si ayudaré a mi hermana en su "negocio" o no. No sé ni siquiera qué está bien y qué está mal.
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3.- Siempre Serás Tú
Romance*[Leer solo si se ha leído la primera y segunda parte de la saga]* 《La persona perfecta para mí, la que coloqué en mi libro hace dos años... definitivamente eres tú. Y siempre serás tú.》