[Joaco]
-Leo, ya salí de la ducha y tú sigues dormido.
Yo estaba revisando mi ropa en el ropero con una toalla al rededor de la cintura. Leo estaba echado de lado, dándome la espalda.
-Estoy despierto- Respondió.
-¿Y por qué no te levantas?
-No quiero verte.
Eso sonó demasiado fuerte, lo admito.
-¿Qué?¿Por qué?
-¿Estás vestido?
-Pues todavía no.
-Entonces por eso.
Y ahí lo entendí. Caminé descalzo hasta el lado de Leo, para ponerme frente a él.
-Abre tus ojos.
-No.
-Ya estoy vestido.
-No te creo.
Esto va a ser difícil.
-Te prometo que estoy vestido.
-Acércate.
Leo sacó una mano sin abrir los ojos y la acercó a mí mientras yo me quedaba parado. Puso su mano en mi estómago y, ni bien me tocó, la retiró.
-Vístete y abriré mis ojos.
No hice más que sonreír. Me agaché, le dí un beso en la mejilla y me fui a vestir.
-Algún día, Leo- Dije- Algún día.
En fin, me vestí, él se levantó y fue a ducharse. Cuando los dos estuvimos vestidos bajamos para desayunar.
Recordé que hoy mi madre tenía que trabajar todo el día, así que ya había salido. Solo estaba la hermana de Leo.
-Buen día, cuñadito- Me saludó.
-Buen día...- Ya no sabía cómo llamarla. Se me hacía incómodo llamarla cuñada. Al final no le dije nada más.
-Hola, hermanita- Saludó Leo.
Lo miré y él me sonrió con diversión. Yo de nuevo le enseñé una sonrisa nerviosa. No supe que hacer ayer cuando me llamó cuñado por primera vez y ahora me puse nervioso.
Comenzamos a desayunar con una que otra charla. Leo y su hermana se lanzaban algunas miradas cómplices que me hicieron preguntarme de qué hablaron anoche. Cada vez que yo miraba a Leo él me sonreía, pero luego la sonrisa se le borraba rápidamente y miraba a otro lado. Pero no son mis asuntos.
Terminamos y yo me dispuse a volver a mi habitación con Leo para hacer alguna tarea o... pasar tiempo con Leo, pero su hermana me detuvo.
-Cuñadito- Dijo poniendo su mano en mi hombro- ¿puedo hablar contigo?
Miré a Leo quien solo asintió. Luego miró a su hermana con esa mirada cómplice y se dirigió a mi habitación.
-Claro- Respondí nervioso.
Ella me estaba sonriendo. Su sonrisa era muy parecida a la de Leo, por lo que era bonita.
-¿Te parece si salimos a pasear un momento?- Preguntó.
Evalué la situación. Ahora sí me intrigó mucho saber de qué hablaron anoche ella y Leo.
-Ejm... Sí, vamos- Accedí- Traeré mi abrigo.
Ella asintió y yo me dirigí a mi habitación.
Entré y Leo estaba sentado sobre sus manos al borde de la cama, zapateando nervioso.
-¿Estás bien?- Pregunté.
Levantó su mirada, estaba mordiéndose el labio. Dejó de zapatear y trantó de sonreírme.
-Sí, todo bien- Afirmó.
Yo entré para sacar una chamarra, ya que afuera estaba todo nublado y frío; una mañana normal de mediados de Abril.
-Bueno, pues... Saldré con tu hermana- Dije en la puerta.
Él asintió.
-¿Estás seguro que estás bien?- Pregunté- Te ves preocupado.
Levantó la vista de nuevo.
-Sí, estoy bien. Tranquilo- Me sonrió suavemente.
Le sonreí nervioso, me acerqué y lo besé sin más.
-Te quiero- Dije saliendo del cuarto.
-Yo también- Oí que respondía.
Bajé de la puerta donde me esperaba la hermana de Leo. Salimos y, cuando ella cerró la puerta, yo me quedé parado a su lado.
-Bien, cuñadito- Dijo pasando su brazo por mi hombro- Tengo algunas cosas que quiero charlar contigo. Vamos.
Comenzamos a caminar. Estaba haciendo frío, pero no tanto, por suerte.
-Y bueno- Dijo- ¿Cómo estás, cuñadito?
Ella me abrazaba con un brazo y me pegaba a ella. Ahora sí entiendo qué sentía Leo cuando le incomodaba el contacto físico.
-Bien... Supongo- Respondí.
Ella soltó una risita.
-Sí sabes que puedes hablarme, ¿no?- Dijo con alegría.
Yo creía que ella era de mi tamaño, pero ahora parecía que yo le llegara al hombro.
-Claro...- Respondí- Sí.
Seguimos caminando sin rumbo unos segundos más en silencio y mis manos comenzaban a sudar.
-Joaco, ¿puedo preguntarte algo?- Preguntó.
-Sí, claro- Accedí con precaución.
-¿Y me responderás con honestidad?- Añadió.
-Lo... Lo intentaré- Respondí con más precaución.
Seguimos caminando un poco más hasta llegar a una de esas placitas. Nos sentamos en una banca y ella suspiró.
-¿Qué sientes exactamente por Leo?- Preguntó por fin.
Definitivamente fue la pregunta más intensa que alguna vez me dijeron.
Ni siquiera estoy seguro de qué siento por Leo. Tengo una idea, pero no es completa.
-Leo es especial para mí- Comencé- La timidez que tenía cuando lo conocí me hizo querer acercarme a él. Luego descubrí que yo le gustaba...
-Espera- Me cortó- ¿Timidez? ¿Leo era tímido?
La miré y ella tenía una expresión de total incredulidad.
-Demasiado- Respondí- Siempre andaba con la cabeza gacha y no hablaba con nadie. A mí apenas me dijo una palabra la primera semana, y fue porque yo le pregunté su nombre. Literalmente lo conocí por un libro.
-¿Cómo va eso?
-Él escribió un libro en el que contaba su vida. El protagonista se llamaba Fred y yo creí que era una historia al azar, pero luego entendí que esa era exactamente su vida.
-Nunca lo hubiera pensado- Dijo- Pero tiene sentido. Todo lo que sufrió... claro. Y yo no estuve para él... Pero bueno, no estamos hablando de mí, sino de tí- Me miró con una sonrisa- Continúa.
Esta será una mañana muy larga.
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3.- Siempre Serás Tú
Romance*[Leer solo si se ha leído la primera y segunda parte de la saga]* 《La persona perfecta para mí, la que coloqué en mi libro hace dos años... definitivamente eres tú. Y siempre serás tú.》