5. Mi suegro tal vez está vivito y coleando.

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[Leo]

Las dos primeras semanas de clases estuvieron muy emocionantes para todos, excepto para mí.

Se supone que tengo hasta mañana para darle una respuesta a mi hermana y todavía no puedo decidirme si lo haré o no. Quiero ayudarla a librarse de ese horrible negocio porque, bueno, es mi hermana. Pero no quiero involucrarme en un negocio criminal. Si la ayudo, no sé cómo hacer para ayudarla.

Iré a hablar con ella un momento.

-¿Puedo pasar?- Pregunté cuando llegué a su habitación.

-Claro, entra, bichito- Accedió sonriente.

Entré y cerré la puerta tras de mí. Ella me miró con desconcierto un momento y luego entendió para qué vine.

-Puedo suponer que ya tienes tu respuesta- Dijo con cautela.

-Estoy en ello- Respondí- Primero necesito que me digas algo.

-Claro, lo que sea.

Era una idea que se ha estado removiendo en mi cerebro desde que ella me comentó lo suyo.

-Dijiste que tus jefes "hicieron desaparecer" al padre de Joaco, ¿no?

Ella asintió y se me acercó con lentitud. Tomé aire.

-Eso quiere decir que... ¿Tal vez está vivo?

Ella suspiró y colocó sus manos en mis hombros.

-Siempre fuiste un increíble detective, bichito- Dijo con orgullo- Eso es lo que yo pienso, sí. Tal vez sigue vivo. Leo, yo pude haberme ido en el primer instante y no involucrarme en todo esto del tráfico, pero... descubrí que nuestros padres también trabajaban con ellos.

Esa noticia me dejó estupefacto. ¿Mis padres también trabajaban allí? Un momento. Eso quiere decir que... ¿les pasó lo mismo que al padre de Joaco?

-¿Ellos también pueden seguir vivos?- Pregunté esperanzado.

Ella me miró con una fragilísima sonrisa y negó suavemente.

-Tengo que vengarlos, Leo- Dijo con suavidad- Ahora que descubrí lo del padre de Joaco, también debo averiguar eso.

No pude evitar sentir una necesidad de ayudarla, pero no era por ella, sino por Joaco. Si su padre sigue vivo... dios, no imagino ni qué podría ocurrir.

Asentí con la cabeza y me crucé de brazos.

-Necesito pensarlo, lo sabes- Dije- No quiero involucrarme en ningún acto criminal... pero eres mi hermana.

Ella me miró con una amplia sonrisa. Es casi igual a mi madre en todo, excepto en los ojos. El castaño era el color de mi padre.

-No sabes cuánto te he necesitado todo este tiempo y quiero ayudarte- Seguí- Si podemos rescatar al padre de Joaco en ello, sería totalmente increíble, pero es una decisión muy difícil. Mañana te prometo que tendré mi respuesta.

Le sonreí y ella se acercó un poco más. Me dí cuenta que incluso ella es más alta que yo. Mi cabeza llega a su mandíbula.

-Gracias, Leo- Dijo y me abrazó- Estoy tan orgullosa de tí- Murmuró.

Me separé de ella y le sonreí, dándome la vuelta para volver a la habitación de Joaco.

-¿Todo bien?- Preguntó sonriente, mientras estaba tirado en la cama.

-Sí- Mentí- Todo bien.

-Ven aquí- Palpó la cama a su lado.

Caminé hacia él y me acomodé a su lado. Él me miró en silencio con una sonrisa. Luego tomó mi mano con la suya.

-¿Estás seguro que estás bien?- Preguntó.

Nuestros rostros estaban relativamente cerca. Casi sentía su respiración sobre la mía, mientras nuestras manos se entrelazaban.

-Seguro- Respondí- ¿Tú estás bien?

-Perfectamente.

Me sonrió, le sonreí y nuestros labios se juntaron lentamente.

Cada vez que Joaco me besa es diferente. Todas se sienten como la primera vez. En todas me pongo nervioso y siento que comienzo a sudar, pero luego recuerdo que estoy con Joaco y todo se calma.

Él bostezó abriendo su boca más grande que la de un hipopótamo.

-¿Cuándo comiste pollo?- Pregunté.

-Ejm... Tal vez comí un poquito en la tarde.

-Eres imposible.

Soltó una risita tierna.

-Soy irresistible- Corrigió.

-Sí, claro- Me mofé- Mejor anda a dormir.

Él volvió a bostezar. Me miró con ojos chinos en silencio, hasta que por fin accedió.

-Está bien. Pero voy a abrazarte toda la noche y estarás pegado a mí, Leo- Advirtió.

-Ajá.

Ambos nos levantamos a colocarnos los pijamas. Yo todavía me pongo nervioso cuando Joaco hace eso delante mío. Me veo obligado a voltear la vista hasta que él esté de nuevo con ropa.

Una vez que estuvimos los dos en cama, él se giró para estar de frente a mí. Yo solo giré mi cabeza para mirarlo.

Él sacó su mano y me acarició la mejilla con ternura. Sus dedos son suaves y cálidos.

De repente volvió a mi mente todo el asunto de mi hermana y el padre de Joaco.

-Joaco- Dije.

-Dime.

Me miraba con una sonrisa boba. Tenía que ser muy cuidadoso con esto.

-Últimamente he estado pensando en mis padres- Dije- Desde que mi hermana llegó. Ella es muy parecida a mi madre, ¿sabes?

Se le borró un poco la sonrisa. Él sabe que mis padres murieron en un supuesto accidente de avión, aunque ahora resultó que tal vez los asesinaron.

-Tus padres te querían mucho, Leo- Dijo- Estoy seguro. Nadie podría no querer a una cosita adorable como tú.

Le sonreí con ternura, como agradeciéndole.

-Los extraño- Dije.

-Lo sé, te entiendo- Respondió- Yo también extraño a mi padre.

Ahí está, logré sacar el tema. Ahora tengo que preguntarle.

-¿Qué harías si volvieras a verlo?

-No lo sé- Respondió- Pero daría lo que sea por pasar unos minutos más con él.

Listo. Esa respuesta me golpeó el corazón como un martillo. Debo ayudarlo si puedo hacerlo.

Me acerqué lentamente y lo besé. Luego, sin permiso previo, me acerqué lo más que pude a él y lo rodeé por la cintura con un brazo. Él cerró sus brazos al rededor mío, pegándome a él. Nuestros rostros estaban frente a frente.

-Buenas noches, Leo- Dijo.

-Duerme bien- Respondí.

A la mañana siguiente me levanté ni bien desperté para dirigirme a la habitación de mi hermana.

Abrí la puerta sin llamar y la cerré.

-Lo haré.

3.- Siempre Serás TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora