La vida era así, cuando tenías la suerte de cruzarte con esa persona, eso te iba a ocurrir, así sabias que era de verdad, que era la persona designada para ti.
En este extraño mundo, cuando conocías a tu alma gemela, al primer contacto visual, por tu mente iban a pasar una serie de imágenes, una película, de cómo la vida de esa persona iba a terminar.
Era algo cruel, pero pasaba, era muy difícil poder coincidir con tu alma gemela, Horacio solo había escuchado historias respecto al tema, él nunca había conocido a nadie que tocara su corazón de esa manera, incluso se sentía desilusionado del amor.
Él y su mejor amigo Gustabo habían llegado hace poco a la ciudad, su primer trabajo consistía en ser basureros, aunque más que nada se dedicaban a hacer el tonto y molestar a los ciudadanos.
Cierto día, al parecer molestaron a la persona incorrecta, ya que a sus móviles llegó una amenaza, una amenaza publica, alguien subió un estado diciendo que se cuidaran, que los tendrían vigilados.
Los hermanos no supieron que hacer, primero lo tomaron a broma ¿Qué les podrían pasar?
Pero después de pensarlo mejor, era nuevos en esa ciudad, no tenían muchos amigos y no se sentían seguros, decidieron visitar por primera y esperaban que única vez comisaria.
Irían a poner una denuncia, la amenaza parecía ser algo inocente pero no podían confiarse, los problemas a veces parecían seguirlos a donde iban.
Llegaron por la mañana, antes de ir a trabajar, Gustabo incluso vestía su ropa de trabajo mientras que Horacio, quien cuidaba más su apariencia, vestía su saco blanco favorito, los acompañaba su amigo Segismundo.
Al llegar al lugar, se dirigieron a las puertas de comisaria, cuando Horacio lo sintió.
Sintió como su estómago se contrajo, como algo lo obligaba a girar la cabeza, sin saber el porqué, volteó a la izquierda, se detuvo de inmediato, y segundos después se acercó al uniformado.
De una moto bajó un oficial, quien se quitó el casco rápidamente, Horacio se detuvo frente a él, se quedó un momento observándolo detenidamente, era un hombre alto, muy alto en realidad, el uniforme parecía quedarle a la perfección, y su cabello era plateado, de un tono que a Horacio le parecía precioso.
El oficial levantó la vista cuando sintió que los hombres se acercaron a él, les dedico un asentimiento de cabeza a manera de saludo y les dio una mirada a cada uno, primero al hombre que iba de basurero, después al chico con suéter de colores llamativos, y al final al hombre de cresta y saco blanco, levanto la vista hacia sus ojos, y entonces ocurrió.
Una serie de imágenes pasaron por la cabeza de ambos, Viktor vio una iglesia, era la iglesia de la cuidad, en ella se encontraban tres hombres, a uno lo reconoció como su jefe, Jack Conway, el superintendente, el otro vestía de payaso, no sabía quién era, pero el tercero allí, el que vestía de negro lo reconoció al instante.
Era el hombre frente a él, la persona que acababa de conocer, Viktor sabía que significaba eso, su madre le había contado esas historias de pequeño, sobre que ocurría cuando conocías a tu alma gemela, en ese momento la iglesia estalló en un gran destello, y Volkov cerró los ojos.
Horacio por su parte vio una zona desierta, no había nadie ahí, en ese momento su hermano apareció a su lado, pero vestido de Pogo, ese ser en el que no se había trasformado en mucho tiempo, la razón por la habían tenido que cambiar de cuidad la última vez.
Por algún motivo que desconocía discutían, y un enmascarado saltó de repente frente a ellos, Horacio lo reconoció de inmediato como el oficial que acababa de conocer, entendió el significado de ese sueño despierto, era su alma gemela.
