Su departamento era pequeño pero cómodo, era lo único que podía permitirse con su apretado sueldo de alumno, su sueño era que algún día lo llamaran comisario Volkov.
Su cabello siempre perfecto lucia despeinado, y a su camisa gris favorita le faltaban algunos botones.
Entró a su habitación, arrastraba los pies,y se dejó caer boca abajo en la cómoda cama de sábanas grises, los acontecimientos de esa noche llegaron a su mente.
Se dió la vuelta y se tocó los labios, la noche había traído sorpresas inesperadas y tenía que contárselas a alguien.
Metió la mano en el bolsillo de su pantalón negro de vestir y sacó su teléfono móvil.
Después de intentar varias veces, al fin pudo dar con el número de su amigo, era un otro alumno del cnp y se habían vuelto cercanos los últimos meses.
El alcohol en su organismo lo hacía sentir ligero y alegre, presionó el botón de llamar y esperó.
No tuvo en consideración que eran casi las 4 de la mañana, ni que al día siguiente tenían trabajo.
Después de algunos segundo el teléfono fue descolgado y un cansado alumno Rodríguez atendió.
-Joder Volkov, más le vale que sea algo de vida o muerte, o el que va a estar muerto será usted... -El siempre amistoso Greco le respondió.
-Greco... fui a la fiesta.-Volkov hablaba con un tono tan tranquilo que hasta asustó un poco a su amigo.
El sueño se alejó de inmediato de el cuerpo de Rodríguez al escuchar aquello,la imagen del serio alumno en una fiesta ruidosa era demasiado.
-Pues cuéntame ¿Como te fue? -Preguntó curioso, Volkov ni siquiera notó que dejó de hablarle de usted.
Greco se sentó en la cama y se recargó contra la cabecera, el sueño se había ido, y tenía que escuchar la historia.
-Pues al inicio fue extraño, muy ruidosa y con demasiadas personas intentado acercarse, estuve a nada de irme de ese lugar, hasta que... lo vi.
Conocí a alguien Greco, a un chico, por Dios se veía hermoso en el centro de la pista, su cabello lucia en una cresta de un tono azul.
Tenía clips en ella, de esos que se ponen en el cabello, eran de colores y tenían forma de mariposas...
Se llama Horacio, y creo que me enamore de él en un solo día. -
Viktor se pasó la mano por la cara, los recuerdos se sentían tan frescos que incluso podía oler el perfume del chico en él, su amigo al otro lado del teléfono solo sonreía ampliamente.
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Viktor llegó a la fiesta tarde, había deseado con todas sus fuerzas no ir, pero al final no supo que lo impulsó a tomar sus llaves y partir.
Se estacionó frente a la amplia casa, por las ventanas se podía apreciar la multitud de personas en ella, hizo una mueca, él odiaba las multitudes ruidosas.
Con todo el pesar del mundo entró al lugar, la música resonaba fuerte por unos altavoces y los cuerpos sudorosos no faltaban.
Se acercó rápidamente a una mesa del lugar, no había vodka, por algún motivo eso no lo sorprendió, tomó un vaso y depositó lo que parecía ser whiskey en el.
Después de varios tragos, la bebida ya no sabía tan mal, se acercó a una esquina alejada de todo y se dedicó a observar la pista de baile.
Solo se encontraba en esa fiesta porque se lo había prometido a su amigo, de no ser así, él ya estaría dormido en su cómoda cama.