El salón estaba adornado con los colores típicos, por todos lados se podía apreciar los colores azul y rojo, colores de la policía.
Había muchísimas mesas del lado derecho del lugar, pero lo que más llamó la atención del inspector, fue la gran y luminosa pista de baile que se apreciaba del lado izquierdo.
Horacio no podía dejar de observar hacia todos lados, apretó fuertemente la mano de su novio, y se giró hacia el.
-Viktor, esto es de verdad hermoso... ¿Todos los años es así? -Preguntó de forma inocente.
El comisario no pudo evitar soltar un risita y dejó un pequeño beso en los labios de su pareja.
-La verdad es que no lo sé, es la primera vez que asisto a una de estas fiestas. -
Era cierto, a Viktor nunca le habían llamado la atención esos eventos, la fiesta anual del cnp no le importaba, hasta que se había enamorado.
Su novio de poco menos de un año, amaba bailar, reír y estar con sus amigos, no pudo negarse cuando con ojos de cachorrito, le pidió asistir.
Y ahí se encontraban, a las puertas del salón, tomados fuertemente de la mano, para nadie fue una sorpresa, todos tenían conocimiento de su relación.
Viktor con su traje en un tono gris, que combinaba a la perfección con su cabello, mientras que Horacio vestía uno color vino, era un tono preciso, que hacía notar su cresta de color blanco.
Unos gritos llamaron rápidamente su atención, y al notar a sus amigos, se acercaron rápidamente a una mesa.
Estaba reservada para los altos rangos del cnp, entonces en ella solo se encontraban, el superintendente Jack Conway con su clásico traje negro, el comisario Rodríguez que también vestía un traje del mismo tono, solo que se había quitado el saco, y Gustabo que llevaba un llamativo saco a cuadros.
-Pero bueno... miren a la pareja más poderosa de todos Los Santos -Exclamó Greco, soltando una risa, vaya que les tenía aprecio.
-Hola Greco, buenas noches a todos - Horacio y Viktor tomaron asiento entre Conway y Gustabo.
-Privet caballeros -Fue lo único que dijo Volkov, por fuera se veía serio y calmado, aunque su sonrisa no se borraba, amaba ver a su novio así de alegre.
Horacio no dejaba de mover sus pies debajo de la mesa, se moría por bailar, su vista pasaba de la pista de baile a su pareja.
-Coño, Volkov deja al niño ir a bailar, no lo tengas aquí a la fuerza. -Conway fumaba un cigarrillo, observaba fijamente a la pareja.
Él conocía de principio a fin toda su relación, había estado allí cuando inicio y sabía la realidad de su amor, verlos juntos era algo maravilloso, eran como sus hijos.
-Pero si yo no lo tengo aquí obligado, él es quien no me suelta. -El ruso levantó su brazo izquierdo y mostró a todos la unión de sus manos, Horacio solo soltó una sonora risa.
-Venga Horacio, vamos a bailar. -Gustabo se acercó de manera rápida hacia el inspector y lo tomó del hombro.
Volkov sonrió y lo animó a ir, su pareja era un amante del baile y deseaba que todos lo vieran,que supieran que ese excelente bailarín era solo suyo.
-Enseguida regreso. - Horacio dejó un tímido beso en los labios del ruso, y rápidamente tomó a su hermano del brazo y partieron rumbo a la pista de baile.
Lo observó bailar al ritmo de la música, a veces solo, a veces en compañía de su hermano y una cuántas veces en grupo.
Dejaba salir sus mejores pasos, algunos de ellos ni siquiera Viktor los conocía, sus miradas se cruzaban cada tanto y sus sonrisas sinceras delataban su amor.