Especial de Halloween Pt 6 ❤︎

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Viktor despertó cuando los rayos del sol le dieron directo en el rostro, inmediatamente notó la ausencia de Horacio a su lado.

Se sentó sobre la cama, y supo que algo no andaba bien, su corazón se lo decía, sobre la almohada de Horacio había una nota, al tomarla reconoció su delgada caligrafía.

"Viktor, el destino me llama, no quiero que pase lo que siempre sueño, no quiero que tú y Conway terminen heridos por mi culpa, voy a terminar con esto, de una vez por todas.
Se que será el final, no quiero que el mal me consuma, prefiero morir y que termine todo...

Estoy maldito Volkov, siempre lo supe, toda mi vida ha sido un eterno dolor, conocí la felicidad hasta hace poco tiempo.
Estos últimos días a tu lado son lo mejor que me ha pasado, gracias por hacerme sentir amando, se que me amas como yo a ti, pero tengo que partir, reunirme con mi hermano en algún lugar, y estar tranquilo al fin.

La voz en mi cabeza no calla, incluso ahora puedo verlo, el hombre de negro...
Desde que te conocí mis poderes han aumentado, y él quiere tenerlos, no lo voy a permitir, el mal no me va a usar, por eso prefiero morir.
Te amo Viktor, recuérdame por favor, no soportaría que me olvidaras..."

El ruso terminó de leer, y antes de cualquier cosa se puso de pie, se vistió rápidamente, tomó sus armas, sus fieles compañeras y partió de aquella cabaña, donde había vivido los mejores momentos de su vida.

Llegó a la mansión Conway después de un largo camino, ya era tarde, tocó a la puerta, y aquel caballero que siempre lucia inmaculado lo recibió, y la sorpresa se instaló en su rostro.

-Volkov ¿Que haces aquí? ¿Horacio esta bien? - Preguntó, siempre preocupado por el que era como su hijo, Viktor comprendió que  Conway tampoco sabía nada.

-Lo estoy buscando, pensé que podía estar aquí, en la noche se fue de la cabaña, no se donde puede estar, simplemente me dejó una nota y desapareció... - El ruso se dio la vuelta, no sabía dónde buscar, no tenía ninguna idea.

-¿Puedo verla? - Cuestión Conway, Viktor sacó la carta arrugada de su bolsillo y se la entregó, sin importarle que el hombre leyera la declaración de amor.

Jack la leyó dos veces, sin dejar pasar ningún detalle, no se sorprendió al enterarse de detalles de la relación de esos caballeros, no dudaba de los poderes de Horacio, y por algo había elegido a Viktor Volkov sobre los demás candidatos a ayudarlos con la misión.

-Si se va a suicidar se donde puede ser, en el mismo lugar donde lo hizo su madre... - Conway devolvió la nota, que Viktor guardó en su bolsillo.

-Andando, no podemos perder más tiempo, estoy seguro de que estará ahí... - Jack cerró la puerta de su domicilio y ambos se pusieron caminó hacia ese lugar.

Deseando no llegar tarde, casi implorando que estuviera bien, ninguno de los dos estaba preparado para perderlo.

Horacio había recorrido la cuidad todo el día, rememorado su vida, y ahora se encontraba en su último destino, el precipicio desde donde se había lanzado su madre muchos años atrás.

Se detuvo en el borde, el frío viento de la noche le daba en el rostro, se abrazó a sí mismo, su cabello estaba despeinado y sus ojos irritados a causa de las lágrimas qué había dejado salir durante todo el día.

Ya no quería sufrir más, estaba cansado, el amor repentino lo había ayudado, pero a pesar de saber que era correspondido, no quería arrastrarlo a su vida.

Tembló al sentir esa presencia de nuevo, estaba a unos metros de él, el hombre de negro, no dijo nada, solo lo observaba fijamente.

Horacio le devolvió la mirada, no le tenía miedo, pero temía por lo que él podría hacer si llegaba a aceptar su oferta, el irse con él.

De un automóvil bajaron los dos hombres más importantes de su vida, su padre Jack Conway y su alma gemela Viktor Volkov.

Viktor iba a correr hacia él, cuando la presencia a unos metros de Horacio lo hizo detenerse en seco, frenó de golpe y con su mano derecha detuvo a Conway, al tomarlo del brazo.

Ninguno dijo nada, fue como si estuviera congelados por el terror del momento, el de cresta los observó, antes de dar un paso más hacia atrás.

-No chicos, váyanse por favor, no quiero que los lastimen... - Horacio se detuvo justo en el borde de aquel lugar.

Una lágrima cayó por su mejilla y la voz ronca y aterradora resonó en el aire.

-Sabes que tienes que venir conmigo, es la única salida que tienes, o todos van a lamentarlo...
¿Harás lo mismo que tu madre? Ella tampoco quizo aceptar  su destino y prefirió morir. -El hombre de negro se acercó, dio unos pasos hacia él, y le extendió algo que parecía ser una mano.

-No Horacio, no hagas eso hijo, tenemos que encontrar otra solución, eres lo único que me quedas, no te quiero perder. - Gritó Conway,  la impotencia que sentía era el peor sentimiento que había experimentado nunca.

-No padre, ya es tarde... Estoy maldito, siempre lo he estado, nací maldecido, hago daño, y si me quedo la oscuridad me consumirá... - Horacio se giró, suspiró, y justo cuando iba a dar el paso, la voz de su amado lo detuvo.

-Entonces ambos lo estamos, yo también estoy maldito Horacio, y tú no eres la maldad, yo la conozco en carne propia, yo lo soy.

Te amo, te amo como nunca quise a nadie, y el secreto del que siempre me cuestionaste, la razón por la que desaparezco varias noches, es porque me transformo en algo.

Por eso no dude cuando me preguntaste sobre lo que no es de este mundo, yo pertenezco a eso, soy un hombre lobo...

He matado, he lastimado, y todos a mi alrededor siempre sufren por mi culpa, pero te amo, tardé demasiado para encontrarte, no te quiero perder... - Viktor se acercó, se detuvo a uno metros de Horacio, y también le tendió la mano.

-No tendremos mucho tiempo, no sé cuánto pueda resistir, sé que él nunca nos dejará en paz... - Respondió el de cresta, mientras observaba la figura oscura a unos metros de ellos.

-Horacio escúchame, eres mi mejor amigo, y el amor de mi vida, no sé cuánto tiempo nos quede, pero eso no me importa, quiero estar contigo.

El verte cada día, el sentirte cerca es suficiente para mi, para seguir peleando ¿Es suficiente para ti? - Viktor no terminó de hablar, cuando Horacio se acercó rápidamente y se lanzó a sus brazos.

-Lo es, claro que si, el amor es más fuerte que cualquier mal, cuando estamos juntos no soy débil, lo mantengo lejos, él me necesita a mi, no yo a él... - Horacio observó sobre el hombro de Viktor como aquel ser se desvanecía y juraba regresar.

Pero no importaba, nada de eso lo hacía, Horacio se alejó un poco y colocó sus manos sobre el rostro del ruso, quien hizo lo mismo, y limpió algunas lágrimas del rostro del de cresta.

Al tocarlo Horacio lo sintió, amor, fuerte y puro, nada de temor y nada de maldad, ninguno de ellos había deseado eso, solo les había tocado vivir así, lo aceptaban y lucharían.

Conway se acercó en ese momento y Horacio soltó a Viktor para abrazar a su padre, siguió observando al ruso sobre el hombro del mayor, él le sonrió y supo que todo iría bien.

Habían pasado ya varios años desde aquel primer encuentro, desde la pierna vez que Volkov y Horacio se conocieron en ese bar.

La vida los reunió por algún motivo, y después de vivir por tanto juntos, estaban lo más tranquilos que podían vivir.

La cabaña de Horacio fue el hogar perfecto, Viktor desaparecía algunas noches, pero Horacio conocía el motivo, al regresar siempre lo abrazaba y le decía que no era su culpa, además de ayudarlo con sus dones para no sentir tanta pena.

Se complementaban uno al otro, porque Viktor lo ayudaba cuando alguna pesadilla atormentaba al de cresta, aunque estas poco a poco fueron dejando de suceder, el ruso era su talismán para dejar de sentirse maldito.

No sabían cuánto tiempo tendrían, pero eso no les impedía ser felices, vivían un día a la vez, se amaban como si en cualquier momento uno de los dos fuera a desaparecer.

Porque así eran ellos, al final no estaban malditos si tenían la capacidad de amar, harían contar cada segundo de su existencia juntos, porque la vida era muy corta y el amor muy fuerte.

Fin 🤍

Au's Volkacio (Soft) 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora