El viento era frio, la nariz del chico se sentía entumecida a causa del mismo, las lágrimas caían lentamente, se encontraba en el puente más efectivo para suicidarte, o eso había leído en internet.
El Golden Gate en Estados Unidos, había ido ahí decidido a terminar con su vida, no podía más, todos los días se sentía cansado, no tenía padres, su hermano tenía su propia vida y además las personas que amaba no lo amaban.
Temblaba, no sabía si a causa del frio o por lo que iba a realizar, en su mano derecha tenía una grabadora, la encendió dispuesto a dejar su último mensaje.
Pasó su mano derecha por su cabello, corto y oscuro, observó el bello panorama que tenía ante sus ojos, la cuidad era hermosa, la nieve lo cubría todo, Horacio pensó que en otra situación lo habría adorado.
-Bueno, esto es por si a alguien algún día le interesa escucharlo, el motivo por el cual la vida de Horacio Pérez terminó, no me siento feliz, no me siento amado, nadie me necesita y sé que estoy de más...-Se limpió la cara con la manga de su chaqueta antes de continuar.
-Solo quiero decirle a mi hermano que lo amo mucho, que piense en mí, pero no demasiado, no quiero qué su vida se vea oscurecida por mi culpa, también sepan qué... –
-Excuse me, can you take a picture of us? (Disculpe, puede tomarnos una foto?)-Una voz desconocida le habló en otro idioma, tenía un fuerte acento, recordándole que no se encontraba en su país.
Horacio se sobresaltó y casi dejo caer la grabadora al suelo, se arrodilló rápidamente, ni siquiera se había dado cuenta de que había alguien más ahí, la voz del desconocido lo había asustado.
Tomó aire varias veces, antes de ponerse de pie y tomar la cámara de la mano del desconocido, al hacerlo sus manos se rozaron, las manos del extraño estaban cubiertas por unos guantes de cuero negros, pero, aun así, la electricidad que cruzó entre ambos no pasó desapercibida.
Horacio levantó la mirada, lo observó detenidamente unos segundos, era alto, muy alto, su piel se veía tan blanca que, hacia resaltar su tono de cabello, que era de un gris casi plateado, no pudo ver sus ojos porque portaba unas gafas de sol, el desconocido le entregó la cámara, le sonrió y se dio la vuelta.
Avanzó unos pasos y se posicionó al lado de una chica, que no veía para nada bien a Horacio, no le gustaba la manera en que el chico de cabello oscuro miraba a su prometido.
Horacio le dio una última mirada al desconocido, quien se la devolvió interesado, después susurró.
-Podrías conseguir algo mejor, eres mi tipo... - Lo dijo en voz baja y en su idioma natal, seguro de que el extranjero no lo entendería, pero el hombre de cabello plateado lo había escuchado, le sonrió a manera de respuesta.
Encontró el angulo perfecto y tomó la foto a la pareja, con la cuidad de fondo, se acercó hacia ellos y le devolvió la cámara al desconocido.
-They're a beautiful couple (Son una pareja hermosa) – Le habló en inglés y entregó la cámara, la electricidad corrió de nuevo entre ambos, pero Horacio la ignoro, se dio la vuelta, tomó su mochila del suelo y regresó a su hotel.
Al final no había logrado realizar su plan, pero no importaba, ya tendría más tiempo.
Viktor Volkov se encontraba en Estados Unidos por estudios, había conseguido una beca y pudo viajar unos cuantos meses a San Francisco.
Sus cursos sobre policía y sociología criminal
le encantaban, sus compañeros eran buenas personas y la vida en general estaba bien, a excepción de que regresando a Los Santos tendría que trabajar de por vida en comisaria.
