Caminé por los pasillos desiertos ya que las clases habían empezado hace diez minutos. Encontré mi locker y saqué los libros de mi primera clase, Lengua, buah que horror.
Llegué al aula y abrí la puerta sin llamar, el profesor se me quedó viendo con cara de asesino pero a mí poco me importó.
-Señorita, sus padres no le enseñaron a llamar antes de entrar- maldito viejo amargado quien se cree para hablar de mis padres.
- No, pero en cambio me enseñaron a partirle la cara a los imbéciles- en parte era cierto ya que por culpa de mis padres empecé a boxear.
- Veo que es nueva, por favor entre y preséntese, no tengo todo el tiempo- dijo un poco fastidiado ignorando que le había llamado imbécil.
- Pues no veo la necesidad de presentarme ya que no hablaré con ninguno, el que me quiera conocer que me busque- y dicho esto dejé al profesor con la palabra en la boca y me fui a sentar en la última fila, sola.
La clase fue aburrida, muuuuyyyy aburrida y yo muuueertaaa de hambre, por Dios este viejo es insoportable y como siga hablando me levanto y voy a la cafetería a comer algo, me importa poco si puedo o no, YO TENGO HAMBRE, y yo hambrienta soy un peligro.
FINALMENTE, sonó la puta campana dando inicio a la hora del almuerzo. Recogí mis cosas y salí hacia la cafetería casi volando. Nada más abrir la puerta se hizo un silencio sepulcral, todos me miraban, pero como yo no tenía ni la paciencia ni el humor para hacer que dejaran de hacerlo, simplemente los ignore y fui a comprar mi almuerzo, en la sala solo se oían mis pasos, nadie se movía, nadie hablaba y a mi no podía importarme menos.
Compré mi almuerzo que consistía en una hamburguesa con queso, papas fritas, una pastel de chocolate, una ensalada de frutas y una coca-cola, ya os dije que me alimento como un cerdito.
Tomé mi preciada comida y me fui a una mesa que estaba vacía y alejada de todos. Me puse mis audífonos y comencé a comer, en mi mente solo estaba un nombre, Christian, inconscientemente lleve mi mano al tatuaje de mi cintura oculto por mi ropa, y sentí una tristeza enorme, decidí concentrarme en otras cosas porque no quería llorar aquí, yo no lloro nunca, pero el único tema que me saca las lágrimas es Christian, y si se preguntan quién es él, es mi hijo, pero no tengo ganas de contar esa historia, así que se aguantan y me dejan comer en paz.
Hacía un rato todos había vuelto a lo suyo, menos mal. De pronto volvió el silencio y cuando miré era porque habían entrado dos chicos y una chica que tenían toda la pinta de ser los chicos malos de la escuela, yo los ignoré y seguí comiendo mi pastel de chocolate que estaba de muerte.
Cuando me di cuenta los tres idiotas estaban en mi mesa y me fulminaban con la mirada, y yo como la persona tranquila y paciente que soy, nótese mi sarcasmo, seguí en lo mío, sentí que me sacaban los audífonos de un tirón y decidí ver qué coño querían para que me dejaran en paz de una puñetera vez.
- Estás en nuestra mesa- dijo la chica- sal ahora si no quieres que te saque yo.
- En primera a mí nadie me amenaza y en segunda yo llegue primero así que vayan a joder a otro sitio- le respondí cortante, a estas alturas el silencio se mantenía y solo se escuchaba nuestra "conversación", todos estaban pendientes de lo que decíamos, chismosos sin vida.
- Mira niñata no sé quién te crees que eres pero sal de aquí de una puñetera vez o saldrás en una camilla de una ambulancia- siguió diciendo la pelivioleta.
- ¿Ves que me importe?, mueve tus piernas y busca otra mesa- dije, pero ella decidió que sería por las malas ya que hizo algo que no debía, tiro mi comida al suelo, Y CON MI COMIDA NADIE SE METE.
- No te creas importante solo porque tus papis no te toman en cuenta, ¿Ven chicos? Sólo es una niña mimada que se hace pasar por mala para llamar la atención- dijo la muy tonta y mi autocontrol se fue al carajo - ¿Qué acaso eres sorda te dije que te levantarás?- dijo y mi sangre comenzó a hervir y yo me preocupé por ella no por mi.
Mi puño impactó contra la mesa haciendo eco en la cafetería los miré con todo el veneno que fui capaz y ellos retrocedieron.
Lucas siempre me dijo que mi mirada asustaba más que mis golpes.
- Está es mi puta mesa ahora ¡Y NO ME IRÉ SOLO PORQUE UNA NIÑATA DE CUARTA CON COMPLEJOS DE MALA Y SUS PERROS FALDEROS ME LO DICEN ASI QUE SACA TU CULO DE MI VISTA Y VETE A LA MIERDA!- lo último lo grité y vi miedo pasar por sus ojos.
Levantó su puño con la intención de estrellarlo en mi cara pero no lo logró, en cambio tomé su muñeca y la apreté con fuerza hasta que que sentí que los huesos crujían.
-AAAAAHHHHHHH, SUELTAME MALDITA LOCAAAAAAA- gritó desesperada, la solté y los chicos se la llevaron prácticamente llorando.
Yo ignoré las miradas de terror que me lanzaban los otros que estaba en la cafetería y continúe mi ensalada de frutas que afortunadamente no cayó al piso. Cuando terminé fui a la siguiente clase como si no hubiera pasado nada.
Las clases terminaron sin ningún otro contratiempo y decidí ir a la tienda de tatuajes a por el empleo.
La tienda tenía un gran cartel encima de la puerta con luces de neón que decía Brandon's Tattoos, entre y me recibió un chico lleno de tatuajes, piercings y rastas.
- Hola preciosa, ¿te ayudo en algo?- me dijo.
- Si, vengo por el puesto de tatuador, me interesa- le respondí.
- Por supuesto, me llamo Nicolás, sígueme- me llevó a una puerta y la abrió luego de llamar y escuchar un "pase"- Hey Brandon está chica viene por el puesto.
- Claro, ¿como te llamas, lindura?- me dijo Brandon, era un tipo que rondaba los treinta, rubio, ojos oscuros y un poco delgado, lleno de tatuajes y un piercing en la ceja y otro en la lengua.
- Me llamo Deborah - le contesté seria, no por ser mal educada es solo que sonreír no se me da muy bien.
- Pues encantado Deborah, soy Brandon, el dueño del local, lindos tatuajes por cierto- me dijo sonriendo.
- Gracias - contesté.
- Sígueme, te haré una prueba y veremos si tienes o no el puesto,¿haz trabajado como tatuadora antes?- preguntó
- No he trabajado pero si he hecho varios tatuajes, y dibujo muy bien- le respondí y vi que sonreía de nuevo.
- Pues tenemos una clienta que quiere un tatuaje, y tú se lo harás, ¿De acuerdo?- preguntó
-Por supuesto- me llevaron a un pequeño salón en el que había una camilla, una lámpara y una mesa con pinturas, agujas y muchos instrumentos para hacer tatuajes.
La señora quería dos rosas con espinas en la pierna izquierda. Le gustó mucho, me pagaron y me contrataron, me dieron el horario que sería después de clases, me despedí y me fui a mi apartamento.
——————————————————
DEBORAH en multimedia, en realidad le faltan algunos rasgos, por ejemplo, en el muslo derecho tiene tatuajes, tiene un abdomen plano y definido y un piercing en la nariz en forma de aro y otro en el ombligo.
ESTÁS LEYENDO
Ángeles Del Ring
Teen FictionCon un cuerpo de infarto, una sonrisa que ilumina hasta el más oscuro corazón, un cabello negro azabache y unos ojos azules, tan azules que te pierdes en su mirada, todo esto acompaña a la hermosa Deborah Miller. Tal vez pienses que es un ángel caíd...